La campaña de Kamala Harris se entusiasma con la votación temprana y apuesta fuerte en el cierre a Pensilvania

WASHINGTON.- Kamala Harris ya tiene su plan para este lunes, el último día de su meteórica campaña presidencial: tres mítines en Pensilvania, el más crítico de los siete estados pendulares que este año decidirán al ganador de la elección presidencial en Estados Unidos. Harris terminará su campaña igual que Hillary Clinton hace ocho años, en Filadelfia, un bastión demócrata. En una pelea voto a voto por la presidencia con Donald Trump, la oleada de votos anticipados ha levantado la moral y el optimismo de los demócratas, por más que el final siga abierto.

Cerca de 70 millones de personas –una cifra histórica– ya votaron en los estados que permiten la votación anticipada, según datos de la Universidad de Florida. Las cifras que surgen de esos primeros sufragios dan cuenta de un electorado que parece más cercano al que busca la campaña de Harris que la de Trump: más mujeres que hombres, y más demócratas que republicanos, aunque la proporción de republicanos es más alta que en elecciones anteriores. Y en el crucial estado de Pensilvania, la brecha partidaria ha sido notablemente amplia: un 56,2% del voto temprano ha sido demócrata, contra un 32,7% de republicanos, más proclives por costumbre a votar el último día de la elección. La campaña de Trump disputa el optimismo demócrata: hace cuatro años, los demócratas tenían una ventaja todavía más notoria en el voto previo, denotan.

Aunque el voto anticipado no alcanza a ser un muy buen predictor del desenlace final de la elección, la campaña de Kamala Harris ha comenzado a dar señales nítidas de una mayor confianza, aun cuando las encuestas marcan una pelea voto a voto, y el humor del país parece favorecer a Trump.

“Es útil, por experiencia, cerrar una campaña presidencial con los votantes que deciden en el último momento aproximándose en dos dígitos a uno y los indecisos restantes pareciendo más amigables con a uno que a su oponente. Carrera reñida, la participación y los cuatro días de trabajo duro serán clave. Pero buen impulso”, escribió en X David Plouffe, uno de los estrategas de las campañas presidenciales de Barack Obama que Harris sumó a su equipo.

Ya el fin de semana, la jefa de la campaña de Harris, Jennifer O’Malley Dillon, había dicho que se sentían “muy, muy bien” con los datos que estaban manejando de la votación temprana.

En 2016, la campaña de Hillary Clinton también se embaló con las cifras que arrojó la votación temprana, al punto de que fuentes de la campaña indicaron en los últimos días que habían logrado sacar una cómoda ventaja con un “colchón” de votos. Pero una avalancha de votos para Trump el día de la elección dio vuelta la elección. Además, la campaña de Trump ha remarcado que este año hubo una proporción mayor de votantes republicanos entre los votantes tempraneros, una prueba, indican en la campaña opositora, del entusiasmo en el trumpismo. Una encuesta de Gallup, sin embargo, indicó que un 77% de los demócratas se mostraron entusiastas respecto de la elección, contra un 67% de los republicanos.

Además de los datos duros de la votación temprana, las encuestas sobre ese electorado también favorecen a Harris. Varias sondeos publicados en los últimos días sobre la votación temprana, incluidos sondeos de las cadenas CNN y Fox, muestran que Harris lleva la delantera con los votantes tempranos en seis de los siete estados pendulares: Arizona, Georgia, Michigan, Carolina del Norte, Pensilvania y Wisconsin. El único estado donde Trump lleva ventaja, según un sondeo de CNN, es Nevada.

En Florida, Harris adelanta a Trump 85% a 8% en el voto de los puertorriqueños, un indicio de que el rally en el Madison Square Garden donde un comediante llamó a Puerto Rico “una isla flotante de basura” ha tenido un impacto.

Otra de las señales que ha sido leída a favor de la campaña demócrata es que Trump ya ha comenzado a hacer denuncias de irregularidades en la votación en Pensilvania, un estado que ambas campañas necesitan ganar si o si para facilitar su camino hacia la Casa Blanca en el colegio electoral que elegirá al próximo presidente. De los siete estados “pendulares”, Pensilvania es el que más votos aporta, 19, un jugoso premio para llegar al número mágico de 270 votos electorales.

WASHINGTON.- Kamala Harris ya tiene su plan para este lunes, el último día de su meteórica campaña presidencial: tres mítines en Pensilvania, el más crítico de los siete estados pendulares que este año decidirán al ganador de la elección presidencial en Estados Unidos. Harris terminará su campaña igual que Hillary Clinton hace ocho años, en Filadelfia, un bastión demócrata. En una pelea voto a voto por la presidencia con Donald Trump, la oleada de votos anticipados ha levantado la moral y el optimismo de los demócratas, por más que el final siga abierto.

Cerca de 70 millones de personas –una cifra histórica– ya votaron en los estados que permiten la votación anticipada, según datos de la Universidad de Florida. Las cifras que surgen de esos primeros sufragios dan cuenta de un electorado que parece más cercano al que busca la campaña de Harris que la de Trump: más mujeres que hombres, y más demócratas que republicanos, aunque la proporción de republicanos es más alta que en elecciones anteriores. Y en el crucial estado de Pensilvania, la brecha partidaria ha sido notablemente amplia: un 56,2% del voto temprano ha sido demócrata, contra un 32,7% de republicanos, más proclives por costumbre a votar el último día de la elección. La campaña de Trump disputa el optimismo demócrata: hace cuatro años, los demócratas tenían una ventaja todavía más notoria en el voto previo, denotan.

Aunque el voto anticipado no alcanza a ser un muy buen predictor del desenlace final de la elección, la campaña de Kamala Harris ha comenzado a dar señales nítidas de una mayor confianza, aun cuando las encuestas marcan una pelea voto a voto, y el humor del país parece favorecer a Trump.

“Es útil, por experiencia, cerrar una campaña presidencial con los votantes que deciden en el último momento aproximándose en dos dígitos a uno y los indecisos restantes pareciendo más amigables con a uno que a su oponente. Carrera reñida, la participación y los cuatro días de trabajo duro serán clave. Pero buen impulso”, escribió en X David Plouffe, uno de los estrategas de las campañas presidenciales de Barack Obama que Harris sumó a su equipo.

Ya el fin de semana, la jefa de la campaña de Harris, Jennifer O’Malley Dillon, había dicho que se sentían “muy, muy bien” con los datos que estaban manejando de la votación temprana.

En 2016, la campaña de Hillary Clinton también se embaló con las cifras que arrojó la votación temprana, al punto de que fuentes de la campaña indicaron en los últimos días que habían logrado sacar una cómoda ventaja con un “colchón” de votos. Pero una avalancha de votos para Trump el día de la elección dio vuelta la elección. Además, la campaña de Trump ha remarcado que este año hubo una proporción mayor de votantes republicanos entre los votantes tempraneros, una prueba, indican en la campaña opositora, del entusiasmo en el trumpismo. Una encuesta de Gallup, sin embargo, indicó que un 77% de los demócratas se mostraron entusiastas respecto de la elección, contra un 67% de los republicanos.

Además de los datos duros de la votación temprana, las encuestas sobre ese electorado también favorecen a Harris. Varias sondeos publicados en los últimos días sobre la votación temprana, incluidos sondeos de las cadenas CNN y Fox, muestran que Harris lleva la delantera con los votantes tempranos en seis de los siete estados pendulares: Arizona, Georgia, Michigan, Carolina del Norte, Pensilvania y Wisconsin. El único estado donde Trump lleva ventaja, según un sondeo de CNN, es Nevada.

En Florida, Harris adelanta a Trump 85% a 8% en el voto de los puertorriqueños, un indicio de que el rally en el Madison Square Garden donde un comediante llamó a Puerto Rico “una isla flotante de basura” ha tenido un impacto.

Otra de las señales que ha sido leída a favor de la campaña demócrata es que Trump ya ha comenzado a hacer denuncias de irregularidades en la votación en Pensilvania, un estado que ambas campañas necesitan ganar si o si para facilitar su camino hacia la Casa Blanca en el colegio electoral que elegirá al próximo presidente. De los siete estados “pendulares”, Pensilvania es el que más votos aporta, 19, un jugoso premio para llegar al número mágico de 270 votos electorales.

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