MIAMI.- Poco antes del mediodía del lunes, un padre cuya identidad prefiere mantener en reserva, recibió un mensaje de texto de su hijo, a quien había dejado a las 9 de la mañana en el summer camp náutico del Yacht Club de Miami. “¿Me puedo ir ahora a jugar a la casa de Juan?”. El padre, sorprendido, le dijo que no, que debía quedarse en el campamento de navegación hasta la tarde.
“Entonces vení a buscarme, porque hubo un accidente”. Enseguida su hijo le pasó con la instructora, que había tratado de comunicarse con la madre, que no tenía señal. Le pidieron a todos que fueran a buscar a sus hijos, que había sucedido un accidente y había niños heridos.
Su hijo, que vio de cerca el accidente, asegura que luego del hecho la lancha que los remolcó dio una vuelta a la barcaza para tratar de ayudar en el rescate, si bien asegura que fue casi instantáneo que empezaron a llegar barcos de policía y helicópteros.
“El velero no estaba solo”, confirma el hombre desmintiendo las versiones que dicen que la instructora se fue sola por un sector que no debía. El velero que fue embestido por el barco era parte de una flota de 12 veleros y tres barcos soportes a motor (a veces incluso son cuatro los barcos de soporte).
También desmiente que el accidente se haya dado en un canal. “No hay un canal de navegación de barcos de porte que pase por ahí. Ese canal de navegación está detrás de Monument Island. Y los veleros no pasaban Monument. Los canales son paralelos a la costa, y no en el lugar del accidente. No es verdad que se metieron en la 9 de Julio como dicen”, aporta.
A los chicos del campamento los llevan hasta Monument y la navegación es entre islas.
La barcaza que embistió al velero, si bien es del lugar, no suele estar moviéndose por ahí. Este tipo de barcos suelen ser usados como soportes de construcción. Quizá para llevar y traer materiales a una casa, o para reparar muelles. Al parecer llevaba pilares de muelle, como si fueran columnas premoldeadas.
“No era la semana 8 interrumpida del summer camp”. Si bien era la octava semana, todos los lunes arranca un grupo distinto y no necesariamente con chicos que estaban la semana anterior. Su hijo por ejemplo hizo la semana 2, la 3 y la 8. “En el caso del velero de las niñas, eran principiantes. O sea que seguramente era la primer salida del primer día de esas niñas”, aporta. Su hijo le asegura que era la primera vez que las veía, si bien pudieron haber participado de la actividad alguna semana en la que no coincidieron.
“Los instructores si bien son jóvenes, son muy serios, están muy capacitados, y son súper responsables”, valora.
El primer año del summer camp el hombre se quedaba mirando, con algo de temor, la actividad en el agua. “No soy de confiar rápido y me quedé muy tranquilo acerca de cómo manejaban los grupos”, dijo. Cada instructor tiene un silbato e incluso los mismos chicos tienen sus silbatos por si alguno está en peligro o hay que dar algún tipo de aviso. A su vez están supervisados por los directores desde barcos a motor.
El hombre asegura que todos los chicos tienen salvavidas. “Es verdad que el club te pide que lleves a los chicos con su salvavidas. Pero si no tenés o te olvidás ellos tienen para darles”.
Hay que tener en cuenta que tirarse al agua ahí es como tirarse a una pileta, manifiesta. Si bien es agua de mar, no es mar abierto, no suele haber corriente ni oleaje. Se tiran y se vuelven a subir. “No es el Río de la Plata. No es Mar del Plata como escuché decir en Argentina”, plantea.
El nuevo video del choque entre un velero y una barcaza en Miami
El mismo asegura ir a veces en la semana y no hay nadie navegando. Miami en verano es temporada baja. Además asegura que cualquiera que sea de la zona o trabaje ahí conoce perfectamente la dinámica del agua.
El padre, que también es navegante, asegura que el área adonde navegaban es muy tranquila, nunca hay nadie durante la semana, y menos barcos de gran porte.
“Si bien no se explica cómo no hubo reacción de ambos lados, mi hijo me aseguró que no había viento suficiente para maniobrar y que muchos veleros estaban siendo remolcados por ese tema”, sostiene. Un barco a motor remolcaba en ese momento el velero donde estaba su hijo hacia Monument.
Otro de los argumentos ha sido que los navegantes no requieren registro para salir al mar. “Si bien puede ser una discusión a tener, la colisión se produjo entre personas que viven en el mar. Con lo cual, en este caso no tiene nada que ver”, asegura.
El campamento empezaba todos los días a las 9, los chicos salían todos las mañanas y todas las tardes por las últimas 8 semanas, y ha sido así por décadas. “Todo el mundo en la zona sabe que los chicos están ahí”, plantea.
Los chicos y los instructores tienen un silbato. El silbato no fue usado por la instructora, lo que puede denotar que se vio sorprendida por la maniobra del capitán del barco. El capitán tampoco intentó sonar la bocina. Lo que denota que no vio nada. Se dice, por unos testigos que estaban trabajando en un techo, que había una persona adelante en la barcaza, que empieza a correr hacia atrás como para darle aviso al capitán. Es claro que el remolcador no tenía una altura de puente lo suficientemente alto como para hacer correctamente el “lookout”. Si tenía alguien de lookout adelante, evidentemente no estaba comunicado por handy con el capitán. Eso es el principal factor del accidente.
“Yo creo que la instructora o no lo vio o no se esperó que no fuera vista. Lamentablemente ella no tenía viento para maniobrar”, concluye.
MIAMI.- Poco antes del mediodía del lunes, un padre cuya identidad prefiere mantener en reserva, recibió un mensaje de texto de su hijo, a quien había dejado a las 9 de la mañana en el summer camp náutico del Yacht Club de Miami. “¿Me puedo ir ahora a jugar a la casa de Juan?”. El padre, sorprendido, le dijo que no, que debía quedarse en el campamento de navegación hasta la tarde.
“Entonces vení a buscarme, porque hubo un accidente”. Enseguida su hijo le pasó con la instructora, que había tratado de comunicarse con la madre, que no tenía señal. Le pidieron a todos que fueran a buscar a sus hijos, que había sucedido un accidente y había niños heridos.
Su hijo, que vio de cerca el accidente, asegura que luego del hecho la lancha que los remolcó dio una vuelta a la barcaza para tratar de ayudar en el rescate, si bien asegura que fue casi instantáneo que empezaron a llegar barcos de policía y helicópteros.
“El velero no estaba solo”, confirma el hombre desmintiendo las versiones que dicen que la instructora se fue sola por un sector que no debía. El velero que fue embestido por el barco era parte de una flota de 12 veleros y tres barcos soportes a motor (a veces incluso son cuatro los barcos de soporte).
También desmiente que el accidente se haya dado en un canal. “No hay un canal de navegación de barcos de porte que pase por ahí. Ese canal de navegación está detrás de Monument Island. Y los veleros no pasaban Monument. Los canales son paralelos a la costa, y no en el lugar del accidente. No es verdad que se metieron en la 9 de Julio como dicen”, aporta.
A los chicos del campamento los llevan hasta Monument y la navegación es entre islas.
La barcaza que embistió al velero, si bien es del lugar, no suele estar moviéndose por ahí. Este tipo de barcos suelen ser usados como soportes de construcción. Quizá para llevar y traer materiales a una casa, o para reparar muelles. Al parecer llevaba pilares de muelle, como si fueran columnas premoldeadas.
“No era la semana 8 interrumpida del summer camp”. Si bien era la octava semana, todos los lunes arranca un grupo distinto y no necesariamente con chicos que estaban la semana anterior. Su hijo por ejemplo hizo la semana 2, la 3 y la 8. “En el caso del velero de las niñas, eran principiantes. O sea que seguramente era la primer salida del primer día de esas niñas”, aporta. Su hijo le asegura que era la primera vez que las veía, si bien pudieron haber participado de la actividad alguna semana en la que no coincidieron.
“Los instructores si bien son jóvenes, son muy serios, están muy capacitados, y son súper responsables”, valora.
El primer año del summer camp el hombre se quedaba mirando, con algo de temor, la actividad en el agua. “No soy de confiar rápido y me quedé muy tranquilo acerca de cómo manejaban los grupos”, dijo. Cada instructor tiene un silbato e incluso los mismos chicos tienen sus silbatos por si alguno está en peligro o hay que dar algún tipo de aviso. A su vez están supervisados por los directores desde barcos a motor.
El hombre asegura que todos los chicos tienen salvavidas. “Es verdad que el club te pide que lleves a los chicos con su salvavidas. Pero si no tenés o te olvidás ellos tienen para darles”.
Hay que tener en cuenta que tirarse al agua ahí es como tirarse a una pileta, manifiesta. Si bien es agua de mar, no es mar abierto, no suele haber corriente ni oleaje. Se tiran y se vuelven a subir. “No es el Río de la Plata. No es Mar del Plata como escuché decir en Argentina”, plantea.
El nuevo video del choque entre un velero y una barcaza en Miami
El mismo asegura ir a veces en la semana y no hay nadie navegando. Miami en verano es temporada baja. Además asegura que cualquiera que sea de la zona o trabaje ahí conoce perfectamente la dinámica del agua.
El padre, que también es navegante, asegura que el área adonde navegaban es muy tranquila, nunca hay nadie durante la semana, y menos barcos de gran porte.
“Si bien no se explica cómo no hubo reacción de ambos lados, mi hijo me aseguró que no había viento suficiente para maniobrar y que muchos veleros estaban siendo remolcados por ese tema”, sostiene. Un barco a motor remolcaba en ese momento el velero donde estaba su hijo hacia Monument.
Otro de los argumentos ha sido que los navegantes no requieren registro para salir al mar. “Si bien puede ser una discusión a tener, la colisión se produjo entre personas que viven en el mar. Con lo cual, en este caso no tiene nada que ver”, asegura.
El campamento empezaba todos los días a las 9, los chicos salían todos las mañanas y todas las tardes por las últimas 8 semanas, y ha sido así por décadas. “Todo el mundo en la zona sabe que los chicos están ahí”, plantea.
Los chicos y los instructores tienen un silbato. El silbato no fue usado por la instructora, lo que puede denotar que se vio sorprendida por la maniobra del capitán del barco. El capitán tampoco intentó sonar la bocina. Lo que denota que no vio nada. Se dice, por unos testigos que estaban trabajando en un techo, que había una persona adelante en la barcaza, que empieza a correr hacia atrás como para darle aviso al capitán. Es claro que el remolcador no tenía una altura de puente lo suficientemente alto como para hacer correctamente el “lookout”. Si tenía alguien de lookout adelante, evidentemente no estaba comunicado por handy con el capitán. Eso es el principal factor del accidente.
“Yo creo que la instructora o no lo vio o no se esperó que no fuera vista. Lamentablemente ella no tenía viento para maniobrar”, concluye.
El hombre, que pidió mantener su identidad en reserva, defendió el accionar de la instructora Read More