El BCRA multiplicó por cinco su posición vendida en futuros en mayo para tener controlado al dólar

Un nuevo capítulo de la saga “dato mata relato” se verificó hoy al confirmarse que el Banco Central (BCRA) tuvo una extraordinaria actividad en el mercado local de futuros cambiarios durante mayo.

Esto ocurrió —vale recordarlo— mientras el Gobierno le vedó la posibilidad de intervenir sobre el mercado cambiario oficial para comprar reservas (a menos que el dólar cotice por debajo de los $978, que hoy suponen el piso de la banda de flotación fijada a mediados de abril), para que el billete se mueva “libre” en esa franja.

Según lo afirmado repetidamente por distintos funcionarios del equipo económico —que negaban estar encaprichados al respecto—, esto era para ir dotando al sistema de “credibilidad” y evitar —mediante la compra de dólares— inyectar pesos a una economía que, a la vez, describen como necesitada de “monetizarse”.

Ahora se confirmó lo que muchos sospechaban: en mayo, la mesa de operaciones del BCRA aumentó en más de US$1500 millones su posición vendida en dólar futuro, que pasó de US$409 millones en abril a US$1946 millones al cierre del mes pasado, según revelan los últimos datos actualizados del balance del BCRA.

La entidad que conduce Santiago Bausili no registraba actuación en ese mercado desde marzo de este año, cuando en medio de la corrida que se armó ante la inminente modificación del esquema cambiario -se pasó del crawling peg al 1% mensual al sistema de flotación entre bandas-, el BCRA cerró el mes con una posición vendida equivalente a US$375 millones.

Dos meses después la multiplicó por 5,15, precisamente, para dar señales al mercado sobre el sendero que tendría el tipo de cambio en el corto plazo (más del 98% de las posturas vendidas son contratos a fin de cada mes) y mantener tutelada por esa vía la cotización del dólar oficial.

“Para los que dicen que no hay intervención en futuros, que no hubo presión a la baja desde futuros durante mayo… El BCRA reconoce que cerró mayo 2025 con una posición corta de casi US$2000 millones en futuros. Venimos de cero pre 11/4/25. No hay que pelearse con los datos”, comentó al respecto el economista Gabriel Caamaño, de la consultora Outlier.

Esto ocurrió mientras se mantuvo, además, una intervención sostenida sobre los dólares financieros, es decir, los dólares MEP y contado con liquidación (CCL). Ese dato también quedó a la vista de manera fortuita: fue cuando el Ministerio de Economía anunció que usaría el excedente de pesos obtenido en la última licitación de deuda en esa moneda para recomprarle al BCRA sus tenencias de Global30 por US$479 millones y US$986 millones, según se trate de la versión emitida bajo ley local o extranjera, respectivamente.

Sucede que “al cierre de 2024 el BCRA tenía: AL30 por VN US$237 millones y GD30 por US$214 millones. Ergo, durante 2025 el BCRA aumentó su tenencia de bonos soberanos por al menos US$1000 millones aproximadamente”, hizo notar el analista Salvador Vitelli, tras liberarse esa información.

Los datos confirman lo que el mercado ya sabe: el Gobierno hará todo lo que esté a su alcance para mantener al dólar oficial calmo, aunque el aparato productivo comience a crujir y la economía ya pase a destruir empleo —como mostraron los últimos datos oficiales—, como parte de su plan para forzar una baja mayor de la inflación de cara al acto electoral de octubre.

El número conocido incluso superó las expectativas previas del mercado que, tomando en cuenta lo visto en la rueda del 7 de mayo pasado, cuando el valor del dólar se desplomó en una jornada caracterizada por altos volúmenes operados y una expansión del “interés abierto”, ya descontaba una intervención alta sobre esos derivados, pero la estimaba en un equivalente a US$1100/1200 millones.

La venta oficial apunta a moderar las expectativas devaluatorias, y convalidar la idea de que el dólar oficial se mantendrá operando del medio hacia el piso de la banda. Además, ajusta las tasas implícitas de los contratos de dólar futuro para facilitar las apuestas al “carry trade”, que, por caso, tentaron a fondos de inversión extranjeros para suscribir el Bonte30.

Hay que recordar que el negocio de los futuros no implica el uso de dólares, sino que es una operación en pesos y que se maneja por sus rendimientos en tasas. Las operaciones del BCRA, al haberse concentrado en el corto plazo y haber servido para disciplinar al mercado, probablemente le hayan arrojado ganancias. De no ser así, tendrá que entregar pesos al resto de los inversores, es decir, esos mismos que se niega a emitir para sumar reservas genuinas.

Un nuevo capítulo de la saga “dato mata relato” se verificó hoy al confirmarse que el Banco Central (BCRA) tuvo una extraordinaria actividad en el mercado local de futuros cambiarios durante mayo.

Esto ocurrió —vale recordarlo— mientras el Gobierno le vedó la posibilidad de intervenir sobre el mercado cambiario oficial para comprar reservas (a menos que el dólar cotice por debajo de los $978, que hoy suponen el piso de la banda de flotación fijada a mediados de abril), para que el billete se mueva “libre” en esa franja.

Según lo afirmado repetidamente por distintos funcionarios del equipo económico —que negaban estar encaprichados al respecto—, esto era para ir dotando al sistema de “credibilidad” y evitar —mediante la compra de dólares— inyectar pesos a una economía que, a la vez, describen como necesitada de “monetizarse”.

Ahora se confirmó lo que muchos sospechaban: en mayo, la mesa de operaciones del BCRA aumentó en más de US$1500 millones su posición vendida en dólar futuro, que pasó de US$409 millones en abril a US$1946 millones al cierre del mes pasado, según revelan los últimos datos actualizados del balance del BCRA.

La entidad que conduce Santiago Bausili no registraba actuación en ese mercado desde marzo de este año, cuando en medio de la corrida que se armó ante la inminente modificación del esquema cambiario -se pasó del crawling peg al 1% mensual al sistema de flotación entre bandas-, el BCRA cerró el mes con una posición vendida equivalente a US$375 millones.

Dos meses después la multiplicó por 5,15, precisamente, para dar señales al mercado sobre el sendero que tendría el tipo de cambio en el corto plazo (más del 98% de las posturas vendidas son contratos a fin de cada mes) y mantener tutelada por esa vía la cotización del dólar oficial.

“Para los que dicen que no hay intervención en futuros, que no hubo presión a la baja desde futuros durante mayo… El BCRA reconoce que cerró mayo 2025 con una posición corta de casi US$2000 millones en futuros. Venimos de cero pre 11/4/25. No hay que pelearse con los datos”, comentó al respecto el economista Gabriel Caamaño, de la consultora Outlier.

Esto ocurrió mientras se mantuvo, además, una intervención sostenida sobre los dólares financieros, es decir, los dólares MEP y contado con liquidación (CCL). Ese dato también quedó a la vista de manera fortuita: fue cuando el Ministerio de Economía anunció que usaría el excedente de pesos obtenido en la última licitación de deuda en esa moneda para recomprarle al BCRA sus tenencias de Global30 por US$479 millones y US$986 millones, según se trate de la versión emitida bajo ley local o extranjera, respectivamente.

Sucede que “al cierre de 2024 el BCRA tenía: AL30 por VN US$237 millones y GD30 por US$214 millones. Ergo, durante 2025 el BCRA aumentó su tenencia de bonos soberanos por al menos US$1000 millones aproximadamente”, hizo notar el analista Salvador Vitelli, tras liberarse esa información.

Los datos confirman lo que el mercado ya sabe: el Gobierno hará todo lo que esté a su alcance para mantener al dólar oficial calmo, aunque el aparato productivo comience a crujir y la economía ya pase a destruir empleo —como mostraron los últimos datos oficiales—, como parte de su plan para forzar una baja mayor de la inflación de cara al acto electoral de octubre.

El número conocido incluso superó las expectativas previas del mercado que, tomando en cuenta lo visto en la rueda del 7 de mayo pasado, cuando el valor del dólar se desplomó en una jornada caracterizada por altos volúmenes operados y una expansión del “interés abierto”, ya descontaba una intervención alta sobre esos derivados, pero la estimaba en un equivalente a US$1100/1200 millones.

La venta oficial apunta a moderar las expectativas devaluatorias, y convalidar la idea de que el dólar oficial se mantendrá operando del medio hacia el piso de la banda. Además, ajusta las tasas implícitas de los contratos de dólar futuro para facilitar las apuestas al “carry trade”, que, por caso, tentaron a fondos de inversión extranjeros para suscribir el Bonte30.

Hay que recordar que el negocio de los futuros no implica el uso de dólares, sino que es una operación en pesos y que se maneja por sus rendimientos en tasas. Las operaciones del BCRA, al haberse concentrado en el corto plazo y haber servido para disciplinar al mercado, probablemente le hayan arrojado ganancias. De no ser así, tendrá que entregar pesos al resto de los inversores, es decir, esos mismos que se niega a emitir para sumar reservas genuinas.

 Esto sucedió mientras el Gobierno decía buscar una flotación engtre bandas “limpia”  Read More