El otoño llega con una alfombra crujiente y colorida de hojas secas. Para muchas personas esto significa una sola cosa: rastrillo y bolsas de residuos listas para deshacerse de ellas.
Otras personas, en cambio, ven en esas hojas un recurso valiosísimo para mejorar la fertilidad del suelo y fortalecer la salud del jardín.
Si en lugar de descartarlas, las incorporamos a la tierra de manera estratégica, podemos transformar un simple montón de hojas en un abono natural, protector del suelo y fuente de vida para las plantas.
Un tesoro natural
Las hojas que caen en otoño son el resultado de un proceso natural en el que los árboles reabsorben nutrientes antes de desprenderse de su follaje, para asegurar su supervivencia durante el invierno.
Pero lo interesante es que esos nutrientes no desaparecen, sino que quedan atrapados en las hojas. Si permitimos que se descompongan en el suelo, regresarán en forma de materia orgánica disponible para las plantas.
Esto ocurre de manera espontánea en los bosques, donde el suelo fértil y mullido que vemos bajo los árboles es el resultado de siglos de hojas en descomposición. En nuestros jardines urbanos, podemos imitar este proceso y convertir las hojas en aliadas del suelo.
Además, “las hojas secas son el hogar para la fauna del lugar como las lombrices, esenciales para la salud del suelo, pequeños insectos que sirven de alimento a las aves que queremos en nuestro jardín y larvas que se transformarán en mariposas”, señala la paisajista Paqui Arias.
Las hojas son un colchón que amortigua los cambios meteorológicos en el suelo, como lluvias, altas y bajas temperaturas; sin ellas perdemos porosidad y aireación
Paqui Arias
Un acolchado para abrigar el suelo
El mulching o acolchado consiste en cubrir el suelo con una capa de hojas secas, creando una barrera que protege las raíces de los cambios de temperatura, mantiene la humedad y evita la proliferación de malezas.
Prepararlo es muy fácil: se esparce una capa de 5 a 10 cm de hojas trituradas alrededor de árboles, arbustos y plantas de huerta, evitando que las hojas toquen directamente los troncos o tallos para prevenir hongos. Con el tiempo, las hojas se irán descomponiendo y enriquecerán la tierra con materia orgánica.
Por otra parte, las hojas secas son el ingrediente perfecto para equilibrar el compost, ya que aportan carbono, esencial para la correcta descomposición de los restos orgánicos de la cocina (ricos en nitrógeno).
Añadirlas al compost es muy sencillo: se deben alternar capas de hojas secas con restos de frutas, verduras y poda verde, se humedece ligeramente la mezcla para favorecer la descomposición y se recomienda revolver cada dos semanas para airear y acelerar el proceso.
Al cabo de unos meses, se obtendrá un compost rico en nutrientes para revitalizar tus plantas
Otra alternativa para aprovechar las hojas en otoño y alimentar el suelo es crear simplemente humus de hojas, un abono similar al compost, pero más liviano y con una textura fina que mejora la estructura del suelo y retiene la humedad.
5 flores silvestres increíbles que cuidan la salud de tu jardín
Para hacerlo, se juntan las hojas en un rincón del jardín o en un contenedor de compost, se humedecen de vez en cuando y dejan descomponer naturalmente durante 6 a 12 meses. Una vez que las hojas se convierten en un sustrato oscuro y esponjoso, el preparado se puede incorporar al suelo o usar como cobertura en macetas y canteros.
¿Todas las hojas sirven?
Aunque la mayoría de las hojas secas son beneficiosas, hay algunas excepciones. Se debe evitar usar hojas enfermas o con plagas, como las de frutales afectados por hongos o virus.
También es recomendable evitar grandes cantidades de hojas de nogal (Juglans spp.), ya que contienen juglona, una sustancia que puede inhibir el crecimiento de algunas plantas.
Cada vez que barremos las hojas y las enviamos a la basura, estamos perdiendo un recurso clave para el equilibrio del suelo
En lugar de desecharlas, podemos devolver las hojas a la tierra de manera inteligente, imitando los procesos naturales y ayudando a que el jardín prospere con menos esfuerzo y más sustentabilidad.
El otoño llega con una alfombra crujiente y colorida de hojas secas. Para muchas personas esto significa una sola cosa: rastrillo y bolsas de residuos listas para deshacerse de ellas.
Otras personas, en cambio, ven en esas hojas un recurso valiosísimo para mejorar la fertilidad del suelo y fortalecer la salud del jardín.
Si en lugar de descartarlas, las incorporamos a la tierra de manera estratégica, podemos transformar un simple montón de hojas en un abono natural, protector del suelo y fuente de vida para las plantas.
Un tesoro natural
Las hojas que caen en otoño son el resultado de un proceso natural en el que los árboles reabsorben nutrientes antes de desprenderse de su follaje, para asegurar su supervivencia durante el invierno.
Pero lo interesante es que esos nutrientes no desaparecen, sino que quedan atrapados en las hojas. Si permitimos que se descompongan en el suelo, regresarán en forma de materia orgánica disponible para las plantas.
Esto ocurre de manera espontánea en los bosques, donde el suelo fértil y mullido que vemos bajo los árboles es el resultado de siglos de hojas en descomposición. En nuestros jardines urbanos, podemos imitar este proceso y convertir las hojas en aliadas del suelo.
Además, “las hojas secas son el hogar para la fauna del lugar como las lombrices, esenciales para la salud del suelo, pequeños insectos que sirven de alimento a las aves que queremos en nuestro jardín y larvas que se transformarán en mariposas”, señala la paisajista Paqui Arias.
Las hojas son un colchón que amortigua los cambios meteorológicos en el suelo, como lluvias, altas y bajas temperaturas; sin ellas perdemos porosidad y aireación
Paqui Arias
Un acolchado para abrigar el suelo
El mulching o acolchado consiste en cubrir el suelo con una capa de hojas secas, creando una barrera que protege las raíces de los cambios de temperatura, mantiene la humedad y evita la proliferación de malezas.
Prepararlo es muy fácil: se esparce una capa de 5 a 10 cm de hojas trituradas alrededor de árboles, arbustos y plantas de huerta, evitando que las hojas toquen directamente los troncos o tallos para prevenir hongos. Con el tiempo, las hojas se irán descomponiendo y enriquecerán la tierra con materia orgánica.
Por otra parte, las hojas secas son el ingrediente perfecto para equilibrar el compost, ya que aportan carbono, esencial para la correcta descomposición de los restos orgánicos de la cocina (ricos en nitrógeno).
Añadirlas al compost es muy sencillo: se deben alternar capas de hojas secas con restos de frutas, verduras y poda verde, se humedece ligeramente la mezcla para favorecer la descomposición y se recomienda revolver cada dos semanas para airear y acelerar el proceso.
Al cabo de unos meses, se obtendrá un compost rico en nutrientes para revitalizar tus plantas
Otra alternativa para aprovechar las hojas en otoño y alimentar el suelo es crear simplemente humus de hojas, un abono similar al compost, pero más liviano y con una textura fina que mejora la estructura del suelo y retiene la humedad.
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Para hacerlo, se juntan las hojas en un rincón del jardín o en un contenedor de compost, se humedecen de vez en cuando y dejan descomponer naturalmente durante 6 a 12 meses. Una vez que las hojas se convierten en un sustrato oscuro y esponjoso, el preparado se puede incorporar al suelo o usar como cobertura en macetas y canteros.
¿Todas las hojas sirven?
Aunque la mayoría de las hojas secas son beneficiosas, hay algunas excepciones. Se debe evitar usar hojas enfermas o con plagas, como las de frutales afectados por hongos o virus.
También es recomendable evitar grandes cantidades de hojas de nogal (Juglans spp.), ya que contienen juglona, una sustancia que puede inhibir el crecimiento de algunas plantas.
Cada vez que barremos las hojas y las enviamos a la basura, estamos perdiendo un recurso clave para el equilibrio del suelo
En lugar de desecharlas, podemos devolver las hojas a la tierra de manera inteligente, imitando los procesos naturales y ayudando a que el jardín prospere con menos esfuerzo y más sustentabilidad.
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