Escuchar música no es solo una actividad placentera, dado que la ciencia finalmente demostró que tiene implicaciones en el funcionamiento del cerebro, en especial la clásica. Las obras de autores como Bach y Vivaldi estimulan la actividad cerebral y mejoran la concentración.
Una de las ramas que estudian los científicos en la actualidad es la influencia de los sonidos sobre la mente humana. A lo largo de las últimas décadas, investigadores de todo el mundo buscaron descifrar cómo el proceso cognitivo puede ser impulsado por agentes externos tales como la música.
Estudios recientes publicados en la revista Frontiers in Psychology mostraron que la música clásica pueden mejorar funciones cognitivas específicas del cerebro, ayudar a la concentración y mantener el foco en las tareas. Sin embargo, los efectos dependen de múltiples causas.
Hace unas décadas se investigó “el efecto Mozart”, que fue propuesto por primera vez en un estudio publicado en 1993 por los autores Rauscher, Shaw y Ky, quienes encontraron que estudiantes que escuchaban una sonata del músico austríaco mostraban una mejora temporal en pruebas de razonamiento espacial en comparación con otros que realizaron la prueba en silencio.
Los investigadores, en aquel entonces, aclararon que esta mejora no implica un aumento general de la inteligencia, sino un efecto temporal en ciertas habilidades cognitivas relacionadas con el procesamiento espacial. Si bien este efecto fue muy discutido en investigaciones posteriores, dejó marcado en la ciencia que la música clásica puede tener efectos beneficiosos en los procesos mentales.
En la actualidad, el estudio ya mencionado demostró que la música relajante tiene más que un efecto directo sobre la inteligencia, ya que activa el estado de alerta y una modulación emocional del cerebro, lo que favorece la atención y el rendimiento. El tempo, la intensidad y la complejidad de la música clásico son más efectivas que otras piezas artísticas.
El estudio reciente mostró que la música clásica instrumental, especialmente la del período barroco, con compositores como Bach o Vivaldi, puede tener efectos positivos en la atención continua, la disminución del estrés y el desempeño académico. La naturaleza armónica y repetitiva de esas obras ayuda a mantener la concentración durante tiempos prolongados, siempre y cuando no se combine con otras distracciones.
De esta manera, utilizar música clásica como apoyo para estudiar o trabajar es una posibilidad real, pero no es una solución infalible. Su efectividad varía según el momento, la persona y el contexto. Además, no toda la música clásica funciona igual. Las piezas con cambios bruscos en volumen o tempo, o con una carga emocional intensa, pueden generar más activación que concentración.
Por su parte, la música con patrones predecibles y tonos más neutros puede ser más adecuada para actividades que requieran poner el foco en una sola cosa. Los autores también aseveraron que la música clásica puede servir como una herramienta para regular emociones y estimular la cognición, pero se debe adaptar a las necesidades individuales.
Escuchar música no es solo una actividad placentera, dado que la ciencia finalmente demostró que tiene implicaciones en el funcionamiento del cerebro, en especial la clásica. Las obras de autores como Bach y Vivaldi estimulan la actividad cerebral y mejoran la concentración.
Una de las ramas que estudian los científicos en la actualidad es la influencia de los sonidos sobre la mente humana. A lo largo de las últimas décadas, investigadores de todo el mundo buscaron descifrar cómo el proceso cognitivo puede ser impulsado por agentes externos tales como la música.
Estudios recientes publicados en la revista Frontiers in Psychology mostraron que la música clásica pueden mejorar funciones cognitivas específicas del cerebro, ayudar a la concentración y mantener el foco en las tareas. Sin embargo, los efectos dependen de múltiples causas.
Hace unas décadas se investigó “el efecto Mozart”, que fue propuesto por primera vez en un estudio publicado en 1993 por los autores Rauscher, Shaw y Ky, quienes encontraron que estudiantes que escuchaban una sonata del músico austríaco mostraban una mejora temporal en pruebas de razonamiento espacial en comparación con otros que realizaron la prueba en silencio.
Los investigadores, en aquel entonces, aclararon que esta mejora no implica un aumento general de la inteligencia, sino un efecto temporal en ciertas habilidades cognitivas relacionadas con el procesamiento espacial. Si bien este efecto fue muy discutido en investigaciones posteriores, dejó marcado en la ciencia que la música clásica puede tener efectos beneficiosos en los procesos mentales.
En la actualidad, el estudio ya mencionado demostró que la música relajante tiene más que un efecto directo sobre la inteligencia, ya que activa el estado de alerta y una modulación emocional del cerebro, lo que favorece la atención y el rendimiento. El tempo, la intensidad y la complejidad de la música clásico son más efectivas que otras piezas artísticas.
El estudio reciente mostró que la música clásica instrumental, especialmente la del período barroco, con compositores como Bach o Vivaldi, puede tener efectos positivos en la atención continua, la disminución del estrés y el desempeño académico. La naturaleza armónica y repetitiva de esas obras ayuda a mantener la concentración durante tiempos prolongados, siempre y cuando no se combine con otras distracciones.
De esta manera, utilizar música clásica como apoyo para estudiar o trabajar es una posibilidad real, pero no es una solución infalible. Su efectividad varía según el momento, la persona y el contexto. Además, no toda la música clásica funciona igual. Las piezas con cambios bruscos en volumen o tempo, o con una carga emocional intensa, pueden generar más activación que concentración.
Por su parte, la música con patrones predecibles y tonos más neutros puede ser más adecuada para actividades que requieran poner el foco en una sola cosa. Los autores también aseveraron que la música clásica puede servir como una herramienta para regular emociones y estimular la cognición, pero se debe adaptar a las necesidades individuales.
La estimulación cerebral que producen las obras de autores como Bach o Vivaldi incrementa las capacidades cognitivas de las personas Read More