Más de 3600 millones de personas, casi la mitad de la población mundial, no cuentan con acceso a instalaciones sanitarias seguras e higiénicas. En nuestro país, se estima que más de seis millones de personas carecen de un baño, esto es, el 15% de la población.
No se trata simplemente de una cuestión de comodidad. La cantidad de enfermedades y problemas asociados es demasiado impactante para pasarlas por alto. El lavado de manos o la ducha diaria permiten prevenir muchas enfermedades. Cada año, en nuestro país se presentan más de un millón de casos de diarrea aguda, una de las principales causas de muerte en menores de cinco años, ligadas a aguas contaminadas o higiene inadecuada.
Por fuera de lo estadístico, la indignidad de carecer de un baño se vincula con la seguridad de las personas, volviéndolas más vulnerables no solo a problemas de salud, sino a abusos, condicionando sus posibilidades de estudiar y trabajar por mayor número de infecciones y parasitosis, impidiéndoles alcanzar niveles mínimos de bienestar.
La inversión en saneamiento es enormemente efectiva: por cada dólar invertido se ahorran 5 dólares en costos médicos y se aumenta la productividad. Un grupo de amigos con vocación social decidió poner su profesión al servicio de las familias más vulnerables. Así nació la ONG Módulo Sanitario, para dar respuesta a una situación tan inconcebible como repetida. Desde sus inicios, en 2015, lleva construidos unos 2000 baños en 10 provincias, con más de 9000 personas beneficiadas. El modelo desarrollado es “sencillo, económico y rápido de construir”. Se puede levantar en apenas 2 días de trabajo de los voluntarios que tantas veces solo disponen del fin de semana. Incluyen inodoro, bacha, calefón eléctrico y ducha. En la gran mayoría de los lugares en los que trabajan no hay red cloacal por lo que también deben realizar un pozo ciego.
No basta con construir un baño para una familia, que será seleccionada unos cinco meses antes para conocer dónde vive, con prioridad para aquellas con más niños, con desafíos laborales o discapacidades. El valioso objetivo incluye también trabajar de la mano con ellas, que deben aportar alrededor del 10% del valor del baño de forma tal de asegurar su compromiso y cuidado. Por otra parte, se las capacita en temas de higiene.
Los testimonios en la web son conmovedores. En contextos vulnerables, muchas veces hostiles, el sostén y apoyo de la comunidad se agiganta. Sin las contribuciones de voluntarios, empresas y personas nada de esto sería posible. Calcular cuántos años de trabajo serán necesarios para lograr que cada familia argentina que hoy se siente olvidada, porque lo está, pueda acceder a un baño debería desanimar a cualquiera. Sin embargo, Módulo Sanitario redobla los esfuerzos y apela a que otros también decidan replicar su trabajo. Son vectores de transformación. Celebramos con ellos sus primeros 10 años y su valiosa ayuda.
Más de 3600 millones de personas, casi la mitad de la población mundial, no cuentan con acceso a instalaciones sanitarias seguras e higiénicas. En nuestro país, se estima que más de seis millones de personas carecen de un baño, esto es, el 15% de la población.
No se trata simplemente de una cuestión de comodidad. La cantidad de enfermedades y problemas asociados es demasiado impactante para pasarlas por alto. El lavado de manos o la ducha diaria permiten prevenir muchas enfermedades. Cada año, en nuestro país se presentan más de un millón de casos de diarrea aguda, una de las principales causas de muerte en menores de cinco años, ligadas a aguas contaminadas o higiene inadecuada.
Por fuera de lo estadístico, la indignidad de carecer de un baño se vincula con la seguridad de las personas, volviéndolas más vulnerables no solo a problemas de salud, sino a abusos, condicionando sus posibilidades de estudiar y trabajar por mayor número de infecciones y parasitosis, impidiéndoles alcanzar niveles mínimos de bienestar.
La inversión en saneamiento es enormemente efectiva: por cada dólar invertido se ahorran 5 dólares en costos médicos y se aumenta la productividad. Un grupo de amigos con vocación social decidió poner su profesión al servicio de las familias más vulnerables. Así nació la ONG Módulo Sanitario, para dar respuesta a una situación tan inconcebible como repetida. Desde sus inicios, en 2015, lleva construidos unos 2000 baños en 10 provincias, con más de 9000 personas beneficiadas. El modelo desarrollado es “sencillo, económico y rápido de construir”. Se puede levantar en apenas 2 días de trabajo de los voluntarios que tantas veces solo disponen del fin de semana. Incluyen inodoro, bacha, calefón eléctrico y ducha. En la gran mayoría de los lugares en los que trabajan no hay red cloacal por lo que también deben realizar un pozo ciego.
No basta con construir un baño para una familia, que será seleccionada unos cinco meses antes para conocer dónde vive, con prioridad para aquellas con más niños, con desafíos laborales o discapacidades. El valioso objetivo incluye también trabajar de la mano con ellas, que deben aportar alrededor del 10% del valor del baño de forma tal de asegurar su compromiso y cuidado. Por otra parte, se las capacita en temas de higiene.
Los testimonios en la web son conmovedores. En contextos vulnerables, muchas veces hostiles, el sostén y apoyo de la comunidad se agiganta. Sin las contribuciones de voluntarios, empresas y personas nada de esto sería posible. Calcular cuántos años de trabajo serán necesarios para lograr que cada familia argentina que hoy se siente olvidada, porque lo está, pueda acceder a un baño debería desanimar a cualquiera. Sin embargo, Módulo Sanitario redobla los esfuerzos y apela a que otros también decidan replicar su trabajo. Son vectores de transformación. Celebramos con ellos sus primeros 10 años y su valiosa ayuda.
Más de 3600 millones de personas, casi la mitad de la población mundial, no cuentan con acceso a instalaciones sanitarias seguras e higiénicas. En nuestro país, se estima que más de seis millones de personas carecen de un baño, esto es, el 15% de la población. No se trata simplemente de una cuestión de comodidad. La cantidad de enfermedades y problemas asociados es demasiado impactante para pasarlas por alto. El lavado de manos o la ducha diaria permiten prevenir muchas enfermedades. Cada año, en nuestro país se presentan más de un millón de casos de diarrea aguda, una de las principales causas de muerte en menores de cinco años, ligadas a aguas contaminadas o higiene inadecuada. Por fuera de lo estadístico, la indignidad de carecer de un baño se vincula con la seguridad de las personas, volviéndolas más vulnerables no solo a problemas de salud, sino a abusos, condicionando sus posibilidades de estudiar y trabajar por mayor número de infecciones y parasitosis, impidiéndoles alcanzar niveles mínimos de bienestar. La inversión en saneamiento es enormemente efectiva: por cada dólar invertido se ahorran 5 dólares en costos médicos y se aumenta la productividad. Un grupo de amigos con vocación social decidió poner su profesión al servicio de las familias más vulnerables. Así nació la ONG Módulo Sanitario, para dar respuesta a una situación tan inconcebible como repetida. Desde sus inicios, en 2015, lleva construidos unos 2000 baños en 10 provincias, con más de 9000 personas beneficiadas. El modelo desarrollado es “sencillo, económico y rápido de construir”. Se puede levantar en apenas 2 días de trabajo de los voluntarios que tantas veces solo disponen del fin de semana. Incluyen inodoro, bacha, calefón eléctrico y ducha. En la gran mayoría de los lugares en los que trabajan no hay red cloacal por lo que también deben realizar un pozo ciego. No basta con construir un baño para una familia, que será seleccionada unos cinco meses antes para conocer dónde vive, con prioridad para aquellas con más niños, con desafíos laborales o discapacidades. El valioso objetivo incluye también trabajar de la mano con ellas, que deben aportar alrededor del 10% del valor del baño de forma tal de asegurar su compromiso y cuidado. Por otra parte, se las capacita en temas de higiene.Los testimonios en la web son conmovedores. En contextos vulnerables, muchas veces hostiles, el sostén y apoyo de la comunidad se agiganta. Sin las contribuciones de voluntarios, empresas y personas nada de esto sería posible. Calcular cuántos años de trabajo serán necesarios para lograr que cada familia argentina que hoy se siente olvidada, porque lo está, pueda acceder a un baño debería desanimar a cualquiera. Sin embargo, Módulo Sanitario redobla los esfuerzos y apela a que otros también decidan replicar su trabajo. Son vectores de transformación. Celebramos con ellos sus primeros 10 años y su valiosa ayuda. Read More