Watercycling, o ciclismo estacionario acuático, es una actividad basada en ejercicios propios del ciclismo que se realiza en bicis de acero inoxidable fijas inmersas en el agua, donde el cuerpo trabaja de manera integral, combinando el trabajo de las piernas con el tren superior para remar contra la resistencia del agua y la zona media para controlar la postura.
Su origen se remonta a un protocolo de rehabilitación llevado adelante en Suiza en 1998 (con una primera bici de madera), y poco después fue lanzado oficialmente como Water Spinning Workout en una conferencia internacional de Fitness acuático en San Diego.
Los dos tipos de magnesio que aumentan la energía y ayudan a dormir de corrido
Al comienzo eran simulaciones de maniobras y posiciones corporales, ritmo de pedaleo en parte profunda con flota, mancuernas, tobilleras o cinturones de flotación. Y ya en 2001 aparece Hydrorider, la primera bici de acero de marca italiana.
“La técnica se basa en los principio del ciclismo de interior, sumado a las propiedades del agua y el ejercicio vertical acuático. Pedaleas contra la resistencia de agua en las palas de la caja pedalera de la bici y mientras tanto desafiás al core a mantener la postura usando los brazos para arrastrar agua. Es decir, es un entrenamiento de todo el cuerpo”, explica Vanina Mariana Delfino, International Training Specialist Aquatic Exercise Association y Directora de WaterCycling y Acquamar Centro de Educación Acuática en Flores.
Y añade: “Usamos música para lograr aumento de las rpm (revoluciones por minuto) del pedaleo, que se transforman en un aumento de la frecuencia cardíaca, mayor reclutamiento muscular y alto gasto calórico sumergidos en el agua. También adoptamos distintas posiciones del cuerpo utilizando la gravedad como carga. El agua debe estar a la altura del pecho cuando estamos sentados pedaleando y eso desafía el control del tórax, lo que resulta en trabajo isométrico de la zona media”.
Analía Mariel Pela es instructora de actividades acuáticas certificada en Watercycling y actualmente dirige su propia escuela de fitness acuático. “Descubrí esta actividad en el afán de seguir perfeccionándome y descubriendo cosas nuevas que puedan hacer cada vez más atrayente la ejercitación en el agua. Encontré en la bici un mundo maravilloso que acercó a más gente joven al agua (fuera de la natación), ya que, en una época, parecía solo potestad de los adultos mayores”, explica.
Una clase habitual dura aproximadamente 45 minutos, relata Pela, con una entrada en calor a un ritmo más moderado, donde intervienen paulatinamente las distintas cadenas musculares y articulares, para luego seguir adelante con distintas intensidades, sistemas de entrenamiento, y también el uso de materiales anexos para brazos como variantes.
Por lo pronto, desde una perspectiva médica, el Water Cycling es una opción altamente beneficiosa para la salud cardiovascular y musculoesquelética, especialmente por el bajo impacto articular que ofrece el medio acuático.
“Entre los beneficios más relevantes se ha documentado mejora respecto del dolor y función física de pacientes con artrosis de rodilla. Un ensayo controlado demostró que un programa de 12 semanas de ciclismo acuático, realizado dos veces por semana, produjo mejoras estadísticamente significativas en el dolor de rodilla y en su función física”, señala explica la médica María Jimena Pérez Pelliser.
Gracias a la resistencia natural del agua, el trabajo muscular es más uniforme y eficaz, promoviendo el fortalecimiento de piernas, glúteos y “core”, al tiempo que mejora la capacidad aeróbica. Además, la flotabilidad reduce significativamente la carga sobre articulaciones y columna, siendo ideal para personas con artrosis, rehabilitación de lesiones o sobrepeso. Se destaca que la modalidad en posición sentada es la más segura y controlada.
“Desde el punto de vista metabólico, induce un mayor gasto energético y oxidación de carbohidratos en comparación con el ciclismo en tierra a la misma cadencia, lo que sugiere que puede ser una estrategia eficiente para inducir un déficit energético agudo. Y en términos cardiovasculares, la demanda cardíaca del ciclismo acuático es comparable a la del ciclismo terrestre, lo que lo convierte en una alternativa válida para el entrenamiento aeróbico, especialmente en poblaciones que pueden beneficiarse de la reducción del impacto articular gracias a la flotabilidad del agua”, continúa Pérez Pelliser.
Como en cualquier actividad física, existe la posibilidad de lesiones menores, como sobrecarga muscular como las tendinopatias rotuliana o caídas al entrar o salir de la bicicleta, aunque la incidencia reportada es baja en los estudios disponibles. “También es importante considerar condiciones médicas preexistentes que puedan interferir por sí mismas en el desarrollo de esta disciplina, por tanto siempre es de interés la consulta con médico tratante para la aptitud pertinente, recordando que varias patologías de piel pueden verse incrementadas por la exposición durante 45 minutos al medio acuático”, precisa Pérez Pelliser.
Y concluye: “En el contexto actual, donde el ejercicio es una herramienta terapéutica clave, el watercycling se posiciona como una excelente expresión de la llamada medicina del movimiento: un enfoque que promueve el ejercicio físico seguro, personalizado y basado en evidencia, como pilar fundamental para la salud integral y la prevención de enfermedades”.
Watercycling, o ciclismo estacionario acuático, es una actividad basada en ejercicios propios del ciclismo que se realiza en bicis de acero inoxidable fijas inmersas en el agua, donde el cuerpo trabaja de manera integral, combinando el trabajo de las piernas con el tren superior para remar contra la resistencia del agua y la zona media para controlar la postura.
Su origen se remonta a un protocolo de rehabilitación llevado adelante en Suiza en 1998 (con una primera bici de madera), y poco después fue lanzado oficialmente como Water Spinning Workout en una conferencia internacional de Fitness acuático en San Diego.
Los dos tipos de magnesio que aumentan la energía y ayudan a dormir de corrido
Al comienzo eran simulaciones de maniobras y posiciones corporales, ritmo de pedaleo en parte profunda con flota, mancuernas, tobilleras o cinturones de flotación. Y ya en 2001 aparece Hydrorider, la primera bici de acero de marca italiana.
“La técnica se basa en los principio del ciclismo de interior, sumado a las propiedades del agua y el ejercicio vertical acuático. Pedaleas contra la resistencia de agua en las palas de la caja pedalera de la bici y mientras tanto desafiás al core a mantener la postura usando los brazos para arrastrar agua. Es decir, es un entrenamiento de todo el cuerpo”, explica Vanina Mariana Delfino, International Training Specialist Aquatic Exercise Association y Directora de WaterCycling y Acquamar Centro de Educación Acuática en Flores.
Y añade: “Usamos música para lograr aumento de las rpm (revoluciones por minuto) del pedaleo, que se transforman en un aumento de la frecuencia cardíaca, mayor reclutamiento muscular y alto gasto calórico sumergidos en el agua. También adoptamos distintas posiciones del cuerpo utilizando la gravedad como carga. El agua debe estar a la altura del pecho cuando estamos sentados pedaleando y eso desafía el control del tórax, lo que resulta en trabajo isométrico de la zona media”.
Analía Mariel Pela es instructora de actividades acuáticas certificada en Watercycling y actualmente dirige su propia escuela de fitness acuático. “Descubrí esta actividad en el afán de seguir perfeccionándome y descubriendo cosas nuevas que puedan hacer cada vez más atrayente la ejercitación en el agua. Encontré en la bici un mundo maravilloso que acercó a más gente joven al agua (fuera de la natación), ya que, en una época, parecía solo potestad de los adultos mayores”, explica.
Una clase habitual dura aproximadamente 45 minutos, relata Pela, con una entrada en calor a un ritmo más moderado, donde intervienen paulatinamente las distintas cadenas musculares y articulares, para luego seguir adelante con distintas intensidades, sistemas de entrenamiento, y también el uso de materiales anexos para brazos como variantes.
Por lo pronto, desde una perspectiva médica, el Water Cycling es una opción altamente beneficiosa para la salud cardiovascular y musculoesquelética, especialmente por el bajo impacto articular que ofrece el medio acuático.
“Entre los beneficios más relevantes se ha documentado mejora respecto del dolor y función física de pacientes con artrosis de rodilla. Un ensayo controlado demostró que un programa de 12 semanas de ciclismo acuático, realizado dos veces por semana, produjo mejoras estadísticamente significativas en el dolor de rodilla y en su función física”, señala explica la médica María Jimena Pérez Pelliser.
Gracias a la resistencia natural del agua, el trabajo muscular es más uniforme y eficaz, promoviendo el fortalecimiento de piernas, glúteos y “core”, al tiempo que mejora la capacidad aeróbica. Además, la flotabilidad reduce significativamente la carga sobre articulaciones y columna, siendo ideal para personas con artrosis, rehabilitación de lesiones o sobrepeso. Se destaca que la modalidad en posición sentada es la más segura y controlada.
“Desde el punto de vista metabólico, induce un mayor gasto energético y oxidación de carbohidratos en comparación con el ciclismo en tierra a la misma cadencia, lo que sugiere que puede ser una estrategia eficiente para inducir un déficit energético agudo. Y en términos cardiovasculares, la demanda cardíaca del ciclismo acuático es comparable a la del ciclismo terrestre, lo que lo convierte en una alternativa válida para el entrenamiento aeróbico, especialmente en poblaciones que pueden beneficiarse de la reducción del impacto articular gracias a la flotabilidad del agua”, continúa Pérez Pelliser.
Como en cualquier actividad física, existe la posibilidad de lesiones menores, como sobrecarga muscular como las tendinopatias rotuliana o caídas al entrar o salir de la bicicleta, aunque la incidencia reportada es baja en los estudios disponibles. “También es importante considerar condiciones médicas preexistentes que puedan interferir por sí mismas en el desarrollo de esta disciplina, por tanto siempre es de interés la consulta con médico tratante para la aptitud pertinente, recordando que varias patologías de piel pueden verse incrementadas por la exposición durante 45 minutos al medio acuático”, precisa Pérez Pelliser.
Y concluye: “En el contexto actual, donde el ejercicio es una herramienta terapéutica clave, el watercycling se posiciona como una excelente expresión de la llamada medicina del movimiento: un enfoque que promueve el ejercicio físico seguro, personalizado y basado en evidencia, como pilar fundamental para la salud integral y la prevención de enfermedades”.
De bajo impacto y alta efectividad, esta actividad física fortalece las piernas, el tren superior y la zona media; además, mejora la postura Read More