“Probé con sombreros. O con dejarme crecer la barba. Pero no hay forma de esconderse y me siento incómodo provocando ese tipo de atención tan extraña porque en realidad soy tímido”, dice Johnny Depp en el extenso reportaje publicado este fin de semana en la revista semanal del diario británico The Times en el que el actor habla sobre el peso de la fama que carga sobre sus hombros hace más de cuarenta, sobre su infancia y cómo, de alguna manera, lo llevó a la tóxica relación con Amber Heard que derivó en el publicitado juicio del que dice “sabía que tendría que casi destriparme” en público.
En la entrevista que el periodista Jonathan Dean realizó con el actor en Londres durante casi cuatro horas y después de meses de seguirlo por todo el mundo, Depp repasa su vida, el lado oscuro de la celebridad y dice haber sido el muñeco de pruebas contra choques para todo el movimiento #MeToo.
“Famoso es lo último que me interesaba ser. Si repasás los 9 mil años que llevo haciendo esta mierda queda bastante claro que ni siquiera se me ocurría pensar en qué hacer para ser más famoso, tener un éxito o congraciarme con la prensa. La fama es un gaje del oficio pero si me quejo demasiado sobre cómo me afecta, la gente va a decir: “cariño, andá a trabajar levantando bolsas de basura””, se sincera el actor que cuando se le pregunta por su regreso al primer plano a propósito del inminente estreno de Day Drinker, el film que protagoniza junto a Penélope Cruz, Depp es contundente: “¿Mi regreso? Honestamente, nunca me fui a ningún lado. De hecho, si hubiese tenido la posibilidad de irme no habría vuelto nunca”.
En el largo reportaje dónde habla de su amor por la música, el vínculo con sus padres, sus hermanos y sus hijos Lily-Rose y Jack, la conversación conduce más de una vez al juicio por difamación que le inició a su ex esposa ocurrido en 2022.
“Todo el mundo me decía. “Ya va a pasar”. Pero yo no creía eso. ¿Qué era lo que iba a pasar? ¿La ficción que circulaba por todo el maldito globo? No, no iba a pasar. Si yo no trataba de exponer la verdad iba quedar como si realmente hubiera cometido los actos de los que se me acusaban. Y mis hijos iban a tener que vivir con eso. Y sus hijos después. Y los chicos que conocí en mis visitas a los hospitales. Así que la noche antes de que comenzara el juicio en Virginia no me sentía nervioso. Si no tenés que memorizar un guion, y estás diciendo la verdad…tirás los dados. Yo sabía que no iba a ser fácil, pero no me importaba. En ese momento pensé: “voy a luchar hasta el amargo final y si termino trabajando en una estación de servicio está bien. Ya lo hice antes”“, explicó Depp durante la charla con The Times en la que de todos modos admitió que durante el proceso judicial no sufrió por lo que decían los medios pero sí se sintió herido por las declaraciones en su contra que dieron algunos de sus colaboradores más cercanos. Nombra a Tracey Jacobs, su agente por más de treinta años que testificó en el juicio que los estudios de cine ya no querían trabajar con él por su impuntualidad en los sets. “Por más raro que yo sea hay cosas que son incuestionables y mi lealtad es la última cosa que me pueden cuestionar. Tuve una agente durante treinta años y luego ella le dijo a la corte lo difícil que era. Te matan con serpentina. Estos falsos hijos de puta te mienten, te celebran, dicen cosas horribles de vos por detrás y sin embargo se quedan con tu plata, porque eso es lo que quieren: guita”, detalló el actor en la entrevista en la que también admitió entender a quiénes no lo apoyaron en aquel momento.
“Les daba miedo. Eran los tiempos antes del MeToo. Antes de todo lo que sucedió con Harvey Weinstein. Me tocó absorber todo el golpe así que después quise ver quienes de las cientos de personas que conocí en la industria se la jugaban o iban por lo seguro”.
Tras la repercusión del juicio alrededor del mundo y el veredicto a su favor, el actor, que visitó Uruguay y Argentina a principios de año invitado por Jorge Corcho Rodríguez, dice que por estos días su modo de lidiar con la fama es la casi reclusión: “Si mis amigos me invitan a cenar en un restaurant mexicano les agradezco el gesto pero declino la propuesta. Si voy les arruino la noche. Mi presencia va a llamar la atención y, Dios, después de casi cuarenta años de ser famoso todavía no estoy acostumbrado a serlo. Y me alegra que así sea”.
“Probé con sombreros. O con dejarme crecer la barba. Pero no hay forma de esconderse y me siento incómodo provocando ese tipo de atención tan extraña porque en realidad soy tímido”, dice Johnny Depp en el extenso reportaje publicado este fin de semana en la revista semanal del diario británico The Times en el que el actor habla sobre el peso de la fama que carga sobre sus hombros hace más de cuarenta, sobre su infancia y cómo, de alguna manera, lo llevó a la tóxica relación con Amber Heard que derivó en el publicitado juicio del que dice “sabía que tendría que casi destriparme” en público.
En la entrevista que el periodista Jonathan Dean realizó con el actor en Londres durante casi cuatro horas y después de meses de seguirlo por todo el mundo, Depp repasa su vida, el lado oscuro de la celebridad y dice haber sido el muñeco de pruebas contra choques para todo el movimiento #MeToo.
“Famoso es lo último que me interesaba ser. Si repasás los 9 mil años que llevo haciendo esta mierda queda bastante claro que ni siquiera se me ocurría pensar en qué hacer para ser más famoso, tener un éxito o congraciarme con la prensa. La fama es un gaje del oficio pero si me quejo demasiado sobre cómo me afecta, la gente va a decir: “cariño, andá a trabajar levantando bolsas de basura””, se sincera el actor que cuando se le pregunta por su regreso al primer plano a propósito del inminente estreno de Day Drinker, el film que protagoniza junto a Penélope Cruz, Depp es contundente: “¿Mi regreso? Honestamente, nunca me fui a ningún lado. De hecho, si hubiese tenido la posibilidad de irme no habría vuelto nunca”.
En el largo reportaje dónde habla de su amor por la música, el vínculo con sus padres, sus hermanos y sus hijos Lily-Rose y Jack, la conversación conduce más de una vez al juicio por difamación que le inició a su ex esposa ocurrido en 2022.
“Todo el mundo me decía. “Ya va a pasar”. Pero yo no creía eso. ¿Qué era lo que iba a pasar? ¿La ficción que circulaba por todo el maldito globo? No, no iba a pasar. Si yo no trataba de exponer la verdad iba quedar como si realmente hubiera cometido los actos de los que se me acusaban. Y mis hijos iban a tener que vivir con eso. Y sus hijos después. Y los chicos que conocí en mis visitas a los hospitales. Así que la noche antes de que comenzara el juicio en Virginia no me sentía nervioso. Si no tenés que memorizar un guion, y estás diciendo la verdad…tirás los dados. Yo sabía que no iba a ser fácil, pero no me importaba. En ese momento pensé: “voy a luchar hasta el amargo final y si termino trabajando en una estación de servicio está bien. Ya lo hice antes”“, explicó Depp durante la charla con The Times en la que de todos modos admitió que durante el proceso judicial no sufrió por lo que decían los medios pero sí se sintió herido por las declaraciones en su contra que dieron algunos de sus colaboradores más cercanos. Nombra a Tracey Jacobs, su agente por más de treinta años que testificó en el juicio que los estudios de cine ya no querían trabajar con él por su impuntualidad en los sets. “Por más raro que yo sea hay cosas que son incuestionables y mi lealtad es la última cosa que me pueden cuestionar. Tuve una agente durante treinta años y luego ella le dijo a la corte lo difícil que era. Te matan con serpentina. Estos falsos hijos de puta te mienten, te celebran, dicen cosas horribles de vos por detrás y sin embargo se quedan con tu plata, porque eso es lo que quieren: guita”, detalló el actor en la entrevista en la que también admitió entender a quiénes no lo apoyaron en aquel momento.
“Les daba miedo. Eran los tiempos antes del MeToo. Antes de todo lo que sucedió con Harvey Weinstein. Me tocó absorber todo el golpe así que después quise ver quienes de las cientos de personas que conocí en la industria se la jugaban o iban por lo seguro”.
Tras la repercusión del juicio alrededor del mundo y el veredicto a su favor, el actor, que visitó Uruguay y Argentina a principios de año invitado por Jorge Corcho Rodríguez, dice que por estos días su modo de lidiar con la fama es la casi reclusión: “Si mis amigos me invitan a cenar en un restaurant mexicano les agradezco el gesto pero declino la propuesta. Si voy les arruino la noche. Mi presencia va a llamar la atención y, Dios, después de casi cuarenta años de ser famoso todavía no estoy acostumbrado a serlo. Y me alegra que así sea”.
En una entrevista con el diario británico The Times publicada este fin de semana Read More