El presidente Donald Trump informó este sábado de que Estados Unidos atacó tres instalaciones nucleares en Irán. “Hemos completado con gran éxito nuestro ataque contra tres instalaciones nucleares en Irán, entre ellas Fordo, Natanz y Isfahán. Todos los aviones se encuentran ahora fuera del espacio aéreo iraní”, escribió en la red social Truth Social.
Trump añadió que se lanzó “una carga completa de bombas” sobre Fordo y que todos los aviones estaban de regreso a Estados Unidos.
Hace unos días Israel también atacó la planta de Natanz, en el centro del país, que sufrió daños severos, según el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
El OIEA describió en ese momento los ataques a las instalaciones nucleares de Irán como “profundamente preocupantes”.
El director general del OIEA, Rafael Grossi, dijo el pasado lunes que la escalada militar “aumenta la posibilidad de una liberación radiológica con graves consecuencias para las personas y el medio ambiente”.
Las plantas de enriquecimiento de uranio se utilizan para acumular suministros de un tipo particular (o isótopo) de uranio.
“Cuando extraes uranio del suelo, viene en dos formas: el 99,3% es uranio-238 y el 0,7%, o aproximadamente un átomo entre 150, es uranio-235 y esto es lo que se necesita para trabajar en un reactor nuclear”, explica el profesor Paddy Regan de la Universidad de Surrey y el Laboratorio Nacional de Física de Reino Unido.
Explosión de energía
El proceso de enriquecimiento nuclear significa básicamente aumentar la cantidad de uranio-235.
Esto se logra al tomar el uranio en su forma gaseosa y procesarlo en máquinas centrifugadoras, explicó Regan.
Y dado que el uranio-238 es más pesado que el uranio-235 requerido, los dos se separan a medida que giran. Esto se repite una y otra vez para aumentar el enriquecimiento.
Las centrales nucleares suelen necesitar entre 3% a 5% de este uranio enriquecido para generar una reacción nuclear controlada que libera energía.
Pero cuando el objetivo es fabricar un arma nuclear, se necesita una proporción mucho mayor de uranio-235: alrededor del 90%.
Esencialmente, cuanto más enriquecido esté el uranio, mayor será la explosión de energía cuando los átomos se dividan.
El OIEA indicó que el uranio de Irán ha alcanzado alrededor del 60% de enriquecimiento, por lo que va en camino de concentrarse lo suficiente para fabricar un arma nuclear.
Escala nuclear
Sin embargo, disparar un cohete contra los depósitos de uranio enriquecido debidamente almacenados no representaría un “incidente nuclear” de la misma escala que los desastres ocurridos en plantas nucleares como Fukushima o Chernobyl.
“El uranio altamente enriquecido es aproximadamente tres veces más radiactivo que el uranio no enriquecido”, explicó el profesor Jim Smith, de la Universidad de Portsmouth, quien ha estudiado las secuelas del desastre de Chernobyl.
“Pero, de hecho, en la escala de las cosas, ninguno de ellos es particularmente denso en radiactividad. No causaría un problema importante de contaminación ambiental”, aseguró.
“Estamos más preocupados por lo que se llaman los productos de fisión: los elementos en los que se descompone el uranio cuando está en un reactor o en una bomba, como el cesio radiactivo, el estroncio radiactivo y el yodo radiactivo. Representan un problema mayor de contaminación ambiental”.
Pero dado que no se está realizando ninguna reacción nuclear en las plantas de enriquecimiento, y la explosión de una bomba no desencadenaría una reacción, estos peligrosos “productos de fisión” radiactivos no estarían presentes, añadió Smith.
No obstante, el uranio podría dispersarse localmente por una explosión.
Amenaza localizada
En la instalación de Natanz, después del bombardeo de Israel de hace unos días, el OIEA halló contaminación radiactiva en el sitio, pero advirtió que los niveles de radiactividad fuera del lugar permanecieron sin cambios y en niveles normales.
“Con el uranio, la radiación no viaja muy lejos”, dijo la profesora Claire Corkhill, presidenta en Mineralogía y Gestión de Residuos Radiactivos en la Universidad de Bristol.
Pero para las personas cercanas al sitio, podría haber riesgos para la salud, añadió.
“En términos de toxicidad para el cuerpo humano, ciertamente no quieres inhalar partículas de uranio y tampoco quieres ingerirlas”, dijo.
“Eso es porque las partículas de uranio podrían quedar atrapadas en las células, dentro de tus pulmones o tu estómago, y lentamente, descomponerse radiactivamente, lo que causaría daño”.
Además de la radiactividad, la exposición química también podría ser un problema para quienes se encuentren cerca.
“Si hubiera un incidente y las centrifugadoras liberaran el hexafluoruro de uranio, el gas contenido dentro de ellas, entonces sería un incidente químico realmente grave”, dijo el profesor Simon Middleburgh, un científico de materiales nucleares de la Universidad de Bangor, en Gales.
“Si este hexafluoruro de uranio entra en contacto con la humedad del aire, es realmente corrosivo y desagradable porque puede formar un ácido muy, muy fuerte”, dijo.
“Pero no tendrá un gran impacto ambiental más allá del área muy, muy local”.
El OIEA dijo esta semana que su Centro de Incidentes y Emergencias trabaja las 24 horas y continuará monitoreando el estado de las instalaciones nucleares de Irán y el nivel de radiación en sus plantas.
*Este artículo se publicó el 20 de junio y fue actualizado con la noticia del bombardeo de EE.UU. contra instalaciones nucleares en Irán.
El presidente Donald Trump informó este sábado de que Estados Unidos atacó tres instalaciones nucleares en Irán. “Hemos completado con gran éxito nuestro ataque contra tres instalaciones nucleares en Irán, entre ellas Fordo, Natanz y Isfahán. Todos los aviones se encuentran ahora fuera del espacio aéreo iraní”, escribió en la red social Truth Social.
Trump añadió que se lanzó “una carga completa de bombas” sobre Fordo y que todos los aviones estaban de regreso a Estados Unidos.
Hace unos días Israel también atacó la planta de Natanz, en el centro del país, que sufrió daños severos, según el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
El OIEA describió en ese momento los ataques a las instalaciones nucleares de Irán como “profundamente preocupantes”.
El director general del OIEA, Rafael Grossi, dijo el pasado lunes que la escalada militar “aumenta la posibilidad de una liberación radiológica con graves consecuencias para las personas y el medio ambiente”.
Las plantas de enriquecimiento de uranio se utilizan para acumular suministros de un tipo particular (o isótopo) de uranio.
“Cuando extraes uranio del suelo, viene en dos formas: el 99,3% es uranio-238 y el 0,7%, o aproximadamente un átomo entre 150, es uranio-235 y esto es lo que se necesita para trabajar en un reactor nuclear”, explica el profesor Paddy Regan de la Universidad de Surrey y el Laboratorio Nacional de Física de Reino Unido.
Explosión de energía
El proceso de enriquecimiento nuclear significa básicamente aumentar la cantidad de uranio-235.
Esto se logra al tomar el uranio en su forma gaseosa y procesarlo en máquinas centrifugadoras, explicó Regan.
Y dado que el uranio-238 es más pesado que el uranio-235 requerido, los dos se separan a medida que giran. Esto se repite una y otra vez para aumentar el enriquecimiento.
Las centrales nucleares suelen necesitar entre 3% a 5% de este uranio enriquecido para generar una reacción nuclear controlada que libera energía.
Pero cuando el objetivo es fabricar un arma nuclear, se necesita una proporción mucho mayor de uranio-235: alrededor del 90%.
Esencialmente, cuanto más enriquecido esté el uranio, mayor será la explosión de energía cuando los átomos se dividan.
El OIEA indicó que el uranio de Irán ha alcanzado alrededor del 60% de enriquecimiento, por lo que va en camino de concentrarse lo suficiente para fabricar un arma nuclear.
Escala nuclear
Sin embargo, disparar un cohete contra los depósitos de uranio enriquecido debidamente almacenados no representaría un “incidente nuclear” de la misma escala que los desastres ocurridos en plantas nucleares como Fukushima o Chernobyl.
“El uranio altamente enriquecido es aproximadamente tres veces más radiactivo que el uranio no enriquecido”, explicó el profesor Jim Smith, de la Universidad de Portsmouth, quien ha estudiado las secuelas del desastre de Chernobyl.
“Pero, de hecho, en la escala de las cosas, ninguno de ellos es particularmente denso en radiactividad. No causaría un problema importante de contaminación ambiental”, aseguró.
“Estamos más preocupados por lo que se llaman los productos de fisión: los elementos en los que se descompone el uranio cuando está en un reactor o en una bomba, como el cesio radiactivo, el estroncio radiactivo y el yodo radiactivo. Representan un problema mayor de contaminación ambiental”.
Pero dado que no se está realizando ninguna reacción nuclear en las plantas de enriquecimiento, y la explosión de una bomba no desencadenaría una reacción, estos peligrosos “productos de fisión” radiactivos no estarían presentes, añadió Smith.
No obstante, el uranio podría dispersarse localmente por una explosión.
Amenaza localizada
En la instalación de Natanz, después del bombardeo de Israel de hace unos días, el OIEA halló contaminación radiactiva en el sitio, pero advirtió que los niveles de radiactividad fuera del lugar permanecieron sin cambios y en niveles normales.
“Con el uranio, la radiación no viaja muy lejos”, dijo la profesora Claire Corkhill, presidenta en Mineralogía y Gestión de Residuos Radiactivos en la Universidad de Bristol.
Pero para las personas cercanas al sitio, podría haber riesgos para la salud, añadió.
“En términos de toxicidad para el cuerpo humano, ciertamente no quieres inhalar partículas de uranio y tampoco quieres ingerirlas”, dijo.
“Eso es porque las partículas de uranio podrían quedar atrapadas en las células, dentro de tus pulmones o tu estómago, y lentamente, descomponerse radiactivamente, lo que causaría daño”.
Además de la radiactividad, la exposición química también podría ser un problema para quienes se encuentren cerca.
“Si hubiera un incidente y las centrifugadoras liberaran el hexafluoruro de uranio, el gas contenido dentro de ellas, entonces sería un incidente químico realmente grave”, dijo el profesor Simon Middleburgh, un científico de materiales nucleares de la Universidad de Bangor, en Gales.
“Si este hexafluoruro de uranio entra en contacto con la humedad del aire, es realmente corrosivo y desagradable porque puede formar un ácido muy, muy fuerte”, dijo.
“Pero no tendrá un gran impacto ambiental más allá del área muy, muy local”.
El OIEA dijo esta semana que su Centro de Incidentes y Emergencias trabaja las 24 horas y continuará monitoreando el estado de las instalaciones nucleares de Irán y el nivel de radiación en sus plantas.
*Este artículo se publicó el 20 de junio y fue actualizado con la noticia del bombardeo de EE.UU. contra instalaciones nucleares en Irán.
Desde la contaminación irreparable de la naturaleza hasta consecuencias para la salud humana, las advertencias de los organismos reguladores enfatizan el daño perjudicial de una liberación radiológica Read More