El increíble récord de una mujer de Carolina del Norte: corrió 7 maratones en 7 continentes en una semana

Smita Warrier, una dentista de 50 años residente en Waxhaw, Carolina del Norte, logró completar el exigente World Marathon Challenge, que consiste en correr siete maratones en siete días en los siete continentes. La competencia, considerada una de las más duras del mundo, exige una excelente preparación atlética y la capacidad de adaptarse rápidamente a los cambios de clima, husos horarios y condiciones de carrera extremas.

La experiencia, que involucró correr un total de 295 kilómetros y desplazarse más de 45.000 kilómetros en avión entre los distintos continentes, la convirtió en la primera mujer del área de Charlotte en alcanzar esta meta. Su participación, además, tuvo un fin solidario: recaudó fondos para una organización que impulsa la educación de niñas en India, su país de origen.

El desafío y la preparación

Durante seis meses, Warrier llevó adelante una exigente rutina de entrenamiento que incluyó correr hasta 146 kilómetros semanales. En busca de replicar el desgaste físico y la recuperación acelerada que implicaría el desafío, durante el fin de semana de Acción de Gracias completó tres maratones consecutivos en su propio vecindario. “Quería ver si era capaz de hacerlo con tan poca recuperación entre cada carrera”, explicó a The Charlotte Observer.

A pesar de haberse enfermado en los días previos al viaje, no canceló su participación y confió en que su preparación había sido suficiente. Los entrenamientos incluyeron resistencia física y preparación mental, con foco en la gestión del cansancio, el sueño y la alimentación. “Mentalmente, me sentí fuerte durante todo el desafío”, señaló.

Motivaciones personales y benéficas

El desafío tuvo para Warrier una motivación doble: por un lado, comprobar sus propios límites como maratonista; por otro, contribuir a una causa que la moviliza profundamente. La corredora recaudó cerca de US$20,000 para Sakhi for Girls Education, una organización que promueve el acceso a la educación para niñas en situación de vulnerabilidad en Mumbai, India.

“Quería hacer algo más grande que yo misma”, expresó a The Charlotte Observer. Según explicó, haber crecido en India le permitió ver de primera mano las dificultades que enfrentan muchas niñas para acceder a la escuela. “Sabía que si lograba completar este desafío, también podría darle visibilidad a esta causa y ayudar a que más chicas tengan la oportunidad de estudiar”.

Siete maratones, siete climas, siete días

La primera carrera fue en la Antártida, con temperaturas de -9 °C y un circuito que obligaba a pisar con cuidado. “Fue la más dura, sin dudas”, admitió Warrier. Allí corrieron en un triángulo de 4,2 kilómetros que repitieron diez veces. Desde ese punto, el grupo voló directo a Ciudad del Cabo, Sudáfrica, donde los 24 °C marcaron un contraste fuerte con el frío polar.

La tercera jornada fue en Perth, Australia, con una maratón nocturna junto al agua. Luego se trasladaron a Dubái, con un recorrido sobre asfalto. En Madrid, España, corrieron en un circuito de Fórmula 1 con subidas y bajadas que según la corredora le exigieron un esfuerzo extra.

En Fortaleza, Brasil, las altas temperaturas volvieron la sexta maratón especialmente exigente. El cierre fue en Miami, Florida, donde Warrier cruzó la meta rodeada de su familia y amigos, tras completar un desafío que la llevó a correr en siete continentes en apenas una semana.

Smita Warrier, una dentista de 50 años residente en Waxhaw, Carolina del Norte, logró completar el exigente World Marathon Challenge, que consiste en correr siete maratones en siete días en los siete continentes. La competencia, considerada una de las más duras del mundo, exige una excelente preparación atlética y la capacidad de adaptarse rápidamente a los cambios de clima, husos horarios y condiciones de carrera extremas.

La experiencia, que involucró correr un total de 295 kilómetros y desplazarse más de 45.000 kilómetros en avión entre los distintos continentes, la convirtió en la primera mujer del área de Charlotte en alcanzar esta meta. Su participación, además, tuvo un fin solidario: recaudó fondos para una organización que impulsa la educación de niñas en India, su país de origen.

El desafío y la preparación

Durante seis meses, Warrier llevó adelante una exigente rutina de entrenamiento que incluyó correr hasta 146 kilómetros semanales. En busca de replicar el desgaste físico y la recuperación acelerada que implicaría el desafío, durante el fin de semana de Acción de Gracias completó tres maratones consecutivos en su propio vecindario. “Quería ver si era capaz de hacerlo con tan poca recuperación entre cada carrera”, explicó a The Charlotte Observer.

A pesar de haberse enfermado en los días previos al viaje, no canceló su participación y confió en que su preparación había sido suficiente. Los entrenamientos incluyeron resistencia física y preparación mental, con foco en la gestión del cansancio, el sueño y la alimentación. “Mentalmente, me sentí fuerte durante todo el desafío”, señaló.

Motivaciones personales y benéficas

El desafío tuvo para Warrier una motivación doble: por un lado, comprobar sus propios límites como maratonista; por otro, contribuir a una causa que la moviliza profundamente. La corredora recaudó cerca de US$20,000 para Sakhi for Girls Education, una organización que promueve el acceso a la educación para niñas en situación de vulnerabilidad en Mumbai, India.

“Quería hacer algo más grande que yo misma”, expresó a The Charlotte Observer. Según explicó, haber crecido en India le permitió ver de primera mano las dificultades que enfrentan muchas niñas para acceder a la escuela. “Sabía que si lograba completar este desafío, también podría darle visibilidad a esta causa y ayudar a que más chicas tengan la oportunidad de estudiar”.

Siete maratones, siete climas, siete días

La primera carrera fue en la Antártida, con temperaturas de -9 °C y un circuito que obligaba a pisar con cuidado. “Fue la más dura, sin dudas”, admitió Warrier. Allí corrieron en un triángulo de 4,2 kilómetros que repitieron diez veces. Desde ese punto, el grupo voló directo a Ciudad del Cabo, Sudáfrica, donde los 24 °C marcaron un contraste fuerte con el frío polar.

La tercera jornada fue en Perth, Australia, con una maratón nocturna junto al agua. Luego se trasladaron a Dubái, con un recorrido sobre asfalto. En Madrid, España, corrieron en un circuito de Fórmula 1 con subidas y bajadas que según la corredora le exigieron un esfuerzo extra.

En Fortaleza, Brasil, las altas temperaturas volvieron la sexta maratón especialmente exigente. El cierre fue en Miami, Florida, donde Warrier cruzó la meta rodeada de su familia y amigos, tras completar un desafío que la llevó a correr en siete continentes en apenas una semana.

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