Mundial de Resistencia: Nicolás Varrone fue 12º en la qualy en Interlagos, en su mejor resultado de 2025

SAN PABLO, Brasil (especial para LA NACION).– “Vivo en un carry on”, sonríe Nicolás Varrone, uno de esos nómades del alto deporte internacional. “Hago un mix entre Argentina, Europa y Estados Unidos. Un poco por todos lados”, detalla el muchacho de Ingeniero Maschwitz, que espera tener sus huecos de calendario para hacer lo que más espera y disfruta: vida familiera. “Mis vacaciones son en casa. No quiero viajar a ningún lado”, cuenta, en uno de los autódromos que visita cada año. Interlagos, nada menos.

El amigo de Franco Colapinto es uno de los protagonistas de las 6 Horas de San Pablo, que el Campeonato Mundial de Resistencia (WEC) está celebrando en Brasil como quinta de sus ocho fechas. Por ahora, de poco hace bastante en el autódromo que honra con su nombre a José Carlos Pace pero que homenajea a Ayrton Senna en murales y obras de arte. Varrone está en uno de los dos equipos “privados” que compiten contra los ocho de automotrices en Hypercar, la división principal de WEC, y llevó al Porsche 963 número 99 al puesto 12º en la prueba de clasificación, el mismo en el que el coche –no Nicolás– largará la carrera a las 11.30 de este domingo.

No largará él, porque comparte el auto con el chileno Nicolás Pino –la partida, en movimiento, será suya– y el suizo Neel Jani, pero sí fue Varrone quien se encargó de la prueba de clasificación. Y quedó a 68/1000, apenas, de pasar a la hyperpole, una suerte de Q3 de la Fórmula 1 (tanda definitiva para los diez que pasaron eliminaciones anteriores). Vale recordarlo: lo hizo con el equipo “privado” alemán Proton Competition, más “privado” que el otro, el AF Corse, una estructura B de Ferrari que tiene al polaco Robert Kubica como líder y viene de ganar las 24 Horas de Le Mans hace cuatro fines de semana.

También Nicolás es un vencedor de Le Mans, y dos veces (2023, 2024), pero en divisiones más pequeñas, no en la principal. Además, salió campeón mundial (2023) de LMGTE, la división menor de WEC, en la que hoy está compitiendo, por caso, su compatriota José María “Pechito” López, cuyo Lexus RC F del equipo Akkodis partirá segundo, o sea, 20º entre los 36 vehículos que compartirán la pista.

A los 24 años, Varrone, piloto oficial de General Motors, está haciendo su camino, en ascenso. Lo de este sábado en Interlagos fue un buen paso entre los 18 vehículos (Ferrari, BMW, Peugeot, Aston Martin, Alpine, Toyota, Cadillac) de la clase mayor, uno más bello que el otro. “Estuve cerca de la hyperpole, que era el objetivo. A menos de una décima. Un poco triste, porque estuvimos muy cerca. Fue la vez que más cerca estuvimos este año. Habría estado lindo hacerlo acá, en Brasil”, lamenta. Pero en seguida se da cuenta: “En condiciones normales un sábado, deberíamos haber estado 15, 16, o ahí atrás. Y más lejos, quizás, del resto. Pero nos encontramos en un puesto 12, delante del Ferrari [Kubica], de los Alpine, del Toyota de Kamui [Kobayashi]… Somos el único auto privado en el WEC y creo que maximizamos el rendimiento según el potencial”.

En la carrera no la tendrán fácil el bonaerense, el trasandino y el helvético para ganar el punto del 10º lugar, el primero del año y el objetivo que se trazan. Pero al menos Varrone ya sabe qué es no tenerla fácil: proviene del fin del mundo automovilístico, el dinero nunca sobró y él da ventaja física, con sus 186 centímetros que parecen varios más y sobre todo los 73 kilos que, escasos para ese longilíneo cuerpo, no dejan de ser demasiados, unos 10 más, que los de sus compañeros de cabina. Apunte interesante: Jani y Pino ponen una suerte de segunda butaca sobre la suya cuando lo reemplazan al volante, y Nicolás ya se acostumbró a tener más cerca los pedales que lo que le quedan cómodos. Cosas de un deporte más amigable a los pilotos jockeys que a los lungos.

Y con eso –entre otros temas, claro– debe lidiar el argentino. Que, como todos lo que están en subida, tiene la mira a largo plazo en la Fórmula 1. Por lo pronto, dio un paso lindo: a fines del año pasado probó un auto de Fórmula 2. Y planea saltar a ella lo antes posible, mientras se siente a gusto en el Mundial de Resistencia y quiere más.

–¿Cuál es el objetivo en este campeonato?

–Estamos en un equipo privado contra muchos oficiales. Es muy difícil, por los recursos: nosotros no tenemos repuestos, no tenemos pruebas, no tenemos presupuesto para desarrollar. Entonces estamos haciendo un gran trabajo en lo que va del año. El objetivo es mejorar carrera tras carrera, estar en el top 10 y sumar alguno que otro punto. Y en mi caso, hacer lo mejor posible para seguir creciendo en este mundo y ver otros equipos u otras fábricas para poder dar el salto en el futuro.

–Los compañeros de auto forman un equipo dentro del equipo, pero a la vez no dejan de ser referencias y rivales, porque los jefes miran los tiempos de cada uno y pueden decidir sobre la alineación para más adelante. ¿Cómo es ese ambiente interno? ¿Es una familia o todos se miran de reojo?

–Depende de los equipos y de la gente que nos rodea. Me ha tocado estar en equipos en los que me sentía muy cómodo y que eran como una familia, si bien siempre está esa rivalidad. Pero todos trabajábamos juntos y me pasa mucho con General Motors y Corvette, que son una familia; todos vamos para el mismo lado y hay mucha buena onda. Después, hay otros equipos en los que todo es más frío, más calculado, y no hay tantas emociones ni tanta relación. Para los latinoamericanos, los argentinos, es más difícil encontrarnos en esas situaciones, pero uno tiene que tratar de ser lo más versátil posible y adaptarse a las distintas culturas. Todos competimos por ser el más rápido, siempre es una competencia y siempre va a serlo para cada uno, con los compañeros y con el resto de la grilla.

Varrone, en LN+

–¿Cómo es tu vínculo con General Motors?

–Empezó a fines de 2022, cuando firmé para correr en WEC en 2023. Fue una temporada soñada, en la que ganamos el campeonato del mundo y las 24 Horas de Le Mans. Seguimos el año pasado y en éste también. Ya formamos una linda relación. Somos muy cercanos y con todo esto de la Fórmula 1 estoy muy contento por el logro y lo que será para ellos incorporarse a la categoría.

–Cadillac ingresará a la Fórmula 1 en 2026. Se señala como candidatos a Valtteri Bottas, Sergio Pérez, Mick Schumacher… y hay quien menciona a Nicolás Varrone.

–Sí. A ver: la relación es muy buena y tuvimos charlas. Lo que ellos dicen es que primero tendría que hacer Fórmula 2 y tener buenos resultados y buen rendimiento, para mostrarles lo que puedo hacer en un auto de fórmula, y a partir de eso se hablará de más temas a futuro. No sé si simulador o… No sé; la verdad. Paso a paso.

–¿Qué plan tenés?

–No tengo definido el plan, pero la intención es que en este mismo año, si se abre una posibilidad en un auto, entrar a Fórmula 2. Podría hacerlo en paralelo con WEC, aunque sea algunas carreras. La idea es subir lo antes posible. No hay nada asegurado, porque todo es muy loco. Entrar tarde a la Fórmula 2 no es muy normal, pero mi carrera se dio con cosas no muy normales, muy caídas del cielo. Hay que aprovecharlas y después ver qué depara la vida.

–¿Con “tarde” te referís a entrar a un campeonato empezado o a tus 24 años de edad?

–A un campeonato empezado. Creo que en Fórmula 1 hoy hay muchos pilotos jóvenes y la categoría va por ese camino, pero si uno, con 24 años, 28 o los que sean, la rompe toda y puede ir rapidísimo, ¿por qué no van a fijarse en uno? Siempre digo que la edad no es problema, para nada. Porque si uno anda más rápido que un chico de 18, no hay nada que pensar.

–¿Un salto a la Fórmula 2 implica un salto de presupuesto, también?

–En esta categoría, WEC, es diferente, porque los pilotos son contratados; no tiene que ir uno con la plata, sino que ellos vienen a buscarlo si uno es bueno y rinde bien. En Fórmula 2 y las demás categorías de fórmula, primero hay que tener la plata y después andar bien. Se necesita presupuesto. Y la verdad es que gracias a muchas empresas argentinas que apoyan, lo tendríamos en caso de subir a Fórmula 2. Pero primero hay que esperar a que se abra la butaca.

Para eso quizás deba irle bien en WEC, y para esto sería útil una buena figuración este domingo, con una carrera empezada en la mejor posición del año para el Porsche. Ciertamente, en seis horas puede pasar de todo. Máxime en el tantas veces caótico Interlagos.

“Mejoramos mucho el auto respecto a las prácticas, pero no logramos aprovechar 100% de la goma nueva, como sí los otros equipos. Fue una buena prueba de clasificación, pero me quedé con ganas de un poco más. De todas formas, no es un mal resultado; estamos cerca del equipo Penske. Con todo para la carrera. Creo que tenemos un auto bueno en el uso de los neumáticos, porque no degradamos tanto las gomas. Esperemos que sea así y un buen resultado”, confía. Confía hoy y siempre.

SAN PABLO, Brasil (especial para LA NACION).– “Vivo en un carry on”, sonríe Nicolás Varrone, uno de esos nómades del alto deporte internacional. “Hago un mix entre Argentina, Europa y Estados Unidos. Un poco por todos lados”, detalla el muchacho de Ingeniero Maschwitz, que espera tener sus huecos de calendario para hacer lo que más espera y disfruta: vida familiera. “Mis vacaciones son en casa. No quiero viajar a ningún lado”, cuenta, en uno de los autódromos que visita cada año. Interlagos, nada menos.

El amigo de Franco Colapinto es uno de los protagonistas de las 6 Horas de San Pablo, que el Campeonato Mundial de Resistencia (WEC) está celebrando en Brasil como quinta de sus ocho fechas. Por ahora, de poco hace bastante en el autódromo que honra con su nombre a José Carlos Pace pero que homenajea a Ayrton Senna en murales y obras de arte. Varrone está en uno de los dos equipos “privados” que compiten contra los ocho de automotrices en Hypercar, la división principal de WEC, y llevó al Porsche 963 número 99 al puesto 12º en la prueba de clasificación, el mismo en el que el coche –no Nicolás– largará la carrera a las 11.30 de este domingo.

No largará él, porque comparte el auto con el chileno Nicolás Pino –la partida, en movimiento, será suya– y el suizo Neel Jani, pero sí fue Varrone quien se encargó de la prueba de clasificación. Y quedó a 68/1000, apenas, de pasar a la hyperpole, una suerte de Q3 de la Fórmula 1 (tanda definitiva para los diez que pasaron eliminaciones anteriores). Vale recordarlo: lo hizo con el equipo “privado” alemán Proton Competition, más “privado” que el otro, el AF Corse, una estructura B de Ferrari que tiene al polaco Robert Kubica como líder y viene de ganar las 24 Horas de Le Mans hace cuatro fines de semana.

También Nicolás es un vencedor de Le Mans, y dos veces (2023, 2024), pero en divisiones más pequeñas, no en la principal. Además, salió campeón mundial (2023) de LMGTE, la división menor de WEC, en la que hoy está compitiendo, por caso, su compatriota José María “Pechito” López, cuyo Lexus RC F del equipo Akkodis partirá segundo, o sea, 20º entre los 36 vehículos que compartirán la pista.

A los 24 años, Varrone, piloto oficial de General Motors, está haciendo su camino, en ascenso. Lo de este sábado en Interlagos fue un buen paso entre los 18 vehículos (Ferrari, BMW, Peugeot, Aston Martin, Alpine, Toyota, Cadillac) de la clase mayor, uno más bello que el otro. “Estuve cerca de la hyperpole, que era el objetivo. A menos de una décima. Un poco triste, porque estuvimos muy cerca. Fue la vez que más cerca estuvimos este año. Habría estado lindo hacerlo acá, en Brasil”, lamenta. Pero en seguida se da cuenta: “En condiciones normales un sábado, deberíamos haber estado 15, 16, o ahí atrás. Y más lejos, quizás, del resto. Pero nos encontramos en un puesto 12, delante del Ferrari [Kubica], de los Alpine, del Toyota de Kamui [Kobayashi]… Somos el único auto privado en el WEC y creo que maximizamos el rendimiento según el potencial”.

En la carrera no la tendrán fácil el bonaerense, el trasandino y el helvético para ganar el punto del 10º lugar, el primero del año y el objetivo que se trazan. Pero al menos Varrone ya sabe qué es no tenerla fácil: proviene del fin del mundo automovilístico, el dinero nunca sobró y él da ventaja física, con sus 186 centímetros que parecen varios más y sobre todo los 73 kilos que, escasos para ese longilíneo cuerpo, no dejan de ser demasiados, unos 10 más, que los de sus compañeros de cabina. Apunte interesante: Jani y Pino ponen una suerte de segunda butaca sobre la suya cuando lo reemplazan al volante, y Nicolás ya se acostumbró a tener más cerca los pedales que lo que le quedan cómodos. Cosas de un deporte más amigable a los pilotos jockeys que a los lungos.

Y con eso –entre otros temas, claro– debe lidiar el argentino. Que, como todos lo que están en subida, tiene la mira a largo plazo en la Fórmula 1. Por lo pronto, dio un paso lindo: a fines del año pasado probó un auto de Fórmula 2. Y planea saltar a ella lo antes posible, mientras se siente a gusto en el Mundial de Resistencia y quiere más.

–¿Cuál es el objetivo en este campeonato?

–Estamos en un equipo privado contra muchos oficiales. Es muy difícil, por los recursos: nosotros no tenemos repuestos, no tenemos pruebas, no tenemos presupuesto para desarrollar. Entonces estamos haciendo un gran trabajo en lo que va del año. El objetivo es mejorar carrera tras carrera, estar en el top 10 y sumar alguno que otro punto. Y en mi caso, hacer lo mejor posible para seguir creciendo en este mundo y ver otros equipos u otras fábricas para poder dar el salto en el futuro.

–Los compañeros de auto forman un equipo dentro del equipo, pero a la vez no dejan de ser referencias y rivales, porque los jefes miran los tiempos de cada uno y pueden decidir sobre la alineación para más adelante. ¿Cómo es ese ambiente interno? ¿Es una familia o todos se miran de reojo?

–Depende de los equipos y de la gente que nos rodea. Me ha tocado estar en equipos en los que me sentía muy cómodo y que eran como una familia, si bien siempre está esa rivalidad. Pero todos trabajábamos juntos y me pasa mucho con General Motors y Corvette, que son una familia; todos vamos para el mismo lado y hay mucha buena onda. Después, hay otros equipos en los que todo es más frío, más calculado, y no hay tantas emociones ni tanta relación. Para los latinoamericanos, los argentinos, es más difícil encontrarnos en esas situaciones, pero uno tiene que tratar de ser lo más versátil posible y adaptarse a las distintas culturas. Todos competimos por ser el más rápido, siempre es una competencia y siempre va a serlo para cada uno, con los compañeros y con el resto de la grilla.

Varrone, en LN+

–¿Cómo es tu vínculo con General Motors?

–Empezó a fines de 2022, cuando firmé para correr en WEC en 2023. Fue una temporada soñada, en la que ganamos el campeonato del mundo y las 24 Horas de Le Mans. Seguimos el año pasado y en éste también. Ya formamos una linda relación. Somos muy cercanos y con todo esto de la Fórmula 1 estoy muy contento por el logro y lo que será para ellos incorporarse a la categoría.

–Cadillac ingresará a la Fórmula 1 en 2026. Se señala como candidatos a Valtteri Bottas, Sergio Pérez, Mick Schumacher… y hay quien menciona a Nicolás Varrone.

–Sí. A ver: la relación es muy buena y tuvimos charlas. Lo que ellos dicen es que primero tendría que hacer Fórmula 2 y tener buenos resultados y buen rendimiento, para mostrarles lo que puedo hacer en un auto de fórmula, y a partir de eso se hablará de más temas a futuro. No sé si simulador o… No sé; la verdad. Paso a paso.

–¿Qué plan tenés?

–No tengo definido el plan, pero la intención es que en este mismo año, si se abre una posibilidad en un auto, entrar a Fórmula 2. Podría hacerlo en paralelo con WEC, aunque sea algunas carreras. La idea es subir lo antes posible. No hay nada asegurado, porque todo es muy loco. Entrar tarde a la Fórmula 2 no es muy normal, pero mi carrera se dio con cosas no muy normales, muy caídas del cielo. Hay que aprovecharlas y después ver qué depara la vida.

–¿Con “tarde” te referís a entrar a un campeonato empezado o a tus 24 años de edad?

–A un campeonato empezado. Creo que en Fórmula 1 hoy hay muchos pilotos jóvenes y la categoría va por ese camino, pero si uno, con 24 años, 28 o los que sean, la rompe toda y puede ir rapidísimo, ¿por qué no van a fijarse en uno? Siempre digo que la edad no es problema, para nada. Porque si uno anda más rápido que un chico de 18, no hay nada que pensar.

–¿Un salto a la Fórmula 2 implica un salto de presupuesto, también?

–En esta categoría, WEC, es diferente, porque los pilotos son contratados; no tiene que ir uno con la plata, sino que ellos vienen a buscarlo si uno es bueno y rinde bien. En Fórmula 2 y las demás categorías de fórmula, primero hay que tener la plata y después andar bien. Se necesita presupuesto. Y la verdad es que gracias a muchas empresas argentinas que apoyan, lo tendríamos en caso de subir a Fórmula 2. Pero primero hay que esperar a que se abra la butaca.

Para eso quizás deba irle bien en WEC, y para esto sería útil una buena figuración este domingo, con una carrera empezada en la mejor posición del año para el Porsche. Ciertamente, en seis horas puede pasar de todo. Máxime en el tantas veces caótico Interlagos.

“Mejoramos mucho el auto respecto a las prácticas, pero no logramos aprovechar 100% de la goma nueva, como sí los otros equipos. Fue una buena prueba de clasificación, pero me quedé con ganas de un poco más. De todas formas, no es un mal resultado; estamos cerca del equipo Penske. Con todo para la carrera. Creo que tenemos un auto bueno en el uso de los neumáticos, porque no degradamos tanto las gomas. Esperemos que sea así y un buen resultado”, confía. Confía hoy y siempre.

 El amigo de Franco Colapinto participará en las 6 Horas de San Pablo; piloto de General Motors, quiere saltar este año a la F. 2  Read More