La situación de Boca, antes de terminar julio, es más que inquietante. En apenas siete meses, al Xeneize se le acumularon los objetivos no cumplidos: fue eliminado en la segunda fase previa de la Copa Libertadores, sin llegar siquiera a la etapa de grupos; le dijo adiós al torneo Apertura en los cuartos de final; pasó por el Mundial de Clubes sin ganar ni uno de los tres partidos, y en la noche del martes se despidió de la Copa Argentina en los 16avos de final, en forma demasiado prematura, con un doloroso tropiezo por 2-1 ante Atlético Tucumán en Santiago del Estero.
Demasiadas frustraciones en tan poco tiempo le dejaron a Boca un camino largo y muy estrecho para los últimos objetivos que le quedan en 2025: conquistar el torneo Clausura y obtener la clasificación a la Copa Libertadores del año próximo. Una meta que, hoy, asoma muy lejos. A Boca le quedan al menos 14 partidos por delante, y en ese tramo se jugará las últimas fichas para tratar de evitar otro año en blanco, como le pasó en 2024. La última celebración fue hace casi 29 meses, aquella Supercopa Argentina ante Patronato, en marzo de 2023.
Para llegar a la Libertadores 2026, la primera opción es ser campeón del Clausura, lo que significa que debería ganar cuatro duelos directos, desde octavos hasta la final. Una materia que este Boca adeuda con creces: la última serie superada de manera convincente -ganando al menos un partido- fue ante Racing, en los cuartos de final de la Libertadores 2020.
Este año, en la Bombonera, no pudo con Alianza Lima en la primera llave que tuvo en la Libertadores; en el Apertura, sufrió hasta los penales para pasar como local a Lanús y luego perdió con Independiente; en la Copa Argentina, luego de aquel lejano éxito sobre el modesto Argentino de Monte Maíz en enero, sucumbió en el primer cruce con cierta complicación. Con un poco de orden y bastante efectividad, Atlético Tucumán le sumó otro palote en la tabla de frustraciones.
El Plan B sería entrar a la Libertadores 2026 por la tabla anual, una misión que también lo obligaría a sumar muchos puntos en las 14 fechas que quedan por delante. Hoy, Boca está tercero, con 35 puntos, debajo de Rosario Central (39) y River (37); el primer clasificado a la Copa del año próximo es Platense, el campeón del Apertura, que ni siquiera aparece en el Top 10 de la anual. Al acecho, detrás del Xeneize, están Argentinos Juniors (34), Racing y San Lorenzo (31), Independiente, Tigre e Independiente Rivadavia (30). A algunos los enfrentará de manera directa, como la Academia, los mendocinos, Central y River. Vale destacar que los cruces de playoffs no suman para la tabla anual, sólo los puntos obtenidos durante la etapa regular del Clausura. Puede abrirse alguna puerta más si alguno de los mencionados, como Central o River, obtienen el pasaje copero por otra vía (torneo Clausura, Copa Argentina o Libertadores).
Toda esa ecuación asoma más compleja cuando queda expuesto que Boca lleva diez partidos sin ganar, igualadas ya las dos peores rachas de su historia, en el campeonato de primera división de 1957 y en 2021, con una serie negativa que dinamitó el segundo ciclo de Russo en el club. Ahora, el último éxito, todavía con Fernando Gago como DT, fue el 19 de abril pasado, frente a Estudiantes (2-0). Luego, una caída en el superclásico ante River (1-2) inició una debacle de la cual aún no encuentra salida, con 6 empates y 4 caídas. Si el domingo próximo no le gana a Huracán en el Palacio Ducó, establecerá un nuevo e histórico récord negativo. En la fecha siguiente, el 10 de agosto, recibirá a Racing: ese clásico, en medio de un clima de crisis, puede convertir la Bombonera en un polvorín.
En su tercer ciclo en Boca, Miguel Ángel Russo todavía no ganó, con cuatro empates y dos derrotas desde que tomó el cargo. El DT, luego de la eliminación ante el Decano, se quedó un buen rato en el banco de suplentes del estadio Madre de Ciudades. Luego, en conferencia de prensa, culpó al árbitro Hernán Mastrángelo por no sancionar una presunta infracción en el primer gol tucumano: “El primer gol es foul sobre Paredes. A Paredes lo tiran, pero el referí estaba al lado y no cobró nada. Esas son las cosas que después te cuestan”.
Lejos de ensayar una autocrítica, Russo evaluó: “Hay cosas que fueron muy buenas. El equipo manejó el partido, lo buscó, en los últimos 15 minutos del primer tiempo generamos muchas situaciones. A mí el equipo me gustó, tuvo movilidad, tuvo juego por fuera, hubo muchas cosas buenas. Habrá que seguir buscando y tener la tranquilidad necesaria. Lo de hoy fue un golpe duro, pero el equipo hizo cosas para ganar el partido. Nos faltó convertir, nada más. Perdimos porque el referí no vio un foul muy fuerte a Paredes”.
Dentro de un contexto crítico, Russo movió de nuevo el equipo. Incluyó a Fabra, que no jugaba desde febrero (“hablamos mucho y está bien, jugó un buen partido y tiene que seguir creciendo”), volvió a ubicar a Battaglia como central para incluir como titular a Paredes, y a Merentiel detrás de Cavani. Cuando fue consultado por la exclusión de Carlos Palacios, fue directo: “De eso no voy a hablar”. ¿Más refuerzos? Russo, al menos ante la prensa, entiende que no hacen falta. “Boca tiene un buen plantel. No se dan algunos resultados, pero hay que buscarle la vuelta. Nos tocó jugar muy seguido, y ahora tenemos que prepararnos para jugar contra Huracán”.
Lo mejor del partido
La situación de Boca, antes de terminar julio, es más que inquietante. En apenas siete meses, al Xeneize se le acumularon los objetivos no cumplidos: fue eliminado en la segunda fase previa de la Copa Libertadores, sin llegar siquiera a la etapa de grupos; le dijo adiós al torneo Apertura en los cuartos de final; pasó por el Mundial de Clubes sin ganar ni uno de los tres partidos, y en la noche del martes se despidió de la Copa Argentina en los 16avos de final, en forma demasiado prematura, con un doloroso tropiezo por 2-1 ante Atlético Tucumán en Santiago del Estero.
Demasiadas frustraciones en tan poco tiempo le dejaron a Boca un camino largo y muy estrecho para los últimos objetivos que le quedan en 2025: conquistar el torneo Clausura y obtener la clasificación a la Copa Libertadores del año próximo. Una meta que, hoy, asoma muy lejos. A Boca le quedan al menos 14 partidos por delante, y en ese tramo se jugará las últimas fichas para tratar de evitar otro año en blanco, como le pasó en 2024. La última celebración fue hace casi 29 meses, aquella Supercopa Argentina ante Patronato, en marzo de 2023.
Para llegar a la Libertadores 2026, la primera opción es ser campeón del Clausura, lo que significa que debería ganar cuatro duelos directos, desde octavos hasta la final. Una materia que este Boca adeuda con creces: la última serie superada de manera convincente -ganando al menos un partido- fue ante Racing, en los cuartos de final de la Libertadores 2020.
Este año, en la Bombonera, no pudo con Alianza Lima en la primera llave que tuvo en la Libertadores; en el Apertura, sufrió hasta los penales para pasar como local a Lanús y luego perdió con Independiente; en la Copa Argentina, luego de aquel lejano éxito sobre el modesto Argentino de Monte Maíz en enero, sucumbió en el primer cruce con cierta complicación. Con un poco de orden y bastante efectividad, Atlético Tucumán le sumó otro palote en la tabla de frustraciones.
El Plan B sería entrar a la Libertadores 2026 por la tabla anual, una misión que también lo obligaría a sumar muchos puntos en las 14 fechas que quedan por delante. Hoy, Boca está tercero, con 35 puntos, debajo de Rosario Central (39) y River (37); el primer clasificado a la Copa del año próximo es Platense, el campeón del Apertura, que ni siquiera aparece en el Top 10 de la anual. Al acecho, detrás del Xeneize, están Argentinos Juniors (34), Racing y San Lorenzo (31), Independiente, Tigre e Independiente Rivadavia (30). A algunos los enfrentará de manera directa, como la Academia, los mendocinos, Central y River. Vale destacar que los cruces de playoffs no suman para la tabla anual, sólo los puntos obtenidos durante la etapa regular del Clausura. Puede abrirse alguna puerta más si alguno de los mencionados, como Central o River, obtienen el pasaje copero por otra vía (torneo Clausura, Copa Argentina o Libertadores).
Toda esa ecuación asoma más compleja cuando queda expuesto que Boca lleva diez partidos sin ganar, igualadas ya las dos peores rachas de su historia, en el campeonato de primera división de 1957 y en 2021, con una serie negativa que dinamitó el segundo ciclo de Russo en el club. Ahora, el último éxito, todavía con Fernando Gago como DT, fue el 19 de abril pasado, frente a Estudiantes (2-0). Luego, una caída en el superclásico ante River (1-2) inició una debacle de la cual aún no encuentra salida, con 6 empates y 4 caídas. Si el domingo próximo no le gana a Huracán en el Palacio Ducó, establecerá un nuevo e histórico récord negativo. En la fecha siguiente, el 10 de agosto, recibirá a Racing: ese clásico, en medio de un clima de crisis, puede convertir la Bombonera en un polvorín.
En su tercer ciclo en Boca, Miguel Ángel Russo todavía no ganó, con cuatro empates y dos derrotas desde que tomó el cargo. El DT, luego de la eliminación ante el Decano, se quedó un buen rato en el banco de suplentes del estadio Madre de Ciudades. Luego, en conferencia de prensa, culpó al árbitro Hernán Mastrángelo por no sancionar una presunta infracción en el primer gol tucumano: “El primer gol es foul sobre Paredes. A Paredes lo tiran, pero el referí estaba al lado y no cobró nada. Esas son las cosas que después te cuestan”.
Lejos de ensayar una autocrítica, Russo evaluó: “Hay cosas que fueron muy buenas. El equipo manejó el partido, lo buscó, en los últimos 15 minutos del primer tiempo generamos muchas situaciones. A mí el equipo me gustó, tuvo movilidad, tuvo juego por fuera, hubo muchas cosas buenas. Habrá que seguir buscando y tener la tranquilidad necesaria. Lo de hoy fue un golpe duro, pero el equipo hizo cosas para ganar el partido. Nos faltó convertir, nada más. Perdimos porque el referí no vio un foul muy fuerte a Paredes”.
Dentro de un contexto crítico, Russo movió de nuevo el equipo. Incluyó a Fabra, que no jugaba desde febrero (“hablamos mucho y está bien, jugó un buen partido y tiene que seguir creciendo”), volvió a ubicar a Battaglia como central para incluir como titular a Paredes, y a Merentiel detrás de Cavani. Cuando fue consultado por la exclusión de Carlos Palacios, fue directo: “De eso no voy a hablar”. ¿Más refuerzos? Russo, al menos ante la prensa, entiende que no hacen falta. “Boca tiene un buen plantel. No se dan algunos resultados, pero hay que buscarle la vuelta. Nos tocó jugar muy seguido, y ahora tenemos que prepararnos para jugar contra Huracán”.
Lo mejor del partido
El Xeneize igualó la peor racha de su historia y tiene un solo torneo por jugar hasta fin de año Read More