Muchas personas suelen decir que la mejor solución para olvidar algo malo que les sucedió es “pasar de página” y dejar de pensar casi por arte de magia del problema. Sin embargo, el psiquiatra José Luis Marín, fundador del Foro Internacional para la Formación en Psicoterapia, aseguró que ese método no es efectivo y advirtió que intentar reprimir lo que sentimos puede ser mucho más dañino que enfrentarlo.
“Las emociones no expresadas no se mueren. Se entierran y aparecen después en peores formas”, indicó el experto en el canal Formación Psicoterapia. Según su experiencia, uno de los errores más comunes es seguir frases como “mirá para otro lado” o “seguí adelante”, ya que este tipo de mensajes, aunque pueden ser bienintencionados, suelen fomentar la represión emocional y el bloqueo emocional.
El profesional explicó que el verdadero problema no es solo la experiencia traumática, sino lo que se hace con ella después. En una sociedad donde hablar de dolor todavía es incómodo, muchas personas optan por callar, minimizar o incluso negar lo que vivieron. Pero el cerebro no olvida. Esas experiencias quedan registradas y, con el tiempo, pueden reaparecer disfrazadas de ansiedad, depresión, insomnio, síntomas físicos sin explicación médica o conductas autodestructivas. “Lo que hace daño, lo que bloquea para siempre, es el silencio de la experiencia traumática”, afirmó.
¿Cómo un trauma puede afectar al cerebro?
Más allá de lo emocional, el impacto del trauma también es físico. El psiquiatra detalló que estos episodios alteran las conexiones neuronales: “Las experiencias traumáticas bloquean la conexión interhemisférica, la conexión entre el cerebro límbico y la corteza”. Este bloqueo dificulta regular las emociones, pensar de forma racional y tomar decisiones, convirtiéndose en un peso constante, aunque invisible, para la persona.
Para Marín, la única forma de evitar que las emociones no expresadas se conviertan en un problema crónico es reconocerlas y procesarlas con ayuda profesional. Desde su labor como presidente del Foro Internacional para la Formación en Psicoterapia, promueve un modelo que combina la teoría del apego, el trabajo con el trauma y la relación mente-cuerpo como pilares para la recuperación emocional.
Psiquiatra expone por qué no es saludable reprimir las emociones negativas y traumas
“El dolor que no se expresa no desaparece: se transforma”, recordó. Por eso, en lugar de reprimirlo, el médico propone escuchar, validar y acompañar, mientras se fomentan espacios seguros donde las personas puedan hablar sin miedo al juicio de los demás. Muchos de los traumas que tienen las personas de su infancia llegan a la adultez sin ser comentados a amigos, familiares o conocidos, por lo que encontrar un espacio para afrontarlos puede ser clave para liberarse.
¿Qué hacer si existe un trauma o una emoción no expresada?
Si una persona identifica que carga con un trauma, un recuerdo doloroso o emociones que nunca pudo expresar, es fundamental que no lo afronte sola. Los especialistas en salud mental recomiendan buscar ayuda profesional cuanto antes, ya sea a través de un psicólogo, un psiquiatra o un terapeuta especializado en trauma. Pedir ayuda no es signo de debilidad, sino un paso clave hacia la recuperación y una mejor calidad de vida.
Muchas personas suelen decir que la mejor solución para olvidar algo malo que les sucedió es “pasar de página” y dejar de pensar casi por arte de magia del problema. Sin embargo, el psiquiatra José Luis Marín, fundador del Foro Internacional para la Formación en Psicoterapia, aseguró que ese método no es efectivo y advirtió que intentar reprimir lo que sentimos puede ser mucho más dañino que enfrentarlo.
“Las emociones no expresadas no se mueren. Se entierran y aparecen después en peores formas”, indicó el experto en el canal Formación Psicoterapia. Según su experiencia, uno de los errores más comunes es seguir frases como “mirá para otro lado” o “seguí adelante”, ya que este tipo de mensajes, aunque pueden ser bienintencionados, suelen fomentar la represión emocional y el bloqueo emocional.
El profesional explicó que el verdadero problema no es solo la experiencia traumática, sino lo que se hace con ella después. En una sociedad donde hablar de dolor todavía es incómodo, muchas personas optan por callar, minimizar o incluso negar lo que vivieron. Pero el cerebro no olvida. Esas experiencias quedan registradas y, con el tiempo, pueden reaparecer disfrazadas de ansiedad, depresión, insomnio, síntomas físicos sin explicación médica o conductas autodestructivas. “Lo que hace daño, lo que bloquea para siempre, es el silencio de la experiencia traumática”, afirmó.
¿Cómo un trauma puede afectar al cerebro?
Más allá de lo emocional, el impacto del trauma también es físico. El psiquiatra detalló que estos episodios alteran las conexiones neuronales: “Las experiencias traumáticas bloquean la conexión interhemisférica, la conexión entre el cerebro límbico y la corteza”. Este bloqueo dificulta regular las emociones, pensar de forma racional y tomar decisiones, convirtiéndose en un peso constante, aunque invisible, para la persona.
Para Marín, la única forma de evitar que las emociones no expresadas se conviertan en un problema crónico es reconocerlas y procesarlas con ayuda profesional. Desde su labor como presidente del Foro Internacional para la Formación en Psicoterapia, promueve un modelo que combina la teoría del apego, el trabajo con el trauma y la relación mente-cuerpo como pilares para la recuperación emocional.
Psiquiatra expone por qué no es saludable reprimir las emociones negativas y traumas
“El dolor que no se expresa no desaparece: se transforma”, recordó. Por eso, en lugar de reprimirlo, el médico propone escuchar, validar y acompañar, mientras se fomentan espacios seguros donde las personas puedan hablar sin miedo al juicio de los demás. Muchos de los traumas que tienen las personas de su infancia llegan a la adultez sin ser comentados a amigos, familiares o conocidos, por lo que encontrar un espacio para afrontarlos puede ser clave para liberarse.
¿Qué hacer si existe un trauma o una emoción no expresada?
Si una persona identifica que carga con un trauma, un recuerdo doloroso o emociones que nunca pudo expresar, es fundamental que no lo afronte sola. Los especialistas en salud mental recomiendan buscar ayuda profesional cuanto antes, ya sea a través de un psicólogo, un psiquiatra o un terapeuta especializado en trauma. Pedir ayuda no es signo de debilidad, sino un paso clave hacia la recuperación y una mejor calidad de vida.
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