Los Servián son un estirpe de artistas circenses con más de 117 años de historia y en julio vuelven a presentarse en Buenos Aires, más precisamente en Pilar, con El Gran Sueño, el show que el verano pasado ganó el Premio Estrella de Mar. Con artistas nacionales e internacionales, vestuarios inspirados en una estética postapocalíptica, música original y aparatos diseñados especialmente por la compañía, el Circo Servián renueva su propuesta artística que celebra el entretenimiento para toda la familia, ideal para las vacaciones de invierno.
“Estamos muy emocionados de volver a Buenos Aires para presentar un show que habla sobre el cuidado del medioambiente, que refuerza el mensaje de proteger la naturaleza y realza los valores de cómo debemos cuidar nuestro hogar, que es la Tierra. El público se va a encontrar con una historia donde hay una semilla que debe ser protegida, generando diferentes situaciones a lo largo del show y un desenlace mágico”, dice a LA NACION Cristian Servián, director general del circo.
Así, a lo largo de dos horas la historia es guiada por un grupo de personajes interpretados por los propios clowns que dan paso a rutinas de circo tradicional, con una puesta en escena donde el vestuario, la iluminación y la música aportan diferentes climas a la trama.
“El show tiene una paleta de colores muy interesante, con momentos vibrantes, como la rutina de los acróbatas en la cama elástica o el número de parada de manos de Guadalupe Servián, finalista de Got Talent, que ha recorrido el mundo en diferentes festivales, hasta ‘El globo de la muerte’, con cinco motociclistas que giran a toda velocidad, el número de trapecio y muchos más. Nosotros decimos que venir a ver nuestro show no es venir a un circo tradicional, sino vivir una verdadera experiencia. Cuando el público ingresa a la gran carpa principal ya se encuentra con algunos personajes en medio de un ambiente selvático, un preshow para que la gente disfrute a pura emoción y adrenalina desde que llegan”, adelanta el director.
Cuatro generaciones de circo
Cristian Servián Jovanovich hoy tiene 47 años, y su historia junto al circo se remonta justamente a la rama familiar de los Jovanovich, de ascendencia gitana. Se iniciaron como saltimbanquis, juglares y artistas nómades que iban de pueblo en pueblo con sus carretas, con caballos y animales. En sus inicios tenían un oso pardo, un mono, y un pony que los acompañaban mientras ellos ensayaban sus destrezas, desde caminar sobre un colchón de vidrios hasta lanzar fuego por la boca. Hacían rutinas de malabarismo, torsiones y por supuesto, nunca faltaron las payasadas. Por entonces no tenían una carpa. Originarios de la ex Yugoslavia, durante la Primera Guerra Mundial emigraron primero a Colombia, y desde allí comenzaron a viajar por América del Sur.
“Mi bisabuelo, Georges Jovanovich, tuvo once hijos, entre ellos mi abuelo, Miguel Omar Jovanovich. Con el tiempo pudieron hacer sus carpas y llegaron a montar un circo muy grande. En un momento, mi abuelo, Miguel se abrió por su cuenta, con mi abuela y sus cuatro hijos, entre ellos mi padre, y finalmente lograron tener su propia compañía, un circo muy grande, con muchos animales, que se radicó en la Argentina”, recuerda Cristian. Lo conocían como “El circo del canguro boxeador”, aunque además del canguro, también viajaban con tigres, leones, osos, camellos, caballos, ponys y llamas. Un zoológico ambulante.
Así las cosas, Servián pasó su infancia y adolescencia en aquel circo de su abuelo, hasta que la historia volvió a repetirse. Su padre se abrió de la compañía y el 23 de octubre del 1993 fundó la propia, “El Circo Servián”, por entonces un circo muy chiquito y con poquitos animales.
“Fueron muchos años de disciplina, de sacrificio, peleando contra el viento, la lluvia, fríos como el de ahora, o calores también, pero siempre con la emoción y la alegría de ofrecer lo que mejor sabemos hacer, este arte que amamos. El circo es como un pulpo, una vez que te atrapa no te suelta más. Para nosotros es algo muy bonito trabajar para hacer felices a muchas personas, siempre con mucho respeto, con mucho amor y mucho cariño, tal como nos ha inculcado mi padre”, dice Servián.
Y concluye: “Siempre buscamos que la experiencia sea completamente familiar, porque el circo tiene esa cualidad de generar recuerdos para toda la vida. Además de los niños, los grandes tienen la posibilidad de recordar su infancia, cuando tal vez fueron al circo con sus abuelos, con sus padres o con sus amigos. Desde el olor al algodón de azúcar o el pochoclo hasta la entrada a la gran carpa y el show, es un recuerdo imborrable. Hoy, con acceso a tantas pantallas, ver un espectáculo en vivo con más de 30 artistas en escena es una experiencia maravillosa que no se olvidarán en su vida”.
Dónde y cuándo se presenta el Circo Servián
Lugar: Colectora Panamericana KM50, Ramal Pilar (Bajada del puente Las Magnolias). Precio: las entradas se consiguen desde $10.000, a la venta a través de Ticketek.Funciones: Debut: viernes 4 de julio a las 19.Sábado 5 y domingo 6 de julio: 15 y 18.Miércoles 9 de julio: 15 y 18.Jueves 10 y viernes 11 de julio: 19.Sábado 12 y domingo 13 de julio: 15 y 18.Jueves 17 y viernes 18 de julio: 19.Sábado 19 y domingo 20 de julio: 15 y 18.Del lunes 21 de julio al domingo 3 de agosto: doble función todos los días, 15 y 18.
Los Servián son un estirpe de artistas circenses con más de 117 años de historia y en julio vuelven a presentarse en Buenos Aires, más precisamente en Pilar, con El Gran Sueño, el show que el verano pasado ganó el Premio Estrella de Mar. Con artistas nacionales e internacionales, vestuarios inspirados en una estética postapocalíptica, música original y aparatos diseñados especialmente por la compañía, el Circo Servián renueva su propuesta artística que celebra el entretenimiento para toda la familia, ideal para las vacaciones de invierno.
“Estamos muy emocionados de volver a Buenos Aires para presentar un show que habla sobre el cuidado del medioambiente, que refuerza el mensaje de proteger la naturaleza y realza los valores de cómo debemos cuidar nuestro hogar, que es la Tierra. El público se va a encontrar con una historia donde hay una semilla que debe ser protegida, generando diferentes situaciones a lo largo del show y un desenlace mágico”, dice a LA NACION Cristian Servián, director general del circo.
Así, a lo largo de dos horas la historia es guiada por un grupo de personajes interpretados por los propios clowns que dan paso a rutinas de circo tradicional, con una puesta en escena donde el vestuario, la iluminación y la música aportan diferentes climas a la trama.
“El show tiene una paleta de colores muy interesante, con momentos vibrantes, como la rutina de los acróbatas en la cama elástica o el número de parada de manos de Guadalupe Servián, finalista de Got Talent, que ha recorrido el mundo en diferentes festivales, hasta ‘El globo de la muerte’, con cinco motociclistas que giran a toda velocidad, el número de trapecio y muchos más. Nosotros decimos que venir a ver nuestro show no es venir a un circo tradicional, sino vivir una verdadera experiencia. Cuando el público ingresa a la gran carpa principal ya se encuentra con algunos personajes en medio de un ambiente selvático, un preshow para que la gente disfrute a pura emoción y adrenalina desde que llegan”, adelanta el director.
Cuatro generaciones de circo
Cristian Servián Jovanovich hoy tiene 47 años, y su historia junto al circo se remonta justamente a la rama familiar de los Jovanovich, de ascendencia gitana. Se iniciaron como saltimbanquis, juglares y artistas nómades que iban de pueblo en pueblo con sus carretas, con caballos y animales. En sus inicios tenían un oso pardo, un mono, y un pony que los acompañaban mientras ellos ensayaban sus destrezas, desde caminar sobre un colchón de vidrios hasta lanzar fuego por la boca. Hacían rutinas de malabarismo, torsiones y por supuesto, nunca faltaron las payasadas. Por entonces no tenían una carpa. Originarios de la ex Yugoslavia, durante la Primera Guerra Mundial emigraron primero a Colombia, y desde allí comenzaron a viajar por América del Sur.
“Mi bisabuelo, Georges Jovanovich, tuvo once hijos, entre ellos mi abuelo, Miguel Omar Jovanovich. Con el tiempo pudieron hacer sus carpas y llegaron a montar un circo muy grande. En un momento, mi abuelo, Miguel se abrió por su cuenta, con mi abuela y sus cuatro hijos, entre ellos mi padre, y finalmente lograron tener su propia compañía, un circo muy grande, con muchos animales, que se radicó en la Argentina”, recuerda Cristian. Lo conocían como “El circo del canguro boxeador”, aunque además del canguro, también viajaban con tigres, leones, osos, camellos, caballos, ponys y llamas. Un zoológico ambulante.
Así las cosas, Servián pasó su infancia y adolescencia en aquel circo de su abuelo, hasta que la historia volvió a repetirse. Su padre se abrió de la compañía y el 23 de octubre del 1993 fundó la propia, “El Circo Servián”, por entonces un circo muy chiquito y con poquitos animales.
“Fueron muchos años de disciplina, de sacrificio, peleando contra el viento, la lluvia, fríos como el de ahora, o calores también, pero siempre con la emoción y la alegría de ofrecer lo que mejor sabemos hacer, este arte que amamos. El circo es como un pulpo, una vez que te atrapa no te suelta más. Para nosotros es algo muy bonito trabajar para hacer felices a muchas personas, siempre con mucho respeto, con mucho amor y mucho cariño, tal como nos ha inculcado mi padre”, dice Servián.
Y concluye: “Siempre buscamos que la experiencia sea completamente familiar, porque el circo tiene esa cualidad de generar recuerdos para toda la vida. Además de los niños, los grandes tienen la posibilidad de recordar su infancia, cuando tal vez fueron al circo con sus abuelos, con sus padres o con sus amigos. Desde el olor al algodón de azúcar o el pochoclo hasta la entrada a la gran carpa y el show, es un recuerdo imborrable. Hoy, con acceso a tantas pantallas, ver un espectáculo en vivo con más de 30 artistas en escena es una experiencia maravillosa que no se olvidarán en su vida”.
Dónde y cuándo se presenta el Circo Servián
Lugar: Colectora Panamericana KM50, Ramal Pilar (Bajada del puente Las Magnolias). Precio: las entradas se consiguen desde $10.000, a la venta a través de Ticketek.Funciones: Debut: viernes 4 de julio a las 19.Sábado 5 y domingo 6 de julio: 15 y 18.Miércoles 9 de julio: 15 y 18.Jueves 10 y viernes 11 de julio: 19.Sábado 12 y domingo 13 de julio: 15 y 18.Jueves 17 y viernes 18 de julio: 19.Sábado 19 y domingo 20 de julio: 15 y 18.Del lunes 21 de julio al domingo 3 de agosto: doble función todos los días, 15 y 18. Con El Gran Sueño, el show que el verano pasado ganó el Premio Estrella de Mar, el Circo Servián vuelve a Buenos Aires con un espectáculo para toda la familia Read More