Emanuel Ortega: por qué se alejó de los escenarios, lo que le cuestionan sus hijos y su historia de amor con Julieta Prandi

Dicen que a veces hay que “perderse para encontrarse” y eso es algo que él sabe muy bien. Sus canciones eran de las más escuchadas, llenaba teatros en tiempo record y hasta protagonizaba algunas de las novelas del momento. Sin embargo, de un día para otro, Emanuel Ortega decidió correrse del foco mediático y desaparecer. “Necesitaba parar y replantearme cosas”, le confiesa a LA NACION quien durante todo este tiempo armó su propio estudio de grabación y se dedicó a componer.

El tiempo pasó y hoy, tras años de introspección y una profunda búsqueda, el cuarto hijo de Palito Ortega y Evangelina Salazar está listo para volver con Bálsamo, un proyecto musical -con sonidos del indie folk y rock- muy disímil de aquel que lo dio a conocer allá por los 90. “Bálsamo se convirtió en mi cable a tierra. Un canal honesto para expresar lo que fue cambiando con el tiempo. Necesitaba reencontrarme con la música desde otro lugar, más sincero, más humano”, dice este cantante, compositor y productor que acaba de lanzar su primer single, “Me hace bien”, inspirado en Julieta Prandi.

-¿Estás relanzando tu carrera después de cuánto tiempo?

-¿Sabés que no hice el cálculo? Pero fácil once años.

-¿Qué hiciste en todo este tiempo?

-¡Qué buena pregunta! En todo este tiempo armé un estudio pequeño en mi casa y sin darme cuenta me tiré de cabeza a componer. Nunca había compuesto tanto. Siento que hasta ese momento no me había descubierto como compositor. En 2018 lancé un EP de tres canciones con un proyecto alternativo que se llamaba Amigos raros, pero yo no cantaba. La cantante era Delfina Campos y uno de esos singles después lo pusieron como cortina musical de una novela de Telefe, 100 días para enamorarse. En ese momento, yo le llevé canciones a una discográfica para otros artistas y el presidente de la regional de Miami me dijo: “Esta canción la tenés que grabar vos”. A lo que respondí: “No quiero cantarla yo, no estoy en ese plan en este momento. Te la vengo a ofrecer para otro proyecto”. Como insistía, llegamos a una negociación y le dije que yo me involucraba en el proyecto como productor pero no como cantante.

-¿Y eso por qué?

-No sé, no lo sentía. Entonces, se me ocurrió buscar una voz femenina. En principio, no quería que sea una voz ni una cara conocida y encontré a esta cantante que me gusto mucho y que iba muy bien con el estilo de las canciones. En el medio aparece este proyecto de Telefe, escuchan la canción y la ponen en la tira.

-¿Qué es lo que te llevó a alejarte de los escenarios?

-Necesitaba parar y replantearme cosas. Yo arranqué de muy chico. Cuando grabé mi primer disco tenía 15 años y es muy difícil saber dónde estás parado en ese momento. Cuando uno empieza a crecer, empieza a saber qué quiere, pero ya estás subido a un tren que arrancó de una manera determinada. Hay todo un sistema y una industria alrededor que implícitamente tampoco te deja bajar de ese vagón.

-Debe haber sido difícil tomar la decisión porque te iba muy bien…

-Sí, había una contradicción muy grande en mí. Por un lado sentía que estaba haciendo algo que me apasionaba pero el cómo, no. Y eso me generó un conflicto interno muy grande porque me peleé con lo que más amaba. Entonces necesitaba parar y entender algunas cosas, porque la música es algo que me apasiona desde chico y tenía muy en claro que era lo que quería hacer pero el cómo se estaban dando las cosas a mí no me estaba haciendo sentir completo.

-¿En algún momento te arrepentiste de haber tomado esa decisión?

-No, para nada. Fue una cuestión de salud mental también, viste que hoy se habla mucho de esto. En ese momento, era un tema tabú porque no estaba normalizado o naturalizado, tampoco se sabía mucho ni uno entendía lo que le estaba pasando y estaba el temor de que si lo contabas no te iban a entender o te iban a colgar una etiqueta; te estigmatizaban fácilmente.

-¿Quién fue en ese momento tu contención?

-Todos los que me importaban que me apoyen estuvieron ahí. Cuando una persona tiene una necesidad imperiosa no atenderla o no escucharse es un pecado.

-Contame sobre Bálsamo, ¿Cómo describirías esta nueva etapa musical en tu carrera?

-Tal vez un poco a contramano de lo que hoy está pasando en la industria diría que es música enteramente orgánica. Hay gente tocando, que hoy no es poco (risas). Somos personas haciendo música. Arranqué solo en mi casa, haciendo esas maquetas y después empecé a interactuar en el estudio con músicos que fueron sumándose y ayudándome a darle forma. El primer single que salió ahora, “Me hace bien”, es una canción que grabé en 2023.

-¿Se lo dedicaste a Julieta Prandi?

-No me gusta spoilearlo porque cuando das muchas explicaciones sobre el origen de algo, encasilla mucho a la canción. No me gusta imponer el por qué de una canción pero bueno, no costaría tampoco mucho trabajo interpretarla así (risas).

-¿Se viene algún show?

-Es la idea, las ganas están. Hay una posibilidad de presentar Bálsamo en vivo antes de fin de año. Estamos viendo de hacer una pequeña fecha en Buenos Aires en septiembre.

-El nombre es muy simbólico. ¿Fue un “bálsamo” para vos este proyecto?

-Sí, entendí el significado de la palabra en este tiempo. Creo que enmarca o resume este momento que estoy atravesando. Yo creo que los que hacemos música, o los que hacen cine, escriben libros o pintan, siempre buscamos ser representados por lo que hacemos. Siento que por fin, gracias a este impasse, pude entender un montón de cosas de mí y de lo que tenía ganas de hacer. Y esto me llevó a un lugar donde realmente me empiezo a sentir representado por lo que hago. Antes yo no sabía que no me estaba pasando, no me daba cuenta tampoco y en parte casi que no había tiempo ni para sentirlo. El haberme encerrado en un estudio casero y el haber pasado mucho tiempo solo escribiendo, haciendo demos, hizo que se empiecen a abrir puertas que no sabía que estaban ahí.

-Tu vida cambió de un tiempo a esta parte: te separaste, conociste un nuevo amor. ¿Sentís que Julieta también te salvo en algunos aspectos?

-Yo creo que nadie salva a nadie. Creo que las personas se hacen bien o no se hacen bien y cuando te encontrás con alguien que contribuye a esa puerta que estabas necesitando abrir, entonces diría que esa persona fue un gran eslabón en esa recuperación o ese paso que tuviste que dar hacia una sanación. Con Juli nos conocimos en un momento donde ambos nos hicimos bien; fuimos funcionales a poder dar el paso siguiente.

-¿Te gustaría volver a ser papá?

-No. Ya fui papá pero bueno, viste como es eso, nunca se sabe. A los 23, si me decían si quería ser papá, hubiese dicho que no (risas). La experiencia de ser padre es movilizante a todo nivel. En mi caso, me cambió el foco de un montón de cosas, fue un antes y un después en todo sentido.

-¿Cómo es ser padre de adolescentes en estos tiempos? ¿Sos de dar consejos o más de poner límites?

-Sí, en realidad soy padre de un adulto de 23 y una adolescente de 18. Con sentido común uno siempre trata de marcarle a los hijos un camino cuando creés que la están pifiando. Uno también fue hijo y sabe la importancia que tiene el poder equivocarse y que hayan permitido que te equivoques. Yo tampoco quiero privarlos mucho a ellos de eso. Sí, como alguna vez le escuché decir a mi viejo, cuando ves que el precipicio es muy alto y se están por caer, tender la mano no está de más. Pero me parece que hay que dejar a los hijos que se la peguen.

-¿Te sentís repitiendo algunas cosas que hacía tu papá con vos?

-Sí, entendés un montón de cosas que antes no las comprendías igual. Desde que soy papá entiendo mucho más a mis viejos. En cuanto a lo que me veo repitiendo de mi papá, a mi mis hijos me han cuestionado bastante el silencio. Ahora dicen que estoy mejor, pero sé que es algo que traigo y que también viví como hijo. También sé que mi padre tuvo un padre muy callado y reservado, un tipo de campo que era muy para adentro y esas cosas no son gratuitas.

-¿Este silencio del que hablás tiene que ver con no ser muy demostrativo con ellos?

-No sé si con eso, pero ellos me critican que tal vez yo no soy muy de contarles o abrirme con ellos, ya sea en momentos buenos o malos. Y la verdad es que uno no se da cuenta que es así. Eso también me ayudó a entender mucho más a mi papá.

-India está incursionando como modelo, ¿y Bautista?

-A él le gusta mucho la música y cada tanto me toca la puerta del estudio y me pide que lo ayude con algo, pero no con la finalidad de lanzar esa música sino por placer. Hace poco le escribió una canción a la madre, por ejemplo, y me preguntó si yo lo podía ayudar a grabarla. A los dos les encanta la música, los dos tocan instrumentos y cantan. De hecho, estuvieron con mi papá en uno de sus shows.

-Una de las que se animó a hablar sobre salud mental hace un tiempo fue tu ex, Ana Paula Dutil, ¿Cómo fue para vos tener que contener a tus hijos en ese momento?

-Uno no sabe cuánto está impactando en un adolescente o un niño lo que está aconteciendo y tratás de acompañar de la mejor manera posible. Para ellos no fue una etapa fácil, crecieron mucho de golpe. Terminé de descubrir los hijos que tenía porque lo enfrentaron con una entereza, una humanidad y una valentía que me quedé tranquilo respecto a quiénes son.

-Tu hermano Martín también está atravesando un momento difícil. ¿Cómo fue para ustedes como familia tener que tomar la decisión de internarlo, sobre todo, cuando están tan expuestos?

-Con la exposic

ión aprendés a lidiar y la aceptás como parte de una realidad. Patalear contra eso no tiene ningún sentido, no vas a cambiar nada. Tampoco siento que haya que mantener alguna cosa en privado o en silencio porque son cosas que pasan. Cambió la época, estamos un poco todos más sabios y con el correr de los años las prioridades se te empiezan a aclarar un montón. Le quitás importancia a las cosas que quizá antes eran traumáticas y con el tiempo te das cuenta que no, entonces empezás a entender dónde está lo importante y a preocuparte menos por el afuera. En el caso de mi hermano, para mí lo importante es que él se recupere, después si trasciende o no, son cosas que pasan. Y tampoco trascendió nada terrible porque no pasó nada terrible. Es una persona que está en recuperación.

-¿Está bien él?

-Sí, sí, pero como sabrás estar en recuperación es un día a día. Yo he escuchado a mucha gente hablar que tiene problemas de adicción (a lo que sea) que dicen que nunca es una misión cumplida el recuperarse. No pueden bajar la guardia nunca. Hay que estar siempre atentos.

-Por suerte, los Ortega son una familia muy unida. ¿Cómo son esas mesas familiares cuando se juntan todos? ¿Hablan de trabajo, se aconsejan, se critican?

-No, criticar no. Puede haber algún que otro comentario u opinión. Igual debo decir que tampoco es que nos vemos mucho. En un momento cuando éramos todos un poco más jóvenes era religioso juntarnos los domingos, era algo que se daba o se respetaba un poco más, pero al ser una familia tan numerosa a veces no todos estamos en una misma ciudad, entonces se hace difícil verse tan seguido como uno quisiera. Igual, pueden pasar dos o tres meses sin vernos pero estamos siempre. Hay una sensación implícita de saber que, aunque la distancia nos separe, estamos ahí el uno para el otro.

Dicen que a veces hay que “perderse para encontrarse” y eso es algo que él sabe muy bien. Sus canciones eran de las más escuchadas, llenaba teatros en tiempo record y hasta protagonizaba algunas de las novelas del momento. Sin embargo, de un día para otro, Emanuel Ortega decidió correrse del foco mediático y desaparecer. “Necesitaba parar y replantearme cosas”, le confiesa a LA NACION quien durante todo este tiempo armó su propio estudio de grabación y se dedicó a componer.

El tiempo pasó y hoy, tras años de introspección y una profunda búsqueda, el cuarto hijo de Palito Ortega y Evangelina Salazar está listo para volver con Bálsamo, un proyecto musical -con sonidos del indie folk y rock- muy disímil de aquel que lo dio a conocer allá por los 90. “Bálsamo se convirtió en mi cable a tierra. Un canal honesto para expresar lo que fue cambiando con el tiempo. Necesitaba reencontrarme con la música desde otro lugar, más sincero, más humano”, dice este cantante, compositor y productor que acaba de lanzar su primer single, “Me hace bien”, inspirado en Julieta Prandi.

-¿Estás relanzando tu carrera después de cuánto tiempo?

-¿Sabés que no hice el cálculo? Pero fácil once años.

-¿Qué hiciste en todo este tiempo?

-¡Qué buena pregunta! En todo este tiempo armé un estudio pequeño en mi casa y sin darme cuenta me tiré de cabeza a componer. Nunca había compuesto tanto. Siento que hasta ese momento no me había descubierto como compositor. En 2018 lancé un EP de tres canciones con un proyecto alternativo que se llamaba Amigos raros, pero yo no cantaba. La cantante era Delfina Campos y uno de esos singles después lo pusieron como cortina musical de una novela de Telefe, 100 días para enamorarse. En ese momento, yo le llevé canciones a una discográfica para otros artistas y el presidente de la regional de Miami me dijo: “Esta canción la tenés que grabar vos”. A lo que respondí: “No quiero cantarla yo, no estoy en ese plan en este momento. Te la vengo a ofrecer para otro proyecto”. Como insistía, llegamos a una negociación y le dije que yo me involucraba en el proyecto como productor pero no como cantante.

-¿Y eso por qué?

-No sé, no lo sentía. Entonces, se me ocurrió buscar una voz femenina. En principio, no quería que sea una voz ni una cara conocida y encontré a esta cantante que me gusto mucho y que iba muy bien con el estilo de las canciones. En el medio aparece este proyecto de Telefe, escuchan la canción y la ponen en la tira.

-¿Qué es lo que te llevó a alejarte de los escenarios?

-Necesitaba parar y replantearme cosas. Yo arranqué de muy chico. Cuando grabé mi primer disco tenía 15 años y es muy difícil saber dónde estás parado en ese momento. Cuando uno empieza a crecer, empieza a saber qué quiere, pero ya estás subido a un tren que arrancó de una manera determinada. Hay todo un sistema y una industria alrededor que implícitamente tampoco te deja bajar de ese vagón.

-Debe haber sido difícil tomar la decisión porque te iba muy bien…

-Sí, había una contradicción muy grande en mí. Por un lado sentía que estaba haciendo algo que me apasionaba pero el cómo, no. Y eso me generó un conflicto interno muy grande porque me peleé con lo que más amaba. Entonces necesitaba parar y entender algunas cosas, porque la música es algo que me apasiona desde chico y tenía muy en claro que era lo que quería hacer pero el cómo se estaban dando las cosas a mí no me estaba haciendo sentir completo.

-¿En algún momento te arrepentiste de haber tomado esa decisión?

-No, para nada. Fue una cuestión de salud mental también, viste que hoy se habla mucho de esto. En ese momento, era un tema tabú porque no estaba normalizado o naturalizado, tampoco se sabía mucho ni uno entendía lo que le estaba pasando y estaba el temor de que si lo contabas no te iban a entender o te iban a colgar una etiqueta; te estigmatizaban fácilmente.

-¿Quién fue en ese momento tu contención?

-Todos los que me importaban que me apoyen estuvieron ahí. Cuando una persona tiene una necesidad imperiosa no atenderla o no escucharse es un pecado.

-Contame sobre Bálsamo, ¿Cómo describirías esta nueva etapa musical en tu carrera?

-Tal vez un poco a contramano de lo que hoy está pasando en la industria diría que es música enteramente orgánica. Hay gente tocando, que hoy no es poco (risas). Somos personas haciendo música. Arranqué solo en mi casa, haciendo esas maquetas y después empecé a interactuar en el estudio con músicos que fueron sumándose y ayudándome a darle forma. El primer single que salió ahora, “Me hace bien”, es una canción que grabé en 2023.

-¿Se lo dedicaste a Julieta Prandi?

-No me gusta spoilearlo porque cuando das muchas explicaciones sobre el origen de algo, encasilla mucho a la canción. No me gusta imponer el por qué de una canción pero bueno, no costaría tampoco mucho trabajo interpretarla así (risas).

-¿Se viene algún show?

-Es la idea, las ganas están. Hay una posibilidad de presentar Bálsamo en vivo antes de fin de año. Estamos viendo de hacer una pequeña fecha en Buenos Aires en septiembre.

-El nombre es muy simbólico. ¿Fue un “bálsamo” para vos este proyecto?

-Sí, entendí el significado de la palabra en este tiempo. Creo que enmarca o resume este momento que estoy atravesando. Yo creo que los que hacemos música, o los que hacen cine, escriben libros o pintan, siempre buscamos ser representados por lo que hacemos. Siento que por fin, gracias a este impasse, pude entender un montón de cosas de mí y de lo que tenía ganas de hacer. Y esto me llevó a un lugar donde realmente me empiezo a sentir representado por lo que hago. Antes yo no sabía que no me estaba pasando, no me daba cuenta tampoco y en parte casi que no había tiempo ni para sentirlo. El haberme encerrado en un estudio casero y el haber pasado mucho tiempo solo escribiendo, haciendo demos, hizo que se empiecen a abrir puertas que no sabía que estaban ahí.

-Tu vida cambió de un tiempo a esta parte: te separaste, conociste un nuevo amor. ¿Sentís que Julieta también te salvo en algunos aspectos?

-Yo creo que nadie salva a nadie. Creo que las personas se hacen bien o no se hacen bien y cuando te encontrás con alguien que contribuye a esa puerta que estabas necesitando abrir, entonces diría que esa persona fue un gran eslabón en esa recuperación o ese paso que tuviste que dar hacia una sanación. Con Juli nos conocimos en un momento donde ambos nos hicimos bien; fuimos funcionales a poder dar el paso siguiente.

-¿Te gustaría volver a ser papá?

-No. Ya fui papá pero bueno, viste como es eso, nunca se sabe. A los 23, si me decían si quería ser papá, hubiese dicho que no (risas). La experiencia de ser padre es movilizante a todo nivel. En mi caso, me cambió el foco de un montón de cosas, fue un antes y un después en todo sentido.

-¿Cómo es ser padre de adolescentes en estos tiempos? ¿Sos de dar consejos o más de poner límites?

-Sí, en realidad soy padre de un adulto de 23 y una adolescente de 18. Con sentido común uno siempre trata de marcarle a los hijos un camino cuando creés que la están pifiando. Uno también fue hijo y sabe la importancia que tiene el poder equivocarse y que hayan permitido que te equivoques. Yo tampoco quiero privarlos mucho a ellos de eso. Sí, como alguna vez le escuché decir a mi viejo, cuando ves que el precipicio es muy alto y se están por caer, tender la mano no está de más. Pero me parece que hay que dejar a los hijos que se la peguen.

-¿Te sentís repitiendo algunas cosas que hacía tu papá con vos?

-Sí, entendés un montón de cosas que antes no las comprendías igual. Desde que soy papá entiendo mucho más a mis viejos. En cuanto a lo que me veo repitiendo de mi papá, a mi mis hijos me han cuestionado bastante el silencio. Ahora dicen que estoy mejor, pero sé que es algo que traigo y que también viví como hijo. También sé que mi padre tuvo un padre muy callado y reservado, un tipo de campo que era muy para adentro y esas cosas no son gratuitas.

-¿Este silencio del que hablás tiene que ver con no ser muy demostrativo con ellos?

-No sé si con eso, pero ellos me critican que tal vez yo no soy muy de contarles o abrirme con ellos, ya sea en momentos buenos o malos. Y la verdad es que uno no se da cuenta que es así. Eso también me ayudó a entender mucho más a mi papá.

-India está incursionando como modelo, ¿y Bautista?

-A él le gusta mucho la música y cada tanto me toca la puerta del estudio y me pide que lo ayude con algo, pero no con la finalidad de lanzar esa música sino por placer. Hace poco le escribió una canción a la madre, por ejemplo, y me preguntó si yo lo podía ayudar a grabarla. A los dos les encanta la música, los dos tocan instrumentos y cantan. De hecho, estuvieron con mi papá en uno de sus shows.

-Una de las que se animó a hablar sobre salud mental hace un tiempo fue tu ex, Ana Paula Dutil, ¿Cómo fue para vos tener que contener a tus hijos en ese momento?

-Uno no sabe cuánto está impactando en un adolescente o un niño lo que está aconteciendo y tratás de acompañar de la mejor manera posible. Para ellos no fue una etapa fácil, crecieron mucho de golpe. Terminé de descubrir los hijos que tenía porque lo enfrentaron con una entereza, una humanidad y una valentía que me quedé tranquilo respecto a quiénes son.

-Tu hermano Martín también está atravesando un momento difícil. ¿Cómo fue para ustedes como familia tener que tomar la decisión de internarlo, sobre todo, cuando están tan expuestos?

-Con la exposic

ión aprendés a lidiar y la aceptás como parte de una realidad. Patalear contra eso no tiene ningún sentido, no vas a cambiar nada. Tampoco siento que haya que mantener alguna cosa en privado o en silencio porque son cosas que pasan. Cambió la época, estamos un poco todos más sabios y con el correr de los años las prioridades se te empiezan a aclarar un montón. Le quitás importancia a las cosas que quizá antes eran traumáticas y con el tiempo te das cuenta que no, entonces empezás a entender dónde está lo importante y a preocuparte menos por el afuera. En el caso de mi hermano, para mí lo importante es que él se recupere, después si trasciende o no, son cosas que pasan. Y tampoco trascendió nada terrible porque no pasó nada terrible. Es una persona que está en recuperación.

-¿Está bien él?

-Sí, sí, pero como sabrás estar en recuperación es un día a día. Yo he escuchado a mucha gente hablar que tiene problemas de adicción (a lo que sea) que dicen que nunca es una misión cumplida el recuperarse. No pueden bajar la guardia nunca. Hay que estar siempre atentos.

-Por suerte, los Ortega son una familia muy unida. ¿Cómo son esas mesas familiares cuando se juntan todos? ¿Hablan de trabajo, se aconsejan, se critican?

-No, criticar no. Puede haber algún que otro comentario u opinión. Igual debo decir que tampoco es que nos vemos mucho. En un momento cuando éramos todos un poco más jóvenes era religioso juntarnos los domingos, era algo que se daba o se respetaba un poco más, pero al ser una familia tan numerosa a veces no todos estamos en una misma ciudad, entonces se hace difícil verse tan seguido como uno quisiera. Igual, pueden pasar dos o tres meses sin vernos pero estamos siempre. Hay una sensación implícita de saber que, aunque la distancia nos separe, estamos ahí el uno para el otro.

 Tras un largo silencio discográfico, el cantante relanza su carrera con Bálsamo; un sonido indie folk/rock que marca una notable distancia de su etapa anterior como solista  Read More