Cando el hombre prehistórico descubrió que tanto con un palo de cierto grosor o la quijada suelta de la osamenta de un animal muerto podían servir no solo para cazar, sino para ataque o defensa ,se inició una carrera armamentista que aun no tiene fin. Lejos quedaron el arco y la flecha, hoy desde drones y misiles que selectivamente buscan la cara del destinatario hasta gases tóxicos, sofisticados armamentos nucleares y estructuras bélicas de avanzada tecnología dejan sin aliento a la empequeñecida condición humana. Simultáneamente a ese instrumental de guerra aparecieron las transacciones ilegales de armas de mayor o menor calibre, que han desarrollado un mercado clandestino tan inmenso como escalofriante. Circuitos ilegales, tráfico vinculado a la droga, mafias que adulteran- después de robos y oscuras transacciones comerciales- la identificación de esas armas que ingresan a un universo sin comprador ni vendedor conforman un ejército paralelo, sin bandera ni uniforme, que mata indiscriminadamente.
En 2001 se celebró en el ámbito de la Naciones Unidas la Conferencia General sobre Comercio Ilícito de Armas pequeñas y ligeras, en la que se estableció el 9 de julio como el Día Internacionacional de la Destrucción de Armas de Fuego, rescatadas de estos circuitos tenebrosos. Acompañando esta iniciativa, Amnistía Internacional se sumó a la Red Internacional sobre la instalación de recolección y destrucción sistemática y puntual de armamentos ilegales incautados por las Fuerzas de Seguridad de los Estados. En la actualidad se destruyen casi un millón de armas cada 9 de Julio, pero la contracara es que por cada arma desactivada se incautan 10 más de diversos circuitos criminales. Una rueda loca que no para de provocar muertes indiscriminadas frente a Estados ,impedidos de poner límites ciertos y severos en contra de las mafias y los comerciantes inescrupulosos.
Tal vez la mejor síntesis de este flagelo, que involucra a toda la sociedad universal, vino de la mano de un artista de origen sueco, Carl Fredrik Reutersward, quien creó un escultura de gran porte que se encuentra en la sede de la ONU, donde se ve un revolver de grandes proporciones con un gran nudo en la punta. Este monumental testimonio que inspira al cese del uso de estas armas sirve además como símbolo de la Fundacion Proyecto No Violencia.
Adquiere entonces renovada relevancia y fortaleza el mensaje que tuviera el Mahatma Gandhi como líder de la no violencia frente a décadas de guerras explícitas e implícitas que castigaron y aun castigan el planeta. Más aún cuando la sombra de una Tercera Guerra Mundial es agitada como un fantasma posible por líderes políticos.
Recordemos las palabras de Gandhi: “que la no violencia sea nuestro objetivo y avanzar constantemente hacia ella…”. Ese es la gran meta, educar para asegurar una cultura de paz y tolerancia.
Está en los líderes mundiales trabajar incansablemente para que ese objetivo no sea una mera declaración vacía de contenido, sino un clamor de todas las sociedades que afrontan destrucción y muerte. Casi como una pandemia en la que todos de una u otra manera seremos víctimas.
Trabajemos por un mundo sin armas, en paz, por utópico que parezca.
Cando el hombre prehistórico descubrió que tanto con un palo de cierto grosor o la quijada suelta de la osamenta de un animal muerto podían servir no solo para cazar, sino para ataque o defensa ,se inició una carrera armamentista que aun no tiene fin. Lejos quedaron el arco y la flecha, hoy desde drones y misiles que selectivamente buscan la cara del destinatario hasta gases tóxicos, sofisticados armamentos nucleares y estructuras bélicas de avanzada tecnología dejan sin aliento a la empequeñecida condición humana. Simultáneamente a ese instrumental de guerra aparecieron las transacciones ilegales de armas de mayor o menor calibre, que han desarrollado un mercado clandestino tan inmenso como escalofriante. Circuitos ilegales, tráfico vinculado a la droga, mafias que adulteran- después de robos y oscuras transacciones comerciales- la identificación de esas armas que ingresan a un universo sin comprador ni vendedor conforman un ejército paralelo, sin bandera ni uniforme, que mata indiscriminadamente.
En 2001 se celebró en el ámbito de la Naciones Unidas la Conferencia General sobre Comercio Ilícito de Armas pequeñas y ligeras, en la que se estableció el 9 de julio como el Día Internacionacional de la Destrucción de Armas de Fuego, rescatadas de estos circuitos tenebrosos. Acompañando esta iniciativa, Amnistía Internacional se sumó a la Red Internacional sobre la instalación de recolección y destrucción sistemática y puntual de armamentos ilegales incautados por las Fuerzas de Seguridad de los Estados. En la actualidad se destruyen casi un millón de armas cada 9 de Julio, pero la contracara es que por cada arma desactivada se incautan 10 más de diversos circuitos criminales. Una rueda loca que no para de provocar muertes indiscriminadas frente a Estados ,impedidos de poner límites ciertos y severos en contra de las mafias y los comerciantes inescrupulosos.
Tal vez la mejor síntesis de este flagelo, que involucra a toda la sociedad universal, vino de la mano de un artista de origen sueco, Carl Fredrik Reutersward, quien creó un escultura de gran porte que se encuentra en la sede de la ONU, donde se ve un revolver de grandes proporciones con un gran nudo en la punta. Este monumental testimonio que inspira al cese del uso de estas armas sirve además como símbolo de la Fundacion Proyecto No Violencia.
Adquiere entonces renovada relevancia y fortaleza el mensaje que tuviera el Mahatma Gandhi como líder de la no violencia frente a décadas de guerras explícitas e implícitas que castigaron y aun castigan el planeta. Más aún cuando la sombra de una Tercera Guerra Mundial es agitada como un fantasma posible por líderes políticos.
Recordemos las palabras de Gandhi: “que la no violencia sea nuestro objetivo y avanzar constantemente hacia ella…”. Ese es la gran meta, educar para asegurar una cultura de paz y tolerancia.
Está en los líderes mundiales trabajar incansablemente para que ese objetivo no sea una mera declaración vacía de contenido, sino un clamor de todas las sociedades que afrontan destrucción y muerte. Casi como una pandemia en la que todos de una u otra manera seremos víctimas.
Trabajemos por un mundo sin armas, en paz, por utópico que parezca.
Cando el hombre prehistórico descubrió que tanto con un palo de cierto grosor o la quijada suelta de la osamenta de un animal muerto podían servir no solo para cazar, sino para ataque o defensa ,se inició una carrera armamentista que aun no tiene fin. Lejos quedaron el arco y la flecha, hoy desde drones y misiles que selectivamente buscan la cara del destinatario hasta gases tóxicos, sofisticados armamentos nucleares y estructuras bélicas de avanzada tecnología dejan sin aliento a la empequeñecida condición humana. Simultáneamente a ese instrumental de guerra aparecieron las transacciones ilegales de armas de mayor o menor calibre, que han desarrollado un mercado clandestino tan inmenso como escalofriante. Circuitos ilegales, tráfico vinculado a la droga, mafias que adulteran- después de robos y oscuras transacciones comerciales- la identificación de esas armas que ingresan a un universo sin comprador ni vendedor conforman un ejército paralelo, sin bandera ni uniforme, que mata indiscriminadamente.En 2001 se celebró en el ámbito de la Naciones Unidas la Conferencia General sobre Comercio Ilícito de Armas pequeñas y ligeras, en la que se estableció el 9 de julio como el Día Internacionacional de la Destrucción de Armas de Fuego, rescatadas de estos circuitos tenebrosos. Acompañando esta iniciativa, Amnistía Internacional se sumó a la Red Internacional sobre la instalación de recolección y destrucción sistemática y puntual de armamentos ilegales incautados por las Fuerzas de Seguridad de los Estados. En la actualidad se destruyen casi un millón de armas cada 9 de Julio, pero la contracara es que por cada arma desactivada se incautan 10 más de diversos circuitos criminales. Una rueda loca que no para de provocar muertes indiscriminadas frente a Estados ,impedidos de poner límites ciertos y severos en contra de las mafias y los comerciantes inescrupulosos.Tal vez la mejor síntesis de este flagelo, que involucra a toda la sociedad universal, vino de la mano de un artista de origen sueco, Carl Fredrik Reutersward, quien creó un escultura de gran porte que se encuentra en la sede de la ONU, donde se ve un revolver de grandes proporciones con un gran nudo en la punta. Este monumental testimonio que inspira al cese del uso de estas armas sirve además como símbolo de la Fundacion Proyecto No Violencia.Adquiere entonces renovada relevancia y fortaleza el mensaje que tuviera el Mahatma Gandhi como líder de la no violencia frente a décadas de guerras explícitas e implícitas que castigaron y aun castigan el planeta. Más aún cuando la sombra de una Tercera Guerra Mundial es agitada como un fantasma posible por líderes políticos.Recordemos las palabras de Gandhi: “que la no violencia sea nuestro objetivo y avanzar constantemente hacia ella…”. Ese es la gran meta, educar para asegurar una cultura de paz y tolerancia.Está en los líderes mundiales trabajar incansablemente para que ese objetivo no sea una mera declaración vacía de contenido, sino un clamor de todas las sociedades que afrontan destrucción y muerte. Casi como una pandemia en la que todos de una u otra manera seremos víctimas.Trabajemos por un mundo sin armas, en paz, por utópico que parezca. Read More