“Sin alma”. Advierten que el ChatGPT deterioraría la capacidad de pensamiento crítico en los jóvenes

Un nuevo estudio del Massachusetts Institute of Technology (MIT) Media Lab reveló que el uso que de los actuales sistemas de Inteligencia Artificial (IA) podría perjudicar el aprendizaje, especialmente en los jóvenes.

El estudio dividió a los participantes –residentes de Boston de 18 a 39 años– en tres grupos, y les pidió que escribieran ensayos de 20 minutos utilizando ChatGPT, Google o sin ninguna herramienta extra. Mediante un electroencefalograma los investigadores registraron la actividad cerebral, y encontraron que, de los tres grupos, aquellos que utilizaban ChatGPT presentaron la menor actividad cerebral y un “rendimiento consistentemente inferior a nivel neuronal, lingüístico y conductual”. A lo largo de varios meses, mostraron una tendencia a reducir progresivamente su esfuerzo, recurriendo con frecuencia al copiar y pegar para el final del estudio.

Si bien la muestra utilizada es relativamente pequeña y el estudio aún no ha sido sometido a revisión por pares, su autora principal, Nataliya Kosmyna, consideró importante difundirlo para alertar sobre esta problemática porque considera que ya está afectando a los niños. De hecho, es la primera vez que decide publicar un paper sin que haya sido revisado, lo cual puede demorar como mínimo ocho meses.

“Lo que realmente me motivó a publicarlo ahora es que temo que en seis u ocho meses algún gobierno decida: ‘hagamos un jardín de infantes con ChatGPT’. Creo que eso sería absolutamente negativo y perjudicial,” señaló a la revista Time. “Los cerebros en desarrollo son los que más en riesgo están”.

Y consideró: “Es absolutamente crucial la educación sobre cómo utilizar estas herramientas y promover que nuestro cerebro necesita desarrollarse de manera más analógica”. Remarcó, a su vez, la necesidad de legislar respecto al uso de la Inteligencia Artificial y la evaluación de estas herramientas antes de implementarlas.

Kosmyna, que desde 2021 es investigadora exclusiva en el MIT Media Lab, quería estudiar específicamente el impacto del uso de la Inteligencia Artificial en el ámbito escolar dado que cada vez son más los estudiantes que lo utilizan.

Resultados

Según muestra la investigación, el grupo que utilizó ChatGPT entregó monografías muy similares carentes de pensamientos originales y que repetían las mismas expresiones e ideas. Dos maestras que las evaluaron las describieron como “sin alma”. Los electroencefalogramas, por su parte, revelaron un bajo nivel de control y atención que empeoraba a medida que avanzó el experimento: para la tercera monografía los participantes directamente le copiaban la consigna a ChatGPT y esperaban que lo hiciera.

El segundo grupo, que se ayudó con Google, se mostraba satisfecho con sus resultados y registraba actividad cerebral elevada. Un punto importante teniendo en cuenta que muchos utilizan los chatbots de Inteligencia Artificial en lugar del buscador de Google.

En tanto, el grupo que trabajó exclusivamente con su propio cerebro mostró la mayor conectividad neuronal, asociada a la creatividad, memoria y el procesamiento semántico. Los investigadores encontraron que este grupo era el más conectado y curioso, asumían la autoría de su texto y expresaban mayor satisfacción con sus monografías.

Después de escribir los tres ensayos, le solicitaban a los participantes que vuelvan a escribir alguno de ellos. El grupo que utilizó ChatGPT tuvo que hacerlo esta vez sin esa ayuda mientras que el grupo que no había podido utilizarlo, podía consultarlo.

Los primeros recordaban poco de su trabajo y mostraron ondas alfa y theta más débiles, lo que podría reflejar un salto en los procesos de memoria profunda. “Ejecutaron la tarea y podríamos decir de manera eficiente. Pero, como mostramos en esta investigación, pareciera que no llega a asentarse en la memoria y no queda registrada”, describió Kosmyna.

En contraste, el otro grupo, aquel que antes no la había utilizado y ahora sí pudo consultar ChatGPT, no tuvo el mismo resultado y mostró un aumento significativo de la conectividad cerebral en todas las bandas de frecuencia registradas. Esto plantea la esperanza de que, si la inteligencia artificial se utiliza de manera adecuada, podría potenciar el aprendizaje en lugar de perjudicarlo.

Un nuevo estudio del Massachusetts Institute of Technology (MIT) Media Lab reveló que el uso que de los actuales sistemas de Inteligencia Artificial (IA) podría perjudicar el aprendizaje, especialmente en los jóvenes.

El estudio dividió a los participantes –residentes de Boston de 18 a 39 años– en tres grupos, y les pidió que escribieran ensayos de 20 minutos utilizando ChatGPT, Google o sin ninguna herramienta extra. Mediante un electroencefalograma los investigadores registraron la actividad cerebral, y encontraron que, de los tres grupos, aquellos que utilizaban ChatGPT presentaron la menor actividad cerebral y un “rendimiento consistentemente inferior a nivel neuronal, lingüístico y conductual”. A lo largo de varios meses, mostraron una tendencia a reducir progresivamente su esfuerzo, recurriendo con frecuencia al copiar y pegar para el final del estudio.

Si bien la muestra utilizada es relativamente pequeña y el estudio aún no ha sido sometido a revisión por pares, su autora principal, Nataliya Kosmyna, consideró importante difundirlo para alertar sobre esta problemática porque considera que ya está afectando a los niños. De hecho, es la primera vez que decide publicar un paper sin que haya sido revisado, lo cual puede demorar como mínimo ocho meses.

“Lo que realmente me motivó a publicarlo ahora es que temo que en seis u ocho meses algún gobierno decida: ‘hagamos un jardín de infantes con ChatGPT’. Creo que eso sería absolutamente negativo y perjudicial,” señaló a la revista Time. “Los cerebros en desarrollo son los que más en riesgo están”.

Y consideró: “Es absolutamente crucial la educación sobre cómo utilizar estas herramientas y promover que nuestro cerebro necesita desarrollarse de manera más analógica”. Remarcó, a su vez, la necesidad de legislar respecto al uso de la Inteligencia Artificial y la evaluación de estas herramientas antes de implementarlas.

Kosmyna, que desde 2021 es investigadora exclusiva en el MIT Media Lab, quería estudiar específicamente el impacto del uso de la Inteligencia Artificial en el ámbito escolar dado que cada vez son más los estudiantes que lo utilizan.

Resultados

Según muestra la investigación, el grupo que utilizó ChatGPT entregó monografías muy similares carentes de pensamientos originales y que repetían las mismas expresiones e ideas. Dos maestras que las evaluaron las describieron como “sin alma”. Los electroencefalogramas, por su parte, revelaron un bajo nivel de control y atención que empeoraba a medida que avanzó el experimento: para la tercera monografía los participantes directamente le copiaban la consigna a ChatGPT y esperaban que lo hiciera.

El segundo grupo, que se ayudó con Google, se mostraba satisfecho con sus resultados y registraba actividad cerebral elevada. Un punto importante teniendo en cuenta que muchos utilizan los chatbots de Inteligencia Artificial en lugar del buscador de Google.

En tanto, el grupo que trabajó exclusivamente con su propio cerebro mostró la mayor conectividad neuronal, asociada a la creatividad, memoria y el procesamiento semántico. Los investigadores encontraron que este grupo era el más conectado y curioso, asumían la autoría de su texto y expresaban mayor satisfacción con sus monografías.

Después de escribir los tres ensayos, le solicitaban a los participantes que vuelvan a escribir alguno de ellos. El grupo que utilizó ChatGPT tuvo que hacerlo esta vez sin esa ayuda mientras que el grupo que no había podido utilizarlo, podía consultarlo.

Los primeros recordaban poco de su trabajo y mostraron ondas alfa y theta más débiles, lo que podría reflejar un salto en los procesos de memoria profunda. “Ejecutaron la tarea y podríamos decir de manera eficiente. Pero, como mostramos en esta investigación, pareciera que no llega a asentarse en la memoria y no queda registrada”, describió Kosmyna.

En contraste, el otro grupo, aquel que antes no la había utilizado y ahora sí pudo consultar ChatGPT, no tuvo el mismo resultado y mostró un aumento significativo de la conectividad cerebral en todas las bandas de frecuencia registradas. Esto plantea la esperanza de que, si la inteligencia artificial se utiliza de manera adecuada, podría potenciar el aprendizaje en lugar de perjudicarlo.

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