Atracciones invernales. Una ciudad patagónica confirma su liderazgo de propuestas para disfrutar aunque la nieve sea esquiva

SAN CARLOS DE BARILOCHE.- Aunque las grandes nevadas se siguen haciendo desear en estas latitudes, la afluencia de turistas durante las dos semanas del receso escolar de la Ciudad de Buenos Aires y de la provincia de Buenos Aires se mantuvo constante, con una ocupación hotelera cercana al 80%. Agosto también arrancó con buenos niveles de visitantes y se espera que las reservas aumenten si llegan las precipitaciones níveas que los esquiadores están esperando.

Lo cierto es que más allá de las actividades que ofrece el cerro Catedral –el centro de esquí más grande del hemisferio sur, que cuenta con cañones de fabricación de nieve para asegurar la apertura de las pistas para principiantes–, Bariloche despliega múltiples paisajes y experiencias invernales para todos los gustos.

En el kilómetros 17,5 de la avenida Bustillo, el cerro Campanario –de 1050 metros sobre el nivel del mar– regala una de las mejores vistas en 360° que un visitante puede disfrutar en Bariloche. El lugar funciona como un buen primer pantallazo para los recién llegados.

Desde lo alto de ese pequeño, pero estratégicamente bien ubicado cerro (según los fotógrafos de National Geographic, epicentro de una de las mejores siete vistas panorámicas del mundo), los visitantes pueden ver todo a su alrededor: el aeropuerto y la estepa, en el este, pasando por el centro de Bariloche, el lago Nahuel Huapi y el cerro Otto, hasta el Brazo Tristeza y el cerro Capilla en el oeste. Se puede llegar caminando o en aerosilla hasta la cima del Campanario, donde funciona una confitería, de 9 a 17.

Aerosillas

Muy cerca del centro de la ciudad, el cerro Otto es escenario de tres propuestas bien distintas: el Complejo Piedras Blancas, el Teleférico Cerro Otto y el Refugio de Arelauquen. El complejo Piedras Blancas ofrece cinco actividades para disfrutar de la nieve: trineos, zipline, snow tubing, snow safari y esquí para principiantes. Abierto de 9 a 17.30, los turistas deben consultar en las redes sociales qué opciones están habilitadas cada día, dependiendo del clima.

Piedras Blancas cuenta con 3000 metros de pistas exclusivas para trineos y medios de elevación que pueden transportar 1200 personas por hora. Se puede acceder a la cumbre del cerro en las aerosillas y luego bajar en trineos. También se puede hacer snow tubing (una especie de dona gigante para deslizarse) en una pista exclusiva de 1 kilómetro y siete curvas que aportan adrenalina. Y el snow safari consta de paseos para toda la familia en motos de nieve.

En la cima del cerro Otto –a 1405 msnm– se ubica el Complejo Turístico Teleférico Cerro Otto, con su emblemática confitería giratoria. Además de la experiencia gastronómica de 360° y una galería de arte en la que se exponen réplicas en tamaño real del David, la Piedad y el Moisés, del artista Michelangelo Buonarroti, el lugar ofrece actividades invernales (como deslizamientos en trineo, palestra y tirolesa), así como un nuevo mirador hacia el lago Nahuel Huapi.

La tirolesa tiene 60 metros de extensión y siete metros de altura desde su base, pero la sensación se agiganta por el entorno. Grandes y chicos (a partir de los 5 años) pueden también escalar en la palestra de siete metros, con rutas de distinto grado de dificultad. El servicio en el teleférico también depende de las condiciones climáticas (sobre todo, de la intensidad del viento), por lo que hay que chequear en las redes sociales del Cerro Otto.

Experiencia nocturna

En la cumbre sur del cerro Otto, a 1.300 msnm y con vistas al lago Gutiérrez, el Refugio de Arelauquen es un restaurante de montaña al que se llega tras una travesía en camionetas 4×4 y motos de nieve. La experiencia nocturna comienza en los hoteles de cada turista: los pasan a buscar y los trasladan al “club house” del Arelauquen Golf & Country Club, donde los reciben con un brindis y una degustación de fiambres. Después, los pasajeros se suben a unas camionetas Land Rover Defender y son conducidos hasta la base de las motos.

Tras la explicación sobre cómo manejar los vehículos de nieve, el trayecto en moto hasta el refugio demanda unos 20 minutos. Finalmente, la cena consta de sopa, fondue de queso y fondue de chocolate. Toda la experiencia dura unas tres horas y media: para bajar, se desanda el camino en moto de nieve y luego, otra vez en 4×4.

Hacia el este de la ciudad, también se pueden disfrutar del servicio turístico del Tren Patagónico: a lo largo de 30 kilómetros, la propuesta une esta ciudad con la estación Perito Moreno y permite descubrir los paisajes de la estepa, así como disfrutar de la gastronomía regional. El servicio sale los viernes, a las 12 -tras un almuerzo, regresa a Bariloche a las 17.20- y los sábados, a las 18 -luego de una cena, vuelve a las 23.30-.

El viaje hasta Perito Moreno dura unos 50 minutos: la formación cruza la ruta 40 y bordea por unos metros el lago Nahuel Huapi hasta girar a la derecha e internarse poco a poco en la aridez de la meseta. Tras arribar a destino, los viajeros disfrutan de una recepción en una casa de té que funciona en la vieja estación (con chocolate caliente, vino y canapés) y luego un asado con show musical en un antiguo galpón de la estancia San Ramón.

Aunque la Patagonia norte atraviesa un invierno atípico, con escasas precipitaciones y temperaturas por encima de lo esperable, quienes eligen Bariloche saben que sus encantos y sus experiencias van más allá de la nieve.

SAN CARLOS DE BARILOCHE.- Aunque las grandes nevadas se siguen haciendo desear en estas latitudes, la afluencia de turistas durante las dos semanas del receso escolar de la Ciudad de Buenos Aires y de la provincia de Buenos Aires se mantuvo constante, con una ocupación hotelera cercana al 80%. Agosto también arrancó con buenos niveles de visitantes y se espera que las reservas aumenten si llegan las precipitaciones níveas que los esquiadores están esperando.

Lo cierto es que más allá de las actividades que ofrece el cerro Catedral –el centro de esquí más grande del hemisferio sur, que cuenta con cañones de fabricación de nieve para asegurar la apertura de las pistas para principiantes–, Bariloche despliega múltiples paisajes y experiencias invernales para todos los gustos.

En el kilómetros 17,5 de la avenida Bustillo, el cerro Campanario –de 1050 metros sobre el nivel del mar– regala una de las mejores vistas en 360° que un visitante puede disfrutar en Bariloche. El lugar funciona como un buen primer pantallazo para los recién llegados.

Desde lo alto de ese pequeño, pero estratégicamente bien ubicado cerro (según los fotógrafos de National Geographic, epicentro de una de las mejores siete vistas panorámicas del mundo), los visitantes pueden ver todo a su alrededor: el aeropuerto y la estepa, en el este, pasando por el centro de Bariloche, el lago Nahuel Huapi y el cerro Otto, hasta el Brazo Tristeza y el cerro Capilla en el oeste. Se puede llegar caminando o en aerosilla hasta la cima del Campanario, donde funciona una confitería, de 9 a 17.

Aerosillas

Muy cerca del centro de la ciudad, el cerro Otto es escenario de tres propuestas bien distintas: el Complejo Piedras Blancas, el Teleférico Cerro Otto y el Refugio de Arelauquen. El complejo Piedras Blancas ofrece cinco actividades para disfrutar de la nieve: trineos, zipline, snow tubing, snow safari y esquí para principiantes. Abierto de 9 a 17.30, los turistas deben consultar en las redes sociales qué opciones están habilitadas cada día, dependiendo del clima.

Piedras Blancas cuenta con 3000 metros de pistas exclusivas para trineos y medios de elevación que pueden transportar 1200 personas por hora. Se puede acceder a la cumbre del cerro en las aerosillas y luego bajar en trineos. También se puede hacer snow tubing (una especie de dona gigante para deslizarse) en una pista exclusiva de 1 kilómetro y siete curvas que aportan adrenalina. Y el snow safari consta de paseos para toda la familia en motos de nieve.

En la cima del cerro Otto –a 1405 msnm– se ubica el Complejo Turístico Teleférico Cerro Otto, con su emblemática confitería giratoria. Además de la experiencia gastronómica de 360° y una galería de arte en la que se exponen réplicas en tamaño real del David, la Piedad y el Moisés, del artista Michelangelo Buonarroti, el lugar ofrece actividades invernales (como deslizamientos en trineo, palestra y tirolesa), así como un nuevo mirador hacia el lago Nahuel Huapi.

La tirolesa tiene 60 metros de extensión y siete metros de altura desde su base, pero la sensación se agiganta por el entorno. Grandes y chicos (a partir de los 5 años) pueden también escalar en la palestra de siete metros, con rutas de distinto grado de dificultad. El servicio en el teleférico también depende de las condiciones climáticas (sobre todo, de la intensidad del viento), por lo que hay que chequear en las redes sociales del Cerro Otto.

Experiencia nocturna

En la cumbre sur del cerro Otto, a 1.300 msnm y con vistas al lago Gutiérrez, el Refugio de Arelauquen es un restaurante de montaña al que se llega tras una travesía en camionetas 4×4 y motos de nieve. La experiencia nocturna comienza en los hoteles de cada turista: los pasan a buscar y los trasladan al “club house” del Arelauquen Golf & Country Club, donde los reciben con un brindis y una degustación de fiambres. Después, los pasajeros se suben a unas camionetas Land Rover Defender y son conducidos hasta la base de las motos.

Tras la explicación sobre cómo manejar los vehículos de nieve, el trayecto en moto hasta el refugio demanda unos 20 minutos. Finalmente, la cena consta de sopa, fondue de queso y fondue de chocolate. Toda la experiencia dura unas tres horas y media: para bajar, se desanda el camino en moto de nieve y luego, otra vez en 4×4.

Hacia el este de la ciudad, también se pueden disfrutar del servicio turístico del Tren Patagónico: a lo largo de 30 kilómetros, la propuesta une esta ciudad con la estación Perito Moreno y permite descubrir los paisajes de la estepa, así como disfrutar de la gastronomía regional. El servicio sale los viernes, a las 12 -tras un almuerzo, regresa a Bariloche a las 17.20- y los sábados, a las 18 -luego de una cena, vuelve a las 23.30-.

El viaje hasta Perito Moreno dura unos 50 minutos: la formación cruza la ruta 40 y bordea por unos metros el lago Nahuel Huapi hasta girar a la derecha e internarse poco a poco en la aridez de la meseta. Tras arribar a destino, los viajeros disfrutan de una recepción en una casa de té que funciona en la vieja estación (con chocolate caliente, vino y canapés) y luego un asado con show musical en un antiguo galpón de la estancia San Ramón.

Aunque la Patagonia norte atraviesa un invierno atípico, con escasas precipitaciones y temperaturas por encima de lo esperable, quienes eligen Bariloche saben que sus encantos y sus experiencias van más allá de la nieve.

 En Bariloche, la ocupación hotelera es de casi el 80%; la gastronomía, los paseos y variadas atracciones compensan las esquivas precipitaciones de esta temporada  Read More