Aarón Palomino nació en una familia de artistas. Su papá es el actor Juan Palomino; su mamá, Sabrina Kirzner, exdirectora de casting que durante muchos años trabajó en Polka y uno de sus tíos es Adrián Suar. Abuelos, primos… la mayor parte de su familia está ligada al mundo del espectáculo. “Casi que no me quedaba otra que seguir este camino”, dispara el joven de 25 años entre risas.
El actor se luce en el film de su tío Suar, Mazel Tov, que pasó por los cines y ya puede verse en Disney+. Y mientras sueña con más oportunidades, sigue formándose en la escuela de Fabián Vena. En diálogo con LA NACION, Palomino habla de su vínculo con su familia, cuenta cómo es trabajar con ellos y por qué no acepta privilegios.
–Empezaste de muy chiquito…
–Hice un par de cositas en Guapas y Alguien que me quiera, pero era un nene todavía y fue un juego. En el año 2019 estuve en ATAV (Tierra de amor y venganza), ya era más grande y sabía lo que quería. Después hice La 1-5-18 y Dos 20, con Fabián Vena y Alberto Ajaka y fue un unitario buenísimo. Y Buenos chicos. Hace unos años tuve mi primera experiencia en teatro cuando fui cover en Votemos, la obra de teatro que protagonizaban Carlos Portaluppi y Gustavo Garzón. Reemplacé en tres funciones a mi primo Toto Kirzner y fue increíble la experiencia. En el colegio hice obras, pero en realidad esa fue mi primera vez. Tenía muchos nervios porque no es fácil entrar a un elenco que ya está consolidado y formaban un buen equipo. Hay que estar al nivel de ellos, y la verdad que me sentí súper cómodo.
–¿Un cover va todas las noches al teatro?
-Claro, yo reemplazaba a dos personajes en Votemos y tenía que ir porque en cualquier momento podía pasar algo. Si un actor llega tarde, la función no se puede retrasar. Tenía que estar pendiente, de miércoles a domingos y en todas las funciones. Y la verdad me entusiasmó la experiencia. Quiero más (risas). Me quedé con ganas.
–También hiciste un cortometraje con tu papá, ¿cómo fue compartir escenas con él?
–Fue una muy linda experiencia. Tuvimos varias escenas con papá en La misma mirada y disfrutamos un montón. El día del ensayo estaba muy nervioso, pero no estaba viendo a mi papá, sino en modo profesional, porque me dije: “Separemos las cosas, estoy con Juan Palomino”; e intenté ser lo más profesional posible. Y cuando filmamos los nervios desaparecieron, me solté y estaba tan relajado y tranquilo que pude disfrutarlo y quedó buenísimo. Creo que a mi papá le gustó, porque me felicitó.
–Y en Mazel Tov hiciste de hijo de tu tío, que además es el director…
–Si, fue gracioso eso. A finales de 2023 me llegó el casting.
-¿Entraste por casting?
–Si, obvio. Siempre hago casting.
–Nada viene regalado…
–Y me parece bien. Ni mi tío sabía que me habían convocado para el casting. Así que preparé una escena, hice dos versiones y las mandé. Después hice otro casting y el tercero fue por zoom. Fue una experiencia increíble, con actores increíbles. Y en la película, casi todas las escenas fueron con mi tío. Me divertí mucho y aprendí un montón. Debo confesar que tuve miedos y tenía una presión tremenda, pero me sentí súper cómodo. Y hacerlo con Adrián fue buenísimo porque es buen director. Nunca lo había visto en esa faceta y me encantó.
–¿Trabajar en familia es una presión?
-Sí, estuvo esa presión, pero nos conocemos y hay confianza. Y en ese momento no éramos familia sino un director y un actor. Había que separar esas dos cosas porque estábamos trabajando.
–¿Y en los cortes te daba consejos como tío?
–Sí, o como director (risas). Yo pido consejos y tomo todo lo que me dicen. Soy muy autoexigente y autocrítico, y pregunto y consulto. Estoy abierto a que me corrijan porque así se aprende. Le consulto mucho a mi papá, a mi mamá, a mi hermana Sofía, que también es actriz.
–¿También le pedís consejos a tu mamá que durante años fue directora de casting de Polka?
–Si, claro. Le pido consejos y también me ayuda con escenas. A los dos siempre les pido que me den una mano.
–En una familia de artistas, ¿pensaste en hacer otra cosa?
–No, nunca dije que quería dedicarme a otra cosa que no fuera esto. Desde que tengo uso de razón estoy en un set de grabación o en un escenario, acompañando en mi papá en las giras o a mi mamá a los castings o grabaciones. Mi hermana mayor es actriz, mi hermana menor, que vive en Río de Janeiro, estudia cine; mi prima Juana (hija de Paul Kizner) canta y creo que es la única que sacó el talento de nuestro abuelo Leibele Schwartz, que cantaba en los templos judíos. Y su hermano Joaco trabaja en producción. Era difícil que no me decidiera por este medio. En un momento pensé en hacer marketing o administración de empresas, pero nada tienen que ver conmigo.
–¿Cómo son las reuniones familiares?
–Por ahí hablamos un poco de trabajo, en qué andamos o nos consultamos con mis primos. Pero hablamos de todo, de la vida, de nuestras cosas. Soy muy familiero, me gusta cuando nos reunimos todos. Es lindo, charlamos de todo.
–Está la fantasía de pensar que podés pedirle un personaje a tu tío Adrián, ¿o te da pudor?
–Jamás lo haría. Nunca fui así. Siempre fui de ganarme mi lugar y no pedir. No se me cruzaría por la cabeza pedir. Prefiero hacer casting.
–¿Y empezaste tu formación de chico?
–Estudié teatro con Hugo Midón a los 10 años. Después dejé un tiempo largo, pero me seguía gustando el teatro. Y acompañaba a mi papá al set o iba a verlo a los ensayos. Cuando terminé el colegio retomé teatro con Nora Moseinco y estudié también en Timbre 4. Hice cursos de actuación frente a cámaras. Ahora estoy estudiando con Fabián Vena, con quien pegamos mucha onda y me invitó a su escuela. La verdad es que me encanta. Siempre hay algo para mejorar. Mi papá siempre me dice que hay que seguir formándose.
–¿Sos consciente de que el camino no es fácil y el actor tiene muchos altibajos laborales?
–Ya de chico papá me decía que este trabajo es una montaña rusa, podes tener trabajo por mucho tiempo y después no. Esto sube y baja y soy consciente de eso. Y en este momento somos muchos actores para pocas producciones que se hacen. Hay que rebuscárselas.
–¿Y de qué manera te las rebuscás?
–Me interesa la producción y me gustaría indagar en ese mundo. Ahora vivo solo y me estoy manejando con ahorros. Sobreviviendo y esperando oportunidades. El único trabajo que tuve hace un tiempo es con Real Self, que es una compañía que hace experiencias inmersivas. Era parte del staff.
–¿Ahorrativo o derrochón?
–Si puedo me doy algún gustito. Soy fan de la ropa, me interesa el tema de la moda. Pero cuido la plata ahora que no estoy trabajando.
–¿Soltero o comprometido?
-Por el momento estoy soltero, vivo solo hace un año y medio y está bueno tener tu espacio. Disfruto mucho de estar en casa, invitar a mis amigos.
–¿Cocinás?
–Cocino lo básico, nada gourmet. No pido delivery casi nunca.
–Hace pocas semanas murió tu abuelo José Palomino, ¿qué enseñanzas te dejó?
–Mi abuelo me enseñó a decir gracias. Era una persona muy agradecida. Me acuerdo que un día, cuando yo era chico, bajamos de un taxi y me dijo: “Cómo se le dice al señor”. “Gracias señor”, respondí. Es un recuerdo que tengo patente. Es importante ser una persona agradecida, porque es una manera de reconocer al otro. Eso me llevo de mi abuelo. Y claro, me llevaba a pasear muchas veces de chiquito.
–Hicieron un viaje familiar a Perú hace unos meses…
–Sí, con mi papá y mis hermanas. Viajamos en noviembre pasado y quedé fascinado con Cuzco. Quiero volver. Conocimos donde vivió papá, que es argentino pero vivió allá, y conocimos a parte de la familia. Fue un muy lindo viaje que papá quería hacer con nosotros tres. Y la comida es riquísima. Tengo que pedirle a mi abuela que me enseñe, porque hace las mejores papas a la huancaína.
Aarón Palomino nació en una familia de artistas. Su papá es el actor Juan Palomino; su mamá, Sabrina Kirzner, exdirectora de casting que durante muchos años trabajó en Polka y uno de sus tíos es Adrián Suar. Abuelos, primos… la mayor parte de su familia está ligada al mundo del espectáculo. “Casi que no me quedaba otra que seguir este camino”, dispara el joven de 25 años entre risas.
El actor se luce en el film de su tío Suar, Mazel Tov, que pasó por los cines y ya puede verse en Disney+. Y mientras sueña con más oportunidades, sigue formándose en la escuela de Fabián Vena. En diálogo con LA NACION, Palomino habla de su vínculo con su familia, cuenta cómo es trabajar con ellos y por qué no acepta privilegios.
–Empezaste de muy chiquito…
–Hice un par de cositas en Guapas y Alguien que me quiera, pero era un nene todavía y fue un juego. En el año 2019 estuve en ATAV (Tierra de amor y venganza), ya era más grande y sabía lo que quería. Después hice La 1-5-18 y Dos 20, con Fabián Vena y Alberto Ajaka y fue un unitario buenísimo. Y Buenos chicos. Hace unos años tuve mi primera experiencia en teatro cuando fui cover en Votemos, la obra de teatro que protagonizaban Carlos Portaluppi y Gustavo Garzón. Reemplacé en tres funciones a mi primo Toto Kirzner y fue increíble la experiencia. En el colegio hice obras, pero en realidad esa fue mi primera vez. Tenía muchos nervios porque no es fácil entrar a un elenco que ya está consolidado y formaban un buen equipo. Hay que estar al nivel de ellos, y la verdad que me sentí súper cómodo.
–¿Un cover va todas las noches al teatro?
-Claro, yo reemplazaba a dos personajes en Votemos y tenía que ir porque en cualquier momento podía pasar algo. Si un actor llega tarde, la función no se puede retrasar. Tenía que estar pendiente, de miércoles a domingos y en todas las funciones. Y la verdad me entusiasmó la experiencia. Quiero más (risas). Me quedé con ganas.
–También hiciste un cortometraje con tu papá, ¿cómo fue compartir escenas con él?
–Fue una muy linda experiencia. Tuvimos varias escenas con papá en La misma mirada y disfrutamos un montón. El día del ensayo estaba muy nervioso, pero no estaba viendo a mi papá, sino en modo profesional, porque me dije: “Separemos las cosas, estoy con Juan Palomino”; e intenté ser lo más profesional posible. Y cuando filmamos los nervios desaparecieron, me solté y estaba tan relajado y tranquilo que pude disfrutarlo y quedó buenísimo. Creo que a mi papá le gustó, porque me felicitó.
–Y en Mazel Tov hiciste de hijo de tu tío, que además es el director…
–Si, fue gracioso eso. A finales de 2023 me llegó el casting.
-¿Entraste por casting?
–Si, obvio. Siempre hago casting.
–Nada viene regalado…
–Y me parece bien. Ni mi tío sabía que me habían convocado para el casting. Así que preparé una escena, hice dos versiones y las mandé. Después hice otro casting y el tercero fue por zoom. Fue una experiencia increíble, con actores increíbles. Y en la película, casi todas las escenas fueron con mi tío. Me divertí mucho y aprendí un montón. Debo confesar que tuve miedos y tenía una presión tremenda, pero me sentí súper cómodo. Y hacerlo con Adrián fue buenísimo porque es buen director. Nunca lo había visto en esa faceta y me encantó.
–¿Trabajar en familia es una presión?
-Sí, estuvo esa presión, pero nos conocemos y hay confianza. Y en ese momento no éramos familia sino un director y un actor. Había que separar esas dos cosas porque estábamos trabajando.
–¿Y en los cortes te daba consejos como tío?
–Sí, o como director (risas). Yo pido consejos y tomo todo lo que me dicen. Soy muy autoexigente y autocrítico, y pregunto y consulto. Estoy abierto a que me corrijan porque así se aprende. Le consulto mucho a mi papá, a mi mamá, a mi hermana Sofía, que también es actriz.
–¿También le pedís consejos a tu mamá que durante años fue directora de casting de Polka?
–Si, claro. Le pido consejos y también me ayuda con escenas. A los dos siempre les pido que me den una mano.
–En una familia de artistas, ¿pensaste en hacer otra cosa?
–No, nunca dije que quería dedicarme a otra cosa que no fuera esto. Desde que tengo uso de razón estoy en un set de grabación o en un escenario, acompañando en mi papá en las giras o a mi mamá a los castings o grabaciones. Mi hermana mayor es actriz, mi hermana menor, que vive en Río de Janeiro, estudia cine; mi prima Juana (hija de Paul Kizner) canta y creo que es la única que sacó el talento de nuestro abuelo Leibele Schwartz, que cantaba en los templos judíos. Y su hermano Joaco trabaja en producción. Era difícil que no me decidiera por este medio. En un momento pensé en hacer marketing o administración de empresas, pero nada tienen que ver conmigo.
–¿Cómo son las reuniones familiares?
–Por ahí hablamos un poco de trabajo, en qué andamos o nos consultamos con mis primos. Pero hablamos de todo, de la vida, de nuestras cosas. Soy muy familiero, me gusta cuando nos reunimos todos. Es lindo, charlamos de todo.
–Está la fantasía de pensar que podés pedirle un personaje a tu tío Adrián, ¿o te da pudor?
–Jamás lo haría. Nunca fui así. Siempre fui de ganarme mi lugar y no pedir. No se me cruzaría por la cabeza pedir. Prefiero hacer casting.
–¿Y empezaste tu formación de chico?
–Estudié teatro con Hugo Midón a los 10 años. Después dejé un tiempo largo, pero me seguía gustando el teatro. Y acompañaba a mi papá al set o iba a verlo a los ensayos. Cuando terminé el colegio retomé teatro con Nora Moseinco y estudié también en Timbre 4. Hice cursos de actuación frente a cámaras. Ahora estoy estudiando con Fabián Vena, con quien pegamos mucha onda y me invitó a su escuela. La verdad es que me encanta. Siempre hay algo para mejorar. Mi papá siempre me dice que hay que seguir formándose.
–¿Sos consciente de que el camino no es fácil y el actor tiene muchos altibajos laborales?
–Ya de chico papá me decía que este trabajo es una montaña rusa, podes tener trabajo por mucho tiempo y después no. Esto sube y baja y soy consciente de eso. Y en este momento somos muchos actores para pocas producciones que se hacen. Hay que rebuscárselas.
–¿Y de qué manera te las rebuscás?
–Me interesa la producción y me gustaría indagar en ese mundo. Ahora vivo solo y me estoy manejando con ahorros. Sobreviviendo y esperando oportunidades. El único trabajo que tuve hace un tiempo es con Real Self, que es una compañía que hace experiencias inmersivas. Era parte del staff.
–¿Ahorrativo o derrochón?
–Si puedo me doy algún gustito. Soy fan de la ropa, me interesa el tema de la moda. Pero cuido la plata ahora que no estoy trabajando.
–¿Soltero o comprometido?
-Por el momento estoy soltero, vivo solo hace un año y medio y está bueno tener tu espacio. Disfruto mucho de estar en casa, invitar a mis amigos.
–¿Cocinás?
–Cocino lo básico, nada gourmet. No pido delivery casi nunca.
–Hace pocas semanas murió tu abuelo José Palomino, ¿qué enseñanzas te dejó?
–Mi abuelo me enseñó a decir gracias. Era una persona muy agradecida. Me acuerdo que un día, cuando yo era chico, bajamos de un taxi y me dijo: “Cómo se le dice al señor”. “Gracias señor”, respondí. Es un recuerdo que tengo patente. Es importante ser una persona agradecida, porque es una manera de reconocer al otro. Eso me llevo de mi abuelo. Y claro, me llevaba a pasear muchas veces de chiquito.
–Hicieron un viaje familiar a Perú hace unos meses…
–Sí, con mi papá y mis hermanas. Viajamos en noviembre pasado y quedé fascinado con Cuzco. Quiero volver. Conocimos donde vivió papá, que es argentino pero vivió allá, y conocimos a parte de la familia. Fue un muy lindo viaje que papá quería hacer con nosotros tres. Y la comida es riquísima. Tengo que pedirle a mi abuela que me enseñe, porque hace las mejores papas a la huancaína.
Es actor, como buena parte de su familia y está dando sus primeros pasos en el espectáculo Read More