“Oportunidad histórica”: el fenómeno que no se veía hace décadas y abre una chance única para la carne argentina en todo el mundo

En un contexto global marcado por la escasez de oferta y el aumento sostenido de los precios, la carne argentina — y en especial la de raza Angus — se perfila como una de las grandes protagonistas del comercio internacional. La creciente demanda por productos premium, el ingreso de millones de personas a la clase media en Asia y el reposicionamiento de los proveedores ante las tensiones comerciales globales configuran un escenario inédito. Así lo expuso Javier Martínez del Valle, director ejecutivo de la Asociación Argentina de Angus, en la 82ª Expo Angus que se realiza en el predio de Palermo de la Sociedad Rural Argentina (SRA).

Están en un valle soñado: tres lugares combinan con éxito producción y turismo rural abiertos al público

Recientemente, el directivo participó del Congreso Mundial de Angus celebrado en Brisbane, Australia. En este sentido compartió una visión estratégica sobre el futuro de la carne vacuna argentina luego del encuentro que reúne cada cuatro años a más de 1000 productores de 21 países y que se convirtió en una verdadera caja de resonancia sobre el presente y el futuro del mercado global de la carne vacuna.

“Se hacen dos reuniones fundamentales: una abierta, donde analizamos la situación del mercado, la genética, los desafíos comunes, y otra del secretariado, donde los delegados discutimos temas internos de las asociaciones. Es un espacio valiosísimo de intercambio”, explicó a LA NACION Martínez del Valle.

Foco en China: un grupo de empresas del agro, entre ellas la familia Blaquier, invierte US$42 millones en un frigorífico de cerdos

Uno de los ejes más relevantes del Congreso fue la convergencia inédita de los ciclos ganaderos de los grandes exportadores de carne: Estados Unidos, Canadá, Australia y Brasil. La Argentina no participa en este proceso del ciclo ganadero, donde está la fuerte retención y como participante del mercado mundial de carne vacuna no influye tanto para que pueda marcar el precio del producto en el mundo.

“Estamos frente a un fenómeno que no se veía hace 25 o 30 años: los principales jugadores están atravesando simultáneamente un proceso de retención de vientres, lo que reduce la faena y, por ende, la oferta mundial. Esto eleva los precios internacionales y abre una oportunidad histórica”, sostuvo el directivo.

Este fenómeno cíclico podría prolongarse por varios años. “Hasta que se complete el ciclo en cada país los precios van a mantenerse altos y la demanda va a crecer. Estamos ante un mercado internacional extremadamente demandante”, agregó. Pero no es solo un tema de oferta. Martínez del Valle subrayó que, desde el lado de la demanda, también se están generando cambios estructurales que favorecen a la carne argentina.

Situación

“Con la guerra de aranceles impulsada por Donald Trump muchos compradores tradicionales de Estados Unidos están buscando proveedores sustitutos. Hoy quien está ganando esos mercados es Australia. Pero ahí está la gran oportunidad para la Argentina”, explicó.

China, Japón, Corea y el sudeste asiático en general están revaluando a sus socios comerciales en carne vacuna. “El mundo necesita proveedores confiables y con productos premium. La Argentina tiene ese potencial, y sobre todo con la carne Angus, que ya tiene un sello de calidad reconocido a nivel mundial”, dijo.

Además del fenómeno arancelario, señaló que hay un cambio de paradigma en los hábitos de consumo. “Estamos viendo cómo los hijos de quienes salieron de la pobreza en las últimas décadas ahora ingresan a la clase media. Este fenómeno se llama premiumización: ya no solo quieren carne, sino carne de calidad superior”, indicó.

Según describió, este fenómeno también lo llaman westernización, porque cuando los orientales mejoran de clase social les interesa qué hacen los occidentales, qué les gusta y lo que están haciendo es comprar productos premium occidentales como el whisky escocés; también pasan a tomar vinos de alta gama y consumir marcas de ropa de elite. “Se reflejan en la sociedad occidental y parte de esa sociedad occidental es la europea que tiene un concepto altísimo sobre la carne argentina: ahí está la oportunidad para nuestra carne. Hay un desafío gigantesco para los productos premium argentinos”, indicó.

Se estima que durante la próxima década 1000 millones de personas se sumarán a la clase media en Asia. “Es un desafío y una oportunidad gigantesca para quienes pueden ofrecer carne de excelencia. Y ahí es donde entra en juego la carne argentina”, remarcó.

Pero no solo se trata de calidad, sino también de identidad. “Australia produce carne similar a la americana, con genética norteamericana. No tiene un concepto propio. Nosotros sí: la carne argentina tiene un sello mundial, un sabor, un modo de producción diferente. Es otra propuesta”, enfatizó Martínez del Valle.

En este escenario, la carne Angus ha experimentado un crecimiento sin precedente. “En los últimos años ha crecido en una forma exponencial. Hoy como marca internacional Angus es de las primeras marcas del mundo; es gestión en red por frigoríficos y productores de todo el mundo. Hoy factura más de 4000 millones de dólares anuales, más que Coca-Cola. Y no hay otra marca de carne que le compita en el mundo”, señaló.

Según comentó, en Estados Unidos, uno de cada cuatro novillos faenados lleva certificación Angus, y los principales restaurantes del mundo optan por esta marca como sinónimo de distinción. Sin embargo, no todas son oportunidades y también hay amenazas. “Los nuevos consumidores, especialmente los de la generación Z, tienen otras prioridades. Les preocupa el medio ambiente, el bienestar animal y el impacto de lo que consumen”, advirtió.

Esto obliga al sector a reformular su mensaje. “Ya no alcanza con hablar de calidad. Hay que comunicar mejor qué significa producir carne en la Argentina. Por ejemplo, diferenciar el impacto del metano — que se disipa en una década — del dióxido de carbono, que permanece siglos en la atmósfera. La desinformación es un problema y debemos combatirla con argumentos científicos”, explicó.

Otro desafío clave es la eficiencia. “Una de nuestras tareas es mejorar la conversión alimenticia del ganado. La vaca es menos eficiente que el pollo o el cerdo, pero tenemos que trabajar para reducir esa brecha, tanto por competitividad como por sustentabilidad”, agregó.

En este punto, la genética Angus juega un papel central. “Trabajamos en líneas que permiten más rendimiento con menos consumo. Y eso, además de impacto ambiental positivo, mejora los márgenes para los productores”, dijo.

Por todo esto, concluyó Martínez del Valle, “el momento es ahora”. La Argentina tiene una oportunidad única para posicionarse como proveedor de carne premium en un mundo que no solo demanda más proteína, sino que exige trazabilidad, identidad y sustentabilidad. La clave está en saber comunicarlo y sostenerlo en el tiempo.

En un contexto global marcado por la escasez de oferta y el aumento sostenido de los precios, la carne argentina — y en especial la de raza Angus — se perfila como una de las grandes protagonistas del comercio internacional. La creciente demanda por productos premium, el ingreso de millones de personas a la clase media en Asia y el reposicionamiento de los proveedores ante las tensiones comerciales globales configuran un escenario inédito. Así lo expuso Javier Martínez del Valle, director ejecutivo de la Asociación Argentina de Angus, en la 82ª Expo Angus que se realiza en el predio de Palermo de la Sociedad Rural Argentina (SRA).

Están en un valle soñado: tres lugares combinan con éxito producción y turismo rural abiertos al público

Recientemente, el directivo participó del Congreso Mundial de Angus celebrado en Brisbane, Australia. En este sentido compartió una visión estratégica sobre el futuro de la carne vacuna argentina luego del encuentro que reúne cada cuatro años a más de 1000 productores de 21 países y que se convirtió en una verdadera caja de resonancia sobre el presente y el futuro del mercado global de la carne vacuna.

“Se hacen dos reuniones fundamentales: una abierta, donde analizamos la situación del mercado, la genética, los desafíos comunes, y otra del secretariado, donde los delegados discutimos temas internos de las asociaciones. Es un espacio valiosísimo de intercambio”, explicó a LA NACION Martínez del Valle.

Foco en China: un grupo de empresas del agro, entre ellas la familia Blaquier, invierte US$42 millones en un frigorífico de cerdos

Uno de los ejes más relevantes del Congreso fue la convergencia inédita de los ciclos ganaderos de los grandes exportadores de carne: Estados Unidos, Canadá, Australia y Brasil. La Argentina no participa en este proceso del ciclo ganadero, donde está la fuerte retención y como participante del mercado mundial de carne vacuna no influye tanto para que pueda marcar el precio del producto en el mundo.

“Estamos frente a un fenómeno que no se veía hace 25 o 30 años: los principales jugadores están atravesando simultáneamente un proceso de retención de vientres, lo que reduce la faena y, por ende, la oferta mundial. Esto eleva los precios internacionales y abre una oportunidad histórica”, sostuvo el directivo.

Este fenómeno cíclico podría prolongarse por varios años. “Hasta que se complete el ciclo en cada país los precios van a mantenerse altos y la demanda va a crecer. Estamos ante un mercado internacional extremadamente demandante”, agregó. Pero no es solo un tema de oferta. Martínez del Valle subrayó que, desde el lado de la demanda, también se están generando cambios estructurales que favorecen a la carne argentina.

Situación

“Con la guerra de aranceles impulsada por Donald Trump muchos compradores tradicionales de Estados Unidos están buscando proveedores sustitutos. Hoy quien está ganando esos mercados es Australia. Pero ahí está la gran oportunidad para la Argentina”, explicó.

China, Japón, Corea y el sudeste asiático en general están revaluando a sus socios comerciales en carne vacuna. “El mundo necesita proveedores confiables y con productos premium. La Argentina tiene ese potencial, y sobre todo con la carne Angus, que ya tiene un sello de calidad reconocido a nivel mundial”, dijo.

Además del fenómeno arancelario, señaló que hay un cambio de paradigma en los hábitos de consumo. “Estamos viendo cómo los hijos de quienes salieron de la pobreza en las últimas décadas ahora ingresan a la clase media. Este fenómeno se llama premiumización: ya no solo quieren carne, sino carne de calidad superior”, indicó.

Según describió, este fenómeno también lo llaman westernización, porque cuando los orientales mejoran de clase social les interesa qué hacen los occidentales, qué les gusta y lo que están haciendo es comprar productos premium occidentales como el whisky escocés; también pasan a tomar vinos de alta gama y consumir marcas de ropa de elite. “Se reflejan en la sociedad occidental y parte de esa sociedad occidental es la europea que tiene un concepto altísimo sobre la carne argentina: ahí está la oportunidad para nuestra carne. Hay un desafío gigantesco para los productos premium argentinos”, indicó.

Se estima que durante la próxima década 1000 millones de personas se sumarán a la clase media en Asia. “Es un desafío y una oportunidad gigantesca para quienes pueden ofrecer carne de excelencia. Y ahí es donde entra en juego la carne argentina”, remarcó.

Pero no solo se trata de calidad, sino también de identidad. “Australia produce carne similar a la americana, con genética norteamericana. No tiene un concepto propio. Nosotros sí: la carne argentina tiene un sello mundial, un sabor, un modo de producción diferente. Es otra propuesta”, enfatizó Martínez del Valle.

En este escenario, la carne Angus ha experimentado un crecimiento sin precedente. “En los últimos años ha crecido en una forma exponencial. Hoy como marca internacional Angus es de las primeras marcas del mundo; es gestión en red por frigoríficos y productores de todo el mundo. Hoy factura más de 4000 millones de dólares anuales, más que Coca-Cola. Y no hay otra marca de carne que le compita en el mundo”, señaló.

Según comentó, en Estados Unidos, uno de cada cuatro novillos faenados lleva certificación Angus, y los principales restaurantes del mundo optan por esta marca como sinónimo de distinción. Sin embargo, no todas son oportunidades y también hay amenazas. “Los nuevos consumidores, especialmente los de la generación Z, tienen otras prioridades. Les preocupa el medio ambiente, el bienestar animal y el impacto de lo que consumen”, advirtió.

Esto obliga al sector a reformular su mensaje. “Ya no alcanza con hablar de calidad. Hay que comunicar mejor qué significa producir carne en la Argentina. Por ejemplo, diferenciar el impacto del metano — que se disipa en una década — del dióxido de carbono, que permanece siglos en la atmósfera. La desinformación es un problema y debemos combatirla con argumentos científicos”, explicó.

Otro desafío clave es la eficiencia. “Una de nuestras tareas es mejorar la conversión alimenticia del ganado. La vaca es menos eficiente que el pollo o el cerdo, pero tenemos que trabajar para reducir esa brecha, tanto por competitividad como por sustentabilidad”, agregó.

En este punto, la genética Angus juega un papel central. “Trabajamos en líneas que permiten más rendimiento con menos consumo. Y eso, además de impacto ambiental positivo, mejora los márgenes para los productores”, dijo.

Por todo esto, concluyó Martínez del Valle, “el momento es ahora”. La Argentina tiene una oportunidad única para posicionarse como proveedor de carne premium en un mundo que no solo demanda más proteína, sino que exige trazabilidad, identidad y sustentabilidad. La clave está en saber comunicarlo y sostenerlo en el tiempo.

 En la 82a. Expo Angus, Javier Martínez del Valle, director ejecutivo de Angus, explicó el impacto de un contexto global marcado por la escasez de oferta y el aumento sostenido de los precios  Read More