Enzo Cabrera, futbolista argentino en Chipre: religiosidad y límites territoriales, en una liga desconocida

Desde 2023, Enzo Cabrera, delantero santafesino de 25 años, vive en Chipre, isla del mar Mediterráneo. En una entrevista para LA NACION relató las particularidades de jugar en una liga exótica de Europa, donde conviven realidades políticas complejas, creencias religiosas arraigadas y un nivel de competencia que está en pleno crecimiento. Actualmente, juega en AEK Larnaca, y su recorrido por el fútbol europeo incluye experiencias en España, Malta y otro club chipriota.

En todos esos destinos acumuló partidos, goles y adaptaciones. Y una postal lo sorprendió apenas llegó a la isla: “Antes de empezar la temporada viene un sacerdote a bendecir a los jugadores, uno por uno. Lo hacen casi todos los clubes. Se respeta mucho la religión cristiana ortodoxa. No es obligatorio, pero es una costumbre muy arraigada”, contó. Vale recordar que buena parte de la isla tiene influencia griega, país de mayoría ortodoxa. Esa ceremonia de bendición, propia de Chipre, es uno de los tantos elementos que distinguen al campeonato de esa región.

Otra particularidad del país es que su peculiar situación política y territorial repercute en el fútbol. “La isla está dividida entre el norte, que fue invadido por Turquía, y el sur, donde estamos nosotros, que es grecochipriota. Toda la liga que conocemos se juega en el sur. En el norte tienen otra competencia, distinta, que no se cruza con la nuestra”, explicó Cabrera. Esa frontera tensa deja consecuencias sociales: “Hay ciudades fantasma, como Famagusta, que quedaron vacías. La gente tuvo que dejar sus casas cuando ocurrió la invasión”, apuntó.

La fractura geopolítica se remonta a 1974, cuando una intervención militar turca ocupó el tercio boreal de la isla, tras un intento de golpe de Estado alentado desde Grecia. Desde entonces, ese sector se autoproclamó “República Turca del Norte de Chipre”, pero ese estado no es reconocido internacionalmente salvo por la propia Turquía. La capital, Nicosia, refleja esa división: es la única del mundo partida en dos, con un lado administrado por los grecochipriotas, y el otro, por los turcochipriotas.

El sur de la isla integra la Unión Europea y concentra la vida política, económica y deportiva del país, reconocida por los organismos internacionales. Esa división no solo marca una frontera territorial; también reorganizó el mapa del fútbol. Varios clubes históricos debieron trasladarse al sur, donde hoy se desarrolla íntegramente la liga reconocida por UEFA.

El último partido de Cabrera antes de la lesión fue justamente por una competencia organizada por la entidad continental. En el encuentro de ida por la primera ronda de la Europa League, el argentino marcó el único gol del triunfo. En la revancha, sin su presencia, por una lesión muscular, AEK Larnaca consiguió la clasificación en una tanda de penales. Ahora el club se enfrenta con Legia Varsovia, de Polonia, en una semifinal, con la esperanza de acceder a la fase principal del torneo europeo.

“Un sueño cumplido”, definió el santafesino la experiencia de protagonizar el segundo certamen en importante del Viejo Continente. “Escuchar el himno [del campeonato] antes del partido es algo que de chico veía por televisión. Es un privilegio estar ahí”, expresó.

El ex jugador de Newell’s afirmó que la liga local está en crecimiento: “Es un torneo largo, de todos contra todos, con equipos que se clasifican para competencias internacionales y otros que pelean por no descender. Está haciéndose muy fuerte porque los clubes que no juegan copas internacionales quieren ganarles a los que sí, y eso eleva el nivel competitivo”.

La liga, en la que compiten equipos como APOEL, Anorthosis y el propio AEK, combina un nivel creciente con una marcada diversidad cultural. “Hay muchos españoles, alguno que otro argentino y varios futbolistas de Grecia, Israel, Serbia. La mezcla se ve en la cancha y en el vestuario”, señaló Cabrera, que destacó el rol del futbolista albiceleste: “A uno lo respetan un poco más por venir de la Argentina. El jugador argentino se hace respetar porque compite y no se guarda nada”.

Cabrera se adaptó a la vida en Chipre. Vive en pareja y con su hijo, a la espera de un segundo, y mantiene vínculos con compatriotas que residen en la isla. “Ya armamos comunidad. Hacemos asados, comemos pizza a la parrilla, compartimos cosas nuestras. También conocimos a argentinos que trabajan acá desde hace 15 o 20 años. Está bueno tener ese contacto”, contó. En lo cotidiano, destaca la seguridad, el clima y la tranquilidad: “Es un país muy lindo para vivir. Se disfruta”.

Nacido en la localidad de Casilda, tuvo un breve paso por selección juveniles argentinas, y muchas veces fue sparring o alcanzapelotas, cuando todavía estaba en Newell’s. En 2018, durante una de las convocatorias, tuvo el privilegio de conocer a Lionel Messi y sacarse una foto con él, una experiencia a la que describe como “única”. También, con Éver Banega, con quien sí intercambió unas palabras, ya que el volante consagrado sabía que él era de Newell’s.

Fue citado para la sub 17, en la que afrontó varios amistosos, pero no llegó a integrar listas oficiales para torneos. Más tarde formó parte de la sub 20 en una gira por Europa, donde jugó un amistoso frente a Castilla, el equipo filial de Real Madrid. “Ese día estaban [Karim] Benzema y Theo Hernández. Perdimos por 5-1, pero yo hice el gol. Fue inolvidable”, recordó con alegría.

Su recorrido por las juveniles incluyó la sub 23, en la que participó en dos amistosos en Japón, antes de los Juegos Olímpicos de Tokio, bajo la conducción de Fernando Batista. Aunque no integró la nómina definitiva, agradece haber sido considerado. “No tenía continuidad ese año, pero siempre me convocaban como alternativa. Fue un orgullo enorme vestir la camiseta de la selección. Son momentos que uno guarda para siempre”, sostuvo.

Antes de instalarse en Chipre Cabrera tuvo aquella experiencias en España y Malta. En el CF Intercity jugó en la cuarta categoría, en la que vivió la realidad de los clubes españoles de ascenso. “Uno a veces piensa que jugar en Europa es todo color de rosa, pero hay torneos muy duros y de pocas oportunidades”, advirtió. Más tarde llegó a Birkirkara FC, de la isla de Malta, donde obtuvo la copa nacional y fue goleador. “Ese es el primer lugar donde realmente empecé a sumar minutos y continuidad. Me ayudó mucho a crecer”, resumió.

Aunque aún le restan dos años de contrato en AEK Larnaca , no descarta regresar a Argentina si surge una propuesta que lo motive. “Extraño el fútbol argentino. No tengo desesperación por volver ya, pero si aparece un club importante, lo pienso. Allá se vive de otra manera”, admitió. Entre las diferencias que más nota respecto al fútbol de su nación reconoce la intensidad y la presión constante, factores que, entiende, forman parte del atractivo: “Eso se extraña un poco. Mantiene siempre alerta, siempre al límite”.

Religiosidad, competencia europea, identidades divididas y cultura mediterránea: jugar en la República de Chipre implica mucho más que un cambio de camiseta. Es, como dice Enzo Cabrera, “un crecimiento para la carrera y para la vida”.

Desde 2023, Enzo Cabrera, delantero santafesino de 25 años, vive en Chipre, isla del mar Mediterráneo. En una entrevista para LA NACION relató las particularidades de jugar en una liga exótica de Europa, donde conviven realidades políticas complejas, creencias religiosas arraigadas y un nivel de competencia que está en pleno crecimiento. Actualmente, juega en AEK Larnaca, y su recorrido por el fútbol europeo incluye experiencias en España, Malta y otro club chipriota.

En todos esos destinos acumuló partidos, goles y adaptaciones. Y una postal lo sorprendió apenas llegó a la isla: “Antes de empezar la temporada viene un sacerdote a bendecir a los jugadores, uno por uno. Lo hacen casi todos los clubes. Se respeta mucho la religión cristiana ortodoxa. No es obligatorio, pero es una costumbre muy arraigada”, contó. Vale recordar que buena parte de la isla tiene influencia griega, país de mayoría ortodoxa. Esa ceremonia de bendición, propia de Chipre, es uno de los tantos elementos que distinguen al campeonato de esa región.

Otra particularidad del país es que su peculiar situación política y territorial repercute en el fútbol. “La isla está dividida entre el norte, que fue invadido por Turquía, y el sur, donde estamos nosotros, que es grecochipriota. Toda la liga que conocemos se juega en el sur. En el norte tienen otra competencia, distinta, que no se cruza con la nuestra”, explicó Cabrera. Esa frontera tensa deja consecuencias sociales: “Hay ciudades fantasma, como Famagusta, que quedaron vacías. La gente tuvo que dejar sus casas cuando ocurrió la invasión”, apuntó.

La fractura geopolítica se remonta a 1974, cuando una intervención militar turca ocupó el tercio boreal de la isla, tras un intento de golpe de Estado alentado desde Grecia. Desde entonces, ese sector se autoproclamó “República Turca del Norte de Chipre”, pero ese estado no es reconocido internacionalmente salvo por la propia Turquía. La capital, Nicosia, refleja esa división: es la única del mundo partida en dos, con un lado administrado por los grecochipriotas, y el otro, por los turcochipriotas.

El sur de la isla integra la Unión Europea y concentra la vida política, económica y deportiva del país, reconocida por los organismos internacionales. Esa división no solo marca una frontera territorial; también reorganizó el mapa del fútbol. Varios clubes históricos debieron trasladarse al sur, donde hoy se desarrolla íntegramente la liga reconocida por UEFA.

El último partido de Cabrera antes de la lesión fue justamente por una competencia organizada por la entidad continental. En el encuentro de ida por la primera ronda de la Europa League, el argentino marcó el único gol del triunfo. En la revancha, sin su presencia, por una lesión muscular, AEK Larnaca consiguió la clasificación en una tanda de penales. Ahora el club se enfrenta con Legia Varsovia, de Polonia, en una semifinal, con la esperanza de acceder a la fase principal del torneo europeo.

“Un sueño cumplido”, definió el santafesino la experiencia de protagonizar el segundo certamen en importante del Viejo Continente. “Escuchar el himno [del campeonato] antes del partido es algo que de chico veía por televisión. Es un privilegio estar ahí”, expresó.

El ex jugador de Newell’s afirmó que la liga local está en crecimiento: “Es un torneo largo, de todos contra todos, con equipos que se clasifican para competencias internacionales y otros que pelean por no descender. Está haciéndose muy fuerte porque los clubes que no juegan copas internacionales quieren ganarles a los que sí, y eso eleva el nivel competitivo”.

La liga, en la que compiten equipos como APOEL, Anorthosis y el propio AEK, combina un nivel creciente con una marcada diversidad cultural. “Hay muchos españoles, alguno que otro argentino y varios futbolistas de Grecia, Israel, Serbia. La mezcla se ve en la cancha y en el vestuario”, señaló Cabrera, que destacó el rol del futbolista albiceleste: “A uno lo respetan un poco más por venir de la Argentina. El jugador argentino se hace respetar porque compite y no se guarda nada”.

Cabrera se adaptó a la vida en Chipre. Vive en pareja y con su hijo, a la espera de un segundo, y mantiene vínculos con compatriotas que residen en la isla. “Ya armamos comunidad. Hacemos asados, comemos pizza a la parrilla, compartimos cosas nuestras. También conocimos a argentinos que trabajan acá desde hace 15 o 20 años. Está bueno tener ese contacto”, contó. En lo cotidiano, destaca la seguridad, el clima y la tranquilidad: “Es un país muy lindo para vivir. Se disfruta”.

Nacido en la localidad de Casilda, tuvo un breve paso por selección juveniles argentinas, y muchas veces fue sparring o alcanzapelotas, cuando todavía estaba en Newell’s. En 2018, durante una de las convocatorias, tuvo el privilegio de conocer a Lionel Messi y sacarse una foto con él, una experiencia a la que describe como “única”. También, con Éver Banega, con quien sí intercambió unas palabras, ya que el volante consagrado sabía que él era de Newell’s.

Fue citado para la sub 17, en la que afrontó varios amistosos, pero no llegó a integrar listas oficiales para torneos. Más tarde formó parte de la sub 20 en una gira por Europa, donde jugó un amistoso frente a Castilla, el equipo filial de Real Madrid. “Ese día estaban [Karim] Benzema y Theo Hernández. Perdimos por 5-1, pero yo hice el gol. Fue inolvidable”, recordó con alegría.

Su recorrido por las juveniles incluyó la sub 23, en la que participó en dos amistosos en Japón, antes de los Juegos Olímpicos de Tokio, bajo la conducción de Fernando Batista. Aunque no integró la nómina definitiva, agradece haber sido considerado. “No tenía continuidad ese año, pero siempre me convocaban como alternativa. Fue un orgullo enorme vestir la camiseta de la selección. Son momentos que uno guarda para siempre”, sostuvo.

Antes de instalarse en Chipre Cabrera tuvo aquella experiencias en España y Malta. En el CF Intercity jugó en la cuarta categoría, en la que vivió la realidad de los clubes españoles de ascenso. “Uno a veces piensa que jugar en Europa es todo color de rosa, pero hay torneos muy duros y de pocas oportunidades”, advirtió. Más tarde llegó a Birkirkara FC, de la isla de Malta, donde obtuvo la copa nacional y fue goleador. “Ese es el primer lugar donde realmente empecé a sumar minutos y continuidad. Me ayudó mucho a crecer”, resumió.

Aunque aún le restan dos años de contrato en AEK Larnaca , no descarta regresar a Argentina si surge una propuesta que lo motive. “Extraño el fútbol argentino. No tengo desesperación por volver ya, pero si aparece un club importante, lo pienso. Allá se vive de otra manera”, admitió. Entre las diferencias que más nota respecto al fútbol de su nación reconoce la intensidad y la presión constante, factores que, entiende, forman parte del atractivo: “Eso se extraña un poco. Mantiene siempre alerta, siempre al límite”.

Religiosidad, competencia europea, identidades divididas y cultura mediterránea: jugar en la República de Chipre implica mucho más que un cambio de camiseta. Es, como dice Enzo Cabrera, “un crecimiento para la carrera y para la vida”.

 Surgido de Newell’s, es delantero de AEK Larnaca; la grieta política, culturas y creencias influyen en un torneo ignoto  Read More