Miércoles a la mañana. Karina Milei y su amiga y mano derecha, Pilar Ramirez están ansiosas, nerviosas. Intentan reunirse con Mauricio Macri para ponerle el moño al acuerdo en la Capital Federal con una foto. En el pasado, la hermana del Presidente se había encontrado en vivo y en directo con el líder de Pro solo un par de veces: en la previa del balotaje de 2023 en la casa de exmandatario en Acassuso y luego de asumir, con Javier Milei y Santiago Caputo, en Olivos. En aquellas ocasiones, Karina casi no habló. Ahora es distinto. Ella está en “Jefe”: acaba de cerrar un pacto electoral con el macrismo con mano de hierro, sin regalar nada, tapando al amarillo con violeta. Con “actitud dominante”, como reconoció el propio Macri. Los medios hablan de la deglución de Pro por parte de La Libertad Avanza (LLA). Pero a la hora de la foto, Mauricio se hace desear.
Durante la tarde del martes y todo el miércoles hay tratativas vertiginosas. Pilar Ramírez ajusta los detalles del acuerdo enchufada al teléfono con el lugarteniente histórico de Macri, Fernando De Andreis. Los papeles de la alianza se firman. Pero falta la presentación del acuerdo en sociedad. El comunicado conjunto ya está escrito. La redacción corrió por cuenta de la Casa Rosada y Pro solo pidió un detalle retórico sutil: cambiar la palabra “miseria” por “pobreza”. Ahora se busca que la gacetilla sume las firmas manuscritas de Karina y de Macri. Y la foto.
Se habla de una cumbre con el expresidente en el Hotel Libertador a primera hora del miércoles. Las libertarias se preparan. Pero Macri les dice a los propios que no lo tiene “en agenda”. Y que foto con Karina no va a haber, tampoco firma en el comunicado. “Primero, nos tenemos que conocer”. En el juego del poder, las conveniencias políticas siempre se conjugan con la cuestión personal. Hay intereses y hay egos. Macri no entiende por qué, si siempre -o casi siempre- colaboró con los Milei en la construcción de gobernabilidad, no tiene el reconocimiento de la Casa Rosada. Por qué si Javier Milei puede asumir la conducción de la centroderecha, el Gobierno se empeña en imponer la lógica del sometimiento. En otras palabras: “Te estoy ayudando, tratame bien”.
El encuentro entre Karina y Mauricio finalmente ocurre en la intimidad de la quinta de Olivos el miércoles por la noche, sin cámaras. Solo toman agua. Allí, además de ratificar el pacto en la Ciudad, se allana el camino para el cierre de alianzas nacionales: LLA y Pro jugarán juntos en ocho provincias en los comicios de octubre. Además de la Capital Federal y la provincia de Buenos Aires, presentarán listas conjuntas en Entre Ríos, Tucumán, Misiones, La Pampa, Río Negro y Tierra del Fuego.
La cumbre de Olivos se filtra al día siguiente. “Junto al presidente del Pro, Mauricio Macri, nos pusimos de acuerdo para formar una alianza para competir juntos en la Ciudad”, cuenta Karina Milei en un tuit. Ella no revela la reunión, pero marca la cancha con su estilo, entre absolutista y epopéyico: “La base de este acuerdo es el compromiso innegociable de nuestros representantes en el Congreso a la hora de defender el plan económico y dar la batalla cultural cada vez que la historia lo requiera”. Macri, que pretendía mayor discreción, tuitea también. Habla de una “buena primera reunión con Karina Milei” y advierte: “El Pro tiene una misión y tenemos en claro lo que representamos”.
Matemática electoral
La gestualidad en torno al acuerdo electoral con Pro no fue lo único que fluyó con dificultad para el Gobierno esta semana. La Casa Rosada atraviesa problemas más grandes. La campaña bonaerense para los comicios provinciales que se celebran el 7 de septiembre asoma como un test muy complicado para LLA: hoy, la matemática electoral no asegura que los libertarios consigan una victoria en esa escala previa a los comicios nacionales de octubre.
Los primeros sondeos e investigaciones cualitativas son preocupantes para Balcarce 50. Se estima que uno de cada dos bonaerenses no tiene interés en ir a las urnas en septiembre. O que, directamente, no sabe que hay que ir a votar. Si hay baja participación, pesarán más los aparatos de los intendentes, que ponen mucho en juego en sus terruños. Un dirigente libertario comenzó a caer en la cuenta esta semana cuando quiso reservar autos en su localidad para el día de la elección y todas las remiserías ya estaban “apalabradas” por el alcalde local.
Parece, así, que con el violeta solo no alcanza en la provincia de Buenos Aires. Quizás eso explique las idas y venidas con la otra foto que se esperaba en la semana, la de Milei con los candidatos cabeza de lista en las ocho secciones electorales bonaerenses. Primero trascendió que la postal se haría el miércoles en la Casa Rosada. Pero ese día no se hizo. “Javier ni los conoce a los candidatos”, reflexionó esa tarde un colaborador oficial. Finalmente, el Presidente sorprendió con la puesta en escena en Villa Celina. Fue el primer desembarco de Milei en La Matanza desde su asunción. Y fue exprés: la cápsula presidencial arribó al distrito a las 11:52 y para las 12:15 ya estaba regresando por General Paz.
En esos minutos, Milei saludó a algunos vecinos. En medio del dispositivo de seguridad, no hubo insultos, ni contratiempos. El Presidente se tomó la foto en un descampado barroso, junto a los candidatos, Karina Milei, Patricia Bullrich y Cristian Ritondo, que no tuvo pruritos para calzarse el buzo violeta. “Kirchnerismo Nunca Más”, fue el eslógan escrito la bandera que sostenían entre todos. Una provocación que se valió de la tipografía del informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep) de 1984. En la Casa Rosada ni se inmutaron por la polémica por la banalización del trabajo que recopiló las desapariciones de la última dictadura. “Cosas de zurdos”, respondió más de uno. Pero en el búnker nacional de Pro generó algunos ruidos. “¿Cuál es la búsqueda?”, se preguntó un colaborador de los amarillos.
Si Milei anunció que dejará de utilizar insultos para que sus “formas” no tapen las discusiones de fondo sobre el rumbo del país, con la foto de La Matanza quedó en claro que los libertarios no pueden dejar de echar mano a la agitación para encender a su electorado.
La próxima decisión que tienen que tomar el Gobierno es quiénes serán los candidatos del oficialismo al Congreso: queda poco más de una semana para el cierre de listas. Y asoma, tímidamente, choque de intereses entre los hermanos Milei. Karina, como siempre, utiliza su termómetro de lealtades y busca a candidatos obedientes, mientras reparte con los socios políticos la menor cantidad de casilleros posibles. Javier está mirando quiénes van a ser sus espadas en el Congreso para la segunda mitad del mandato. Y hace pedidos puntuales. Por ejemplo: quiere a un economista full libertario en el Senado. Lo más probable es que ese sea el perfil del compañero de Patricia Bullrich en la lista de la Capital Federal.
Hoy, con la pelea sin retorno con Victoria Villarruel y el déficit político que tiene el bloque de LLA, el Senado es una causa perdida para la Casa Rosada. El objetivo de postular a la ministra de Seguridad es que sea la presidenta provisional de la Cámara para hacerle sombra a la vice.
La incógnita por estas horas es quién encabezará la lista de diputados de la Ciudad. “Acá tiene que ir alguien que sea sinónimo de los Milei”, explican en la Casa Rosada. Karina quiere impulsar a Pilar Ramírez, de su absoluta confianza. En las últimas horas, comenzó a sonar también otra mujer mileísta paladar negro: Sandra Pettovello, amiga del jefe de Estado. A diferencia de lo que le ocurre con los candidatos bonaerenses, para el Presidente sería más fácil hacer campaña con sus dos ministras preferidas (sin contar al “simbiótico” Luis Caputo) y con José Luis Espert, que será el primer candidato a diputado nacional por Buenos Aires.
West Wing, East Wing
Los desafíos no se agotan en lo electoral. Si bien hubo una forzada “reunificación familiar” que volvió a sentar a Eduardo “Lule” Menem y Martín Menem con Santiago Caputo en la mesa política que se da cita en Casa Rosada los martes, las diferencias no están saldadas. Algunos en Balcarce 50 ya hablan de la eterna disputa entre “The West Wing” (que vendría a ser Caputo, porque su despacho mira al río) y “The East Wing” (la de “Lule”, que mira a Plaza de Mayo).
La reunión de los martes se completa con Karina y con Guillermo Francos. Pese a que fue entronizado por Milei como tercer vértice del “triángulo” del Gobierno, el jefe de Gabinete prefiere sostener su rol de pacificador antes que asumir más poder y comprarse un problema. Esta semana quedó en claro que no alcanza con que todas las espadas políticas de Milei puedan sentarse en la misma mesa: el miércoles, al día siguiente del encuentro de cúpula, el Gobierno recibió cachetazos históricos en Diputados. Se aprobó por abrumadora mayoría el financiamiento universitario y el proyecto que aumenta los salarios del Hospital Garrahan y se rechazaron media docena de decretos desregulatorios de Federico Sturzenegger. La oposición le enrostró a Milei que puede aprobar proyectos con dos tercios. Ahora se verá si también está dispuesta a dar vuelta los vetos presidenciales a la ley de jubilaciones y la emergencia en discapacidad.
Lo curioso es que en la previa a la sesión en la Cámara baja, en la Casa Rosada creían que podían evitar el quórum de la sesión. En Balcarce 50 se habló de ofrecerle a los gobernadores la ley para coparticipar el 50% de los Aportes del Tesoro Nacional (ATN) a cambio de que sus legisladores no bajaran al recinto. No sirvió. Ni Martín Menem como titular de Diputados, ni Francos como el interlocutor amable, ni Caputo con sus gestiones sottovoce pudieron hacer algo para evitar la derrota. Milei finalmente anunció una cadena nacional el viernes a última hora para explicar los vetos que había firmado el fin de semana pasado.
El escenario político demuestra que la selección de los candidatos nacionales no es un casting más. Y que la alianza con el Pro y el acercamiento a Macri debería madurar y sostenerse en el tiempo. Los libertarios no dudan de que se alzarán con un triunfo en octubre que les permitirá ampliar los bloques de LLA en el Congreso. Pero hay un interrogante que un funcionario resumió así: “¿Buscamos el “tercio salva vetos” o poder hacer reformas de fondo en la segunda mitad del mandato?”. Desafíos actuales que deben resolverse con la mira en el día después.
Miércoles a la mañana. Karina Milei y su amiga y mano derecha, Pilar Ramirez están ansiosas, nerviosas. Intentan reunirse con Mauricio Macri para ponerle el moño al acuerdo en la Capital Federal con una foto. En el pasado, la hermana del Presidente se había encontrado en vivo y en directo con el líder de Pro solo un par de veces: en la previa del balotaje de 2023 en la casa de exmandatario en Acassuso y luego de asumir, con Javier Milei y Santiago Caputo, en Olivos. En aquellas ocasiones, Karina casi no habló. Ahora es distinto. Ella está en “Jefe”: acaba de cerrar un pacto electoral con el macrismo con mano de hierro, sin regalar nada, tapando al amarillo con violeta. Con “actitud dominante”, como reconoció el propio Macri. Los medios hablan de la deglución de Pro por parte de La Libertad Avanza (LLA). Pero a la hora de la foto, Mauricio se hace desear.
Durante la tarde del martes y todo el miércoles hay tratativas vertiginosas. Pilar Ramírez ajusta los detalles del acuerdo enchufada al teléfono con el lugarteniente histórico de Macri, Fernando De Andreis. Los papeles de la alianza se firman. Pero falta la presentación del acuerdo en sociedad. El comunicado conjunto ya está escrito. La redacción corrió por cuenta de la Casa Rosada y Pro solo pidió un detalle retórico sutil: cambiar la palabra “miseria” por “pobreza”. Ahora se busca que la gacetilla sume las firmas manuscritas de Karina y de Macri. Y la foto.
Se habla de una cumbre con el expresidente en el Hotel Libertador a primera hora del miércoles. Las libertarias se preparan. Pero Macri les dice a los propios que no lo tiene “en agenda”. Y que foto con Karina no va a haber, tampoco firma en el comunicado. “Primero, nos tenemos que conocer”. En el juego del poder, las conveniencias políticas siempre se conjugan con la cuestión personal. Hay intereses y hay egos. Macri no entiende por qué, si siempre -o casi siempre- colaboró con los Milei en la construcción de gobernabilidad, no tiene el reconocimiento de la Casa Rosada. Por qué si Javier Milei puede asumir la conducción de la centroderecha, el Gobierno se empeña en imponer la lógica del sometimiento. En otras palabras: “Te estoy ayudando, tratame bien”.
El encuentro entre Karina y Mauricio finalmente ocurre en la intimidad de la quinta de Olivos el miércoles por la noche, sin cámaras. Solo toman agua. Allí, además de ratificar el pacto en la Ciudad, se allana el camino para el cierre de alianzas nacionales: LLA y Pro jugarán juntos en ocho provincias en los comicios de octubre. Además de la Capital Federal y la provincia de Buenos Aires, presentarán listas conjuntas en Entre Ríos, Tucumán, Misiones, La Pampa, Río Negro y Tierra del Fuego.
La cumbre de Olivos se filtra al día siguiente. “Junto al presidente del Pro, Mauricio Macri, nos pusimos de acuerdo para formar una alianza para competir juntos en la Ciudad”, cuenta Karina Milei en un tuit. Ella no revela la reunión, pero marca la cancha con su estilo, entre absolutista y epopéyico: “La base de este acuerdo es el compromiso innegociable de nuestros representantes en el Congreso a la hora de defender el plan económico y dar la batalla cultural cada vez que la historia lo requiera”. Macri, que pretendía mayor discreción, tuitea también. Habla de una “buena primera reunión con Karina Milei” y advierte: “El Pro tiene una misión y tenemos en claro lo que representamos”.
Matemática electoral
La gestualidad en torno al acuerdo electoral con Pro no fue lo único que fluyó con dificultad para el Gobierno esta semana. La Casa Rosada atraviesa problemas más grandes. La campaña bonaerense para los comicios provinciales que se celebran el 7 de septiembre asoma como un test muy complicado para LLA: hoy, la matemática electoral no asegura que los libertarios consigan una victoria en esa escala previa a los comicios nacionales de octubre.
Los primeros sondeos e investigaciones cualitativas son preocupantes para Balcarce 50. Se estima que uno de cada dos bonaerenses no tiene interés en ir a las urnas en septiembre. O que, directamente, no sabe que hay que ir a votar. Si hay baja participación, pesarán más los aparatos de los intendentes, que ponen mucho en juego en sus terruños. Un dirigente libertario comenzó a caer en la cuenta esta semana cuando quiso reservar autos en su localidad para el día de la elección y todas las remiserías ya estaban “apalabradas” por el alcalde local.
Parece, así, que con el violeta solo no alcanza en la provincia de Buenos Aires. Quizás eso explique las idas y venidas con la otra foto que se esperaba en la semana, la de Milei con los candidatos cabeza de lista en las ocho secciones electorales bonaerenses. Primero trascendió que la postal se haría el miércoles en la Casa Rosada. Pero ese día no se hizo. “Javier ni los conoce a los candidatos”, reflexionó esa tarde un colaborador oficial. Finalmente, el Presidente sorprendió con la puesta en escena en Villa Celina. Fue el primer desembarco de Milei en La Matanza desde su asunción. Y fue exprés: la cápsula presidencial arribó al distrito a las 11:52 y para las 12:15 ya estaba regresando por General Paz.
En esos minutos, Milei saludó a algunos vecinos. En medio del dispositivo de seguridad, no hubo insultos, ni contratiempos. El Presidente se tomó la foto en un descampado barroso, junto a los candidatos, Karina Milei, Patricia Bullrich y Cristian Ritondo, que no tuvo pruritos para calzarse el buzo violeta. “Kirchnerismo Nunca Más”, fue el eslógan escrito la bandera que sostenían entre todos. Una provocación que se valió de la tipografía del informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep) de 1984. En la Casa Rosada ni se inmutaron por la polémica por la banalización del trabajo que recopiló las desapariciones de la última dictadura. “Cosas de zurdos”, respondió más de uno. Pero en el búnker nacional de Pro generó algunos ruidos. “¿Cuál es la búsqueda?”, se preguntó un colaborador de los amarillos.
Si Milei anunció que dejará de utilizar insultos para que sus “formas” no tapen las discusiones de fondo sobre el rumbo del país, con la foto de La Matanza quedó en claro que los libertarios no pueden dejar de echar mano a la agitación para encender a su electorado.
La próxima decisión que tienen que tomar el Gobierno es quiénes serán los candidatos del oficialismo al Congreso: queda poco más de una semana para el cierre de listas. Y asoma, tímidamente, choque de intereses entre los hermanos Milei. Karina, como siempre, utiliza su termómetro de lealtades y busca a candidatos obedientes, mientras reparte con los socios políticos la menor cantidad de casilleros posibles. Javier está mirando quiénes van a ser sus espadas en el Congreso para la segunda mitad del mandato. Y hace pedidos puntuales. Por ejemplo: quiere a un economista full libertario en el Senado. Lo más probable es que ese sea el perfil del compañero de Patricia Bullrich en la lista de la Capital Federal.
Hoy, con la pelea sin retorno con Victoria Villarruel y el déficit político que tiene el bloque de LLA, el Senado es una causa perdida para la Casa Rosada. El objetivo de postular a la ministra de Seguridad es que sea la presidenta provisional de la Cámara para hacerle sombra a la vice.
La incógnita por estas horas es quién encabezará la lista de diputados de la Ciudad. “Acá tiene que ir alguien que sea sinónimo de los Milei”, explican en la Casa Rosada. Karina quiere impulsar a Pilar Ramírez, de su absoluta confianza. En las últimas horas, comenzó a sonar también otra mujer mileísta paladar negro: Sandra Pettovello, amiga del jefe de Estado. A diferencia de lo que le ocurre con los candidatos bonaerenses, para el Presidente sería más fácil hacer campaña con sus dos ministras preferidas (sin contar al “simbiótico” Luis Caputo) y con José Luis Espert, que será el primer candidato a diputado nacional por Buenos Aires.
West Wing, East Wing
Los desafíos no se agotan en lo electoral. Si bien hubo una forzada “reunificación familiar” que volvió a sentar a Eduardo “Lule” Menem y Martín Menem con Santiago Caputo en la mesa política que se da cita en Casa Rosada los martes, las diferencias no están saldadas. Algunos en Balcarce 50 ya hablan de la eterna disputa entre “The West Wing” (que vendría a ser Caputo, porque su despacho mira al río) y “The East Wing” (la de “Lule”, que mira a Plaza de Mayo).
La reunión de los martes se completa con Karina y con Guillermo Francos. Pese a que fue entronizado por Milei como tercer vértice del “triángulo” del Gobierno, el jefe de Gabinete prefiere sostener su rol de pacificador antes que asumir más poder y comprarse un problema. Esta semana quedó en claro que no alcanza con que todas las espadas políticas de Milei puedan sentarse en la misma mesa: el miércoles, al día siguiente del encuentro de cúpula, el Gobierno recibió cachetazos históricos en Diputados. Se aprobó por abrumadora mayoría el financiamiento universitario y el proyecto que aumenta los salarios del Hospital Garrahan y se rechazaron media docena de decretos desregulatorios de Federico Sturzenegger. La oposición le enrostró a Milei que puede aprobar proyectos con dos tercios. Ahora se verá si también está dispuesta a dar vuelta los vetos presidenciales a la ley de jubilaciones y la emergencia en discapacidad.
Lo curioso es que en la previa a la sesión en la Cámara baja, en la Casa Rosada creían que podían evitar el quórum de la sesión. En Balcarce 50 se habló de ofrecerle a los gobernadores la ley para coparticipar el 50% de los Aportes del Tesoro Nacional (ATN) a cambio de que sus legisladores no bajaran al recinto. No sirvió. Ni Martín Menem como titular de Diputados, ni Francos como el interlocutor amable, ni Caputo con sus gestiones sottovoce pudieron hacer algo para evitar la derrota. Milei finalmente anunció una cadena nacional el viernes a última hora para explicar los vetos que había firmado el fin de semana pasado.
El escenario político demuestra que la selección de los candidatos nacionales no es un casting más. Y que la alianza con el Pro y el acercamiento a Macri debería madurar y sostenerse en el tiempo. Los libertarios no dudan de que se alzarán con un triunfo en octubre que les permitirá ampliar los bloques de LLA en el Congreso. Pero hay un interrogante que un funcionario resumió así: “¿Buscamos el “tercio salva vetos” o poder hacer reformas de fondo en la segunda mitad del mandato?”. Desafíos actuales que deben resolverse con la mira en el día después.
Horas de vértigo a la espera del encuentro entre Karina Milei y el jefe de Pro; el dilema por el perfil de los postulantes nacionales; las gestiones frustradas de la mesa política; trastienda de una semana difícil en la Casa Rosada Read More