Consejo de Fútbol disuelto y Cavani suplente: las decisiones en Boca en busca de la reacción

Boca tocó fondo con la derrota ante Huracán. Fue el undécimo partido seguido sin ganar, la peor racha de su historia. Un número que no solo generó ruido: dejó claro que algo tenía que cambiar. Y este miércoles, por fin, hubo movimientos. No fueron todos los que se esperaban ni llegaron con tiempo: aparecieron a solo tres días del partido con Racing. Pero al menos el club empezó a reaccionar. En unas pocas horas se tomaron decisiones fuertes en dos frentes: el Consejo de Fútbol fue disuelto y Miguel Russo cumplió con su palabra de meter mano, con un equipo titular sin Edinson Cavani ni Alan Velasco, en la práctica cerrada en la Bombonera.

El primer anuncio llegó al mediodía. El club informó que Mauricio Serna y Raúl Cascini dejaban sus cargos en el Consejo de Fútbol. En el comunicado no se habló de renuncias, pero el propio Chicho dijo que se iba por decisión propia. En los hechos fue una salida acordada, pensada más para descomprimir el clima que como una solución de fondo. Lo cierto es que ninguno de los dos venía teniendo mucho peso en el día a día. Desde hace meses, el único que seguía en contacto con el cuerpo técnico y los jugadores era Marcelo Delgado, que seguirá dentro de la estructura, aunque se sumará al menos una persona más para reforzar el área.

🗣️ Chicho Serna aseguró que le ofrecieron continuar trabajando en el Xeneize, pero desistió de la solicitud: “ME HAN OFRECIDO ESTAR EN OTRA ÁREA DEL CLUB Y TOMÉ LA DECISIÓN DE NO ACEPTAR PORQUE CREO QUE NO SERÍA CONVENIENTE”. pic.twitter.com/keYuBVOyof

— TyC Sports (@TyCSports) August 6, 2025

El Consejo fue una apuesta central de Juan Román Riquelme, que lo pensó como una forma distinta de manejar el fútbol, sin recurrir a la clásica figura del manager. No lo nutrió de profesionales, sino de exjugadores del club, la mayoría excompañeros suyos. En esa primera etapa también estuvo Jorge Bermúdez, que más tarde dejó su lugar y fue reemplazado por Serna.

Más allá de los nombres, nunca tuvieron un rol definido: no hacían trabajo de scouting, no realizaban tareas administrativas ni tomaban decisiones sin el visto bueno del presidente. Con el tiempo, se convirtieron en un filtro para representantes y futbolistas que buscaban llegar a Riquelme, que era quien tenía la última palabra en todo. Su rol era acompañar al plantel en el día a día en el predio, estar cerca de los técnicos y participar en algunas negociaciones, aunque las charlas clave siempre las manejaba Román.

La disolución del Consejo fue un gesto que muchos hinchas venían reclamando desde hace tiempo. No solo por los malos resultados, sino porque el Consejo, en retrospectiva, trajo más problemas que soluciones. El primer conflicto serio fue en 2020, con el enfrentamiento público con Carlos Tevez, que todavía era jugador del club. Cascini lo trató de “exjugador” en una entrevista, y Bermúdez compartió una nota en redes sociales que lo vinculaba con la causa de los parques eólicos, como supuesto socio de Mauricio Macri.

Después vinieron las diferencias con otros jugadores, las idas y vueltas con algunos refuerzos y varios mercados de pases marcados por novelas interminables y declaraciones cruzadas con futbolistas y representantes. En 2021, tras la eliminación ante Atlético Mineiro por Copa Libertadores, Cascini y Delgado fueron sancionados por Conmebol con dos años sin poder ingresar a los estadios por competencias internacionales , por su participación en los incidentes en el vestuario. Otro momento crítico en 2024, cuando el Consejo confundió el uso horario de Paraguay con el argentino y Boca no inscribió a tiempo a los refuerzos para la fase de grupos de la Sudamericana.

A pesar de esos traspiés, Riquelme mantuvo siempre el respaldo al Consejo. Pero la racha negativa, sumada al desgaste acumulado, lo llevó a ponerle fin. Y a barajar otras opciones. En el club ya se habla de la posible llegada de un manager, con un perfil más profesional. Entre los nombres que suenan están Carlos Navarro Montoya, José Pekerman y hasta Fernando Redondo. Si eso se concreta, será la primera vez desde que Román es dirigente que delegue de verdad el manejo del fútbol.

Mientras eso pasaba en las oficinas, en la cancha comenzaron a vislumbrarse cambios. En el entrenamiento vespertino, Edinson Cavani no estuvo entre los titulares. Tampoco Luis Advíncula, Alan Velasco ni Tomás Belmonte. Cuatro futbolistas que venían de jugar contra Huracán. Ya lo había anticipado el propio DT, apenas terminado el partido con el Globo: “Es momento de cambiar algunas cosas”. No fue solo un diagnóstico; también lo llevó a la práctica. Lo primero que quería hacer Russo era depurar el plantel, sacando del día a día a jugadores que ya no eran tenidos en cuenta. Así, Marcos Rojo, Cristian Lema y Marcelo Saracchi fueron apartados a principios de la semana pasada. Este miércoles llegó el segundo paso: un equipo con varios cambios importantes.

Como ya había hecho antes del partido con Unión, Russo llevó la práctica de fútbol a la Bombonera. Considera que los jugadores sienten más lo que es Boca, el contacto con el hincha y el clima del club, algo que en Ezeiza, tan aislados, no pasa. Esta vez paró un 4-3-3 que por momentos se transformaba en un 4-2-3-1, que tuvo como 9 a Miguel Merentiel, indultado tras el episodio en el Ducó. Juan Barinaga fue el lateral derecho, Rodrigo Battaglia el primer zaguero, y en el medio estuvieron Williams Alarcón, Leandro Paredes -seguramente portará la cinta de capitán- y Milton Delgado. Y en los extremos jugaron Malcom Braida y Exequiel Zeballos. Faltan dos entrenamientos, pero el técnico, que se juega en un cruce vital, no suele modificar demasiado después de los ensayos formales.

Russo ya había dado señales sobre la posible ausencia del uruguayo. En una entrevista esta semana dijo que el único indiscutido era Paredes: “Tiene un nivel completamente distinto al del resto”, explicó. En cambio, cuando le preguntaron por Cavani, fue más medido: “Sin lesiones, será otra cosa. Cuando tenga continuidad, encontrará su nivel”. A su vez, Carlos Palacios, quien volvió a entrenarse esta semana tras acusar una tendinitis en la rodilla izquierda, no formó parte de la práctica y pasará otra semana apartado.

El equipo pedía a gritos un cambio radical. No solo de nombres, sino también de postura y actitud. Porque más allá de los resultados, Boca no juega bien, no transmite, y ante Huracán dejó una imagen preocupante: la de un equipo desorientado y sin líderes, tanto dentro como fuera de la cancha. Ahora se viene Racing, un rival más armado y que llega mejor, después de golear a Riestra por la Copa Argentina, incluso guardando a algunos titulares para la serie de Libertadores con Peñarol.

Después de mucho tiempo, Boca movió algunas piezas. El partido con Racing será decisivo para Russo, pero también para Riquelme, en una Bombonera que, como siempre, se hará sentir. El tiempo dirá si alcanza para enderezar el rumbo.

Boca tocó fondo con la derrota ante Huracán. Fue el undécimo partido seguido sin ganar, la peor racha de su historia. Un número que no solo generó ruido: dejó claro que algo tenía que cambiar. Y este miércoles, por fin, hubo movimientos. No fueron todos los que se esperaban ni llegaron con tiempo: aparecieron a solo tres días del partido con Racing. Pero al menos el club empezó a reaccionar. En unas pocas horas se tomaron decisiones fuertes en dos frentes: el Consejo de Fútbol fue disuelto y Miguel Russo cumplió con su palabra de meter mano, con un equipo titular sin Edinson Cavani ni Alan Velasco, en la práctica cerrada en la Bombonera.

El primer anuncio llegó al mediodía. El club informó que Mauricio Serna y Raúl Cascini dejaban sus cargos en el Consejo de Fútbol. En el comunicado no se habló de renuncias, pero el propio Chicho dijo que se iba por decisión propia. En los hechos fue una salida acordada, pensada más para descomprimir el clima que como una solución de fondo. Lo cierto es que ninguno de los dos venía teniendo mucho peso en el día a día. Desde hace meses, el único que seguía en contacto con el cuerpo técnico y los jugadores era Marcelo Delgado, que seguirá dentro de la estructura, aunque se sumará al menos una persona más para reforzar el área.

🗣️ Chicho Serna aseguró que le ofrecieron continuar trabajando en el Xeneize, pero desistió de la solicitud: “ME HAN OFRECIDO ESTAR EN OTRA ÁREA DEL CLUB Y TOMÉ LA DECISIÓN DE NO ACEPTAR PORQUE CREO QUE NO SERÍA CONVENIENTE”. pic.twitter.com/keYuBVOyof

— TyC Sports (@TyCSports) August 6, 2025

El Consejo fue una apuesta central de Juan Román Riquelme, que lo pensó como una forma distinta de manejar el fútbol, sin recurrir a la clásica figura del manager. No lo nutrió de profesionales, sino de exjugadores del club, la mayoría excompañeros suyos. En esa primera etapa también estuvo Jorge Bermúdez, que más tarde dejó su lugar y fue reemplazado por Serna.

Más allá de los nombres, nunca tuvieron un rol definido: no hacían trabajo de scouting, no realizaban tareas administrativas ni tomaban decisiones sin el visto bueno del presidente. Con el tiempo, se convirtieron en un filtro para representantes y futbolistas que buscaban llegar a Riquelme, que era quien tenía la última palabra en todo. Su rol era acompañar al plantel en el día a día en el predio, estar cerca de los técnicos y participar en algunas negociaciones, aunque las charlas clave siempre las manejaba Román.

La disolución del Consejo fue un gesto que muchos hinchas venían reclamando desde hace tiempo. No solo por los malos resultados, sino porque el Consejo, en retrospectiva, trajo más problemas que soluciones. El primer conflicto serio fue en 2020, con el enfrentamiento público con Carlos Tevez, que todavía era jugador del club. Cascini lo trató de “exjugador” en una entrevista, y Bermúdez compartió una nota en redes sociales que lo vinculaba con la causa de los parques eólicos, como supuesto socio de Mauricio Macri.

Después vinieron las diferencias con otros jugadores, las idas y vueltas con algunos refuerzos y varios mercados de pases marcados por novelas interminables y declaraciones cruzadas con futbolistas y representantes. En 2021, tras la eliminación ante Atlético Mineiro por Copa Libertadores, Cascini y Delgado fueron sancionados por Conmebol con dos años sin poder ingresar a los estadios por competencias internacionales , por su participación en los incidentes en el vestuario. Otro momento crítico en 2024, cuando el Consejo confundió el uso horario de Paraguay con el argentino y Boca no inscribió a tiempo a los refuerzos para la fase de grupos de la Sudamericana.

A pesar de esos traspiés, Riquelme mantuvo siempre el respaldo al Consejo. Pero la racha negativa, sumada al desgaste acumulado, lo llevó a ponerle fin. Y a barajar otras opciones. En el club ya se habla de la posible llegada de un manager, con un perfil más profesional. Entre los nombres que suenan están Carlos Navarro Montoya, José Pekerman y hasta Fernando Redondo. Si eso se concreta, será la primera vez desde que Román es dirigente que delegue de verdad el manejo del fútbol.

Mientras eso pasaba en las oficinas, en la cancha comenzaron a vislumbrarse cambios. En el entrenamiento vespertino, Edinson Cavani no estuvo entre los titulares. Tampoco Luis Advíncula, Alan Velasco ni Tomás Belmonte. Cuatro futbolistas que venían de jugar contra Huracán. Ya lo había anticipado el propio DT, apenas terminado el partido con el Globo: “Es momento de cambiar algunas cosas”. No fue solo un diagnóstico; también lo llevó a la práctica. Lo primero que quería hacer Russo era depurar el plantel, sacando del día a día a jugadores que ya no eran tenidos en cuenta. Así, Marcos Rojo, Cristian Lema y Marcelo Saracchi fueron apartados a principios de la semana pasada. Este miércoles llegó el segundo paso: un equipo con varios cambios importantes.

Como ya había hecho antes del partido con Unión, Russo llevó la práctica de fútbol a la Bombonera. Considera que los jugadores sienten más lo que es Boca, el contacto con el hincha y el clima del club, algo que en Ezeiza, tan aislados, no pasa. Esta vez paró un 4-3-3 que por momentos se transformaba en un 4-2-3-1, que tuvo como 9 a Miguel Merentiel, indultado tras el episodio en el Ducó. Juan Barinaga fue el lateral derecho, Rodrigo Battaglia el primer zaguero, y en el medio estuvieron Williams Alarcón, Leandro Paredes -seguramente portará la cinta de capitán- y Milton Delgado. Y en los extremos jugaron Malcom Braida y Exequiel Zeballos. Faltan dos entrenamientos, pero el técnico, que se juega en un cruce vital, no suele modificar demasiado después de los ensayos formales.

Russo ya había dado señales sobre la posible ausencia del uruguayo. En una entrevista esta semana dijo que el único indiscutido era Paredes: “Tiene un nivel completamente distinto al del resto”, explicó. En cambio, cuando le preguntaron por Cavani, fue más medido: “Sin lesiones, será otra cosa. Cuando tenga continuidad, encontrará su nivel”. A su vez, Carlos Palacios, quien volvió a entrenarse esta semana tras acusar una tendinitis en la rodilla izquierda, no formó parte de la práctica y pasará otra semana apartado.

El equipo pedía a gritos un cambio radical. No solo de nombres, sino también de postura y actitud. Porque más allá de los resultados, Boca no juega bien, no transmite, y ante Huracán dejó una imagen preocupante: la de un equipo desorientado y sin líderes, tanto dentro como fuera de la cancha. Ahora se viene Racing, un rival más armado y que llega mejor, después de golear a Riestra por la Copa Argentina, incluso guardando a algunos titulares para la serie de Libertadores con Peñarol.

Después de mucho tiempo, Boca movió algunas piezas. El partido con Racing será decisivo para Russo, pero también para Riquelme, en una Bombonera que, como siempre, se hará sentir. El tiempo dirá si alcanza para enderezar el rumbo.

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