Con la decisión de la Justicia de ordenar el levantamiento de la clausura de una obra de 75 millones de dólares encarada por la empresa Mercado Libre en el municipio de La Matanza –parate que había sido decidido por el cuestionado intendente Fernando Espinoza–, quedó momentáneamente zanjado un episodio que escaló de lo administrativo a lo empresarial y, de ambos, a un relato político imbuido del claro propósito de poner palos en la rueda y de un resentimiento que solo logra profundizar la consabida grieta que sigue dividiendo a nuestra sociedad.
Los motivos de la clausura fueron justificados por el polémico Espinoza en que a la empresa le faltaba cumplir con unos trámites administrativos que su intendencia, a modo de chicana pública, se ofrecía a resolverle porque eran “sencillos y de rápida ejecución”.
Primer punto: parece que en La Matanza lo sencillo no se resuelve sencillamente, sino con clausuras violentas y patoterismo, como aseguran trabajadores del lugar cuando agentes municipales y efectivos policiales impidieron de forma abrupta el ingreso de camiones con materiales, paralizando la obra por varias semanas.
Segundo punto: se trata de una construcción destinada a ampliar el galpón de almacenamiento de la empresa, de la que se beneficiarían más de 2300 personas por la creación de nuevos empleos en un distrito profundamente empobrecido, precisamente por la pésima administración de quien lo comanda desde 2019 y que ya había ocupado el mismo cargo entre 2005 y 2015. Si eventualmente a Mercado Libre pudo haberle faltado algún trámite –cuestión que la empresa niega– a Espinoza le faltó y le seguirá faltando visión de futuro para el crecimiento de La Matanza, al pretender cercenarles a sus ciudadanos la posibilidad de hallar trabajo en el sector privado en lugar de depender de las dádivas del Estado, de las que muchos caciques políticos han hecho un nefasto negocio electoral.
La respuesta de la empresa fue destacar que la intendencia de La Matanza no tiene jurisdicción sobre el Mercado Central, donde se está construyendo, ya que este es un ente tripartido administrado por la Nación, la ciudad de Buenos Aires y la provincia homónima. Mediante un comunicado, sostuvo además que contaba con todos los permisos requeridos para llevarla adelante y denunció judicialmente a Espinoza por haber decidido la clausura de manera arbitraria y discrecional.
El fundador y CEO de Mercado Libre, Marcos Galperin, usó la red X para criticar ese tipo de accionar. “El peronismo, 80 años combatiendo al capital y generando pobreza. En La Matanza sobran el empleo, la seguridad y el bienestar, así que combaten las nuevas inversiones y empleos. Tenemos más de 20 centros de distribución en toda América y solo ahí nos los clausuran”, afirmó irónicamente.
Como suele ocurrir con sectores políticos que están a la pesca de sacarle rédito partidario a este tipo de situaciones, durante el último paro de transportes un grupo de manifestantes de la denominada Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP) intentaron quemar neumáticos frente al centro de distribución matancero de Mercado Libre, lindero con la nueva obra, los que fueron dispersados por la Gendarmería. También miembros de La Libertad Avanza dieron su propio lamentable espectáculo abriendo el portón del predio cuando estaba clausurado y acusando a Espinoza de usurpador y polizonte.
El fallo que ordenó el levantamiento de la clausura fue dictado por el Juzgado Federal Civil Comercial y Contencioso Administrativo Nº 1 de San Martín. En él se sostiene que, si bien en algún momento la Justicia definirá cuál es el alcance del derecho de las partes, no se deben obstaculizar las obras que se lleven adelante de aquí en más en el predio en cuestión.
Mientras desde los atriles políticos se lanzan proclamas auspiciosas con vistas a un futuro mejor, en el llano de la política se acometen acciones tan virulentas como facciosas que dan cuenta de la poca predisposición a alcanzar ese objetivo que tanto necesitamos y reclamamos quienes estamos hartos de la grieta que nos separa y hunde cada vez más.
Con la decisión de la Justicia de ordenar el levantamiento de la clausura de una obra de 75 millones de dólares encarada por la empresa Mercado Libre en el municipio de La Matanza –parate que había sido decidido por el cuestionado intendente Fernando Espinoza–, quedó momentáneamente zanjado un episodio que escaló de lo administrativo a lo empresarial y, de ambos, a un relato político imbuido del claro propósito de poner palos en la rueda y de un resentimiento que solo logra profundizar la consabida grieta que sigue dividiendo a nuestra sociedad.
Los motivos de la clausura fueron justificados por el polémico Espinoza en que a la empresa le faltaba cumplir con unos trámites administrativos que su intendencia, a modo de chicana pública, se ofrecía a resolverle porque eran “sencillos y de rápida ejecución”.
Primer punto: parece que en La Matanza lo sencillo no se resuelve sencillamente, sino con clausuras violentas y patoterismo, como aseguran trabajadores del lugar cuando agentes municipales y efectivos policiales impidieron de forma abrupta el ingreso de camiones con materiales, paralizando la obra por varias semanas.
Segundo punto: se trata de una construcción destinada a ampliar el galpón de almacenamiento de la empresa, de la que se beneficiarían más de 2300 personas por la creación de nuevos empleos en un distrito profundamente empobrecido, precisamente por la pésima administración de quien lo comanda desde 2019 y que ya había ocupado el mismo cargo entre 2005 y 2015. Si eventualmente a Mercado Libre pudo haberle faltado algún trámite –cuestión que la empresa niega– a Espinoza le faltó y le seguirá faltando visión de futuro para el crecimiento de La Matanza, al pretender cercenarles a sus ciudadanos la posibilidad de hallar trabajo en el sector privado en lugar de depender de las dádivas del Estado, de las que muchos caciques políticos han hecho un nefasto negocio electoral.
La respuesta de la empresa fue destacar que la intendencia de La Matanza no tiene jurisdicción sobre el Mercado Central, donde se está construyendo, ya que este es un ente tripartido administrado por la Nación, la ciudad de Buenos Aires y la provincia homónima. Mediante un comunicado, sostuvo además que contaba con todos los permisos requeridos para llevarla adelante y denunció judicialmente a Espinoza por haber decidido la clausura de manera arbitraria y discrecional.
El fundador y CEO de Mercado Libre, Marcos Galperin, usó la red X para criticar ese tipo de accionar. “El peronismo, 80 años combatiendo al capital y generando pobreza. En La Matanza sobran el empleo, la seguridad y el bienestar, así que combaten las nuevas inversiones y empleos. Tenemos más de 20 centros de distribución en toda América y solo ahí nos los clausuran”, afirmó irónicamente.
Como suele ocurrir con sectores políticos que están a la pesca de sacarle rédito partidario a este tipo de situaciones, durante el último paro de transportes un grupo de manifestantes de la denominada Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP) intentaron quemar neumáticos frente al centro de distribución matancero de Mercado Libre, lindero con la nueva obra, los que fueron dispersados por la Gendarmería. También miembros de La Libertad Avanza dieron su propio lamentable espectáculo abriendo el portón del predio cuando estaba clausurado y acusando a Espinoza de usurpador y polizonte.
El fallo que ordenó el levantamiento de la clausura fue dictado por el Juzgado Federal Civil Comercial y Contencioso Administrativo Nº 1 de San Martín. En él se sostiene que, si bien en algún momento la Justicia definirá cuál es el alcance del derecho de las partes, no se deben obstaculizar las obras que se lleven adelante de aquí en más en el predio en cuestión.
Mientras desde los atriles políticos se lanzan proclamas auspiciosas con vistas a un futuro mejor, en el llano de la política se acometen acciones tan virulentas como facciosas que dan cuenta de la poca predisposición a alcanzar ese objetivo que tanto necesitamos y reclamamos quienes estamos hartos de la grieta que nos separa y hunde cada vez más.
La clausura de una obra de Mercado Libre fue un claro símbolo de la imposición de la politiquería sobre el diálogo y las oportunidades de un futuro mejor Read More